вє мιηє 🌙 [ уσσηмιη ] 🌙

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En esta manada de muertos, Lee Minho se alza como el Alfa, un ser cuyo corazón dejó de latir hace mucho tiempo. Egoísta y despiadado, es un asesino sin remordimientos, un hombre convertido en bestia que desconfía y desprecia a todos a su alrededor.

Taeyeon, por otro lado, es la Omega que pertenece a este Alfa. Su corazón destrozado late en su pecho, su belleza tan deslumbrante que deja sin aliento, pero su espíritu está tan muerto como los cuerpos sin vida que la rodean. Un rostro marcado por una cicatriz que con el paso de los años se ha convertido en piel muerta. Una sonrisa falsa es todo lo que puedes esperar de ella si es que llegas a pedírsela, pues ya no le queda nada más que ofrecer.

En el seno de la familia, Lee Yoongi se presenta como el Alfa más joven, siempre alerta ante cualquier amenaza. Sus ojos rojos reflejan una frialdad y un odio puro que fluye en su sangre. Su cuerpo muestra las marcas de las batallas y los golpes de la vida. No persigue la felicidad, sino más bien anhela deshacerse de la constante voz en su cabeza que le recuerda dolorosos recuerdos innecesarios.

Por otro lado, Lee Yifan es el hijo que decidió abandonar a su familia, dejándolos atrás por amor a un Omega con el que ahora tiene un cachorro. Aunque anhelaba salvar a su familia de un futuro frío y hostil, no podía arriesgar a su pequeña familia. A pesar de su partida, siente la añoranza de su familia y su corazón poco a poco se va curando, aunque siempre quedará una pequeña grieta que nunca se cerrará del todo.

Lee Yoongi, una vez un niño indefenso, ahora se ha convertido en un implacable asesino. Como heredero del sombrío imperio de su padre, su nombre resuena en los oídos de los lobos salvajes y los desafectos, que acuden a su llamado con aullidos depredadores. Con dientes afilados goteando sangre y garras desgarrando la carne, él encarna el espíritu de la venganza.

Después de doce años de meticulosa planificación, Lee Minho ha decidido regresar a la guerra sin involucrar a su familia. Taeyeon, una vez más, será recluida en su habitación, mientras que su único heredero, Lee Yoongi, lo acompañará en el frente. La venganza que tanto anhelaban finalmente se hará realidad, y qué mejor manera de hacer sufrir a sus enemigos que arrebatándoles lo que más aman en este mundo: el pequeño hijo Omega.

-Yoongi, ¿todo está en orden? -disfrutaba de su sillón con una copa de vino en la mano, mientras su hijo permanecía de pie a su lado, sin mostrar ninguna expresión.

-Sí, todo está preparado según tus órdenes -Yoongi se arrodilló junto al sillón, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto. Minho sonrió con orgullo al ver el buen trabajo que su hijo menor había realizado.

-Bien, puedes retirarte -volvió su mirada a la chimenea y, sin mover un solo dedo, la leña se encendió, creando un fuego intenso y ardiente.

-Con su permiso. -Yoongi se levantó y abandonó la sala sin expresar ni objetar nada. Caminó por los pasillos oscuros y silenciosos de la mansión, perdido en sus pensamientos sobre lo que está por venir.

Durante esos doce años, Yoongi había desarrollado un don extraño que descubrió después de ser liberado de aquel cuarto oscuro. Con el tiempo, logró dominarlo a la perfección, pero también aprendió muchas cosas. Aprendió a odiar, a herir y a matar a personas inocentes, tal como su padre quería. Sin embargo, a pesar de todo eso, todavía se sentía vacío, como si hubiera algo que le faltara. Un hueco que no podía llenar con su sed de sangre ni con el orgullo de su padre. Había algo más, algo que desconocía, y ese sentimiento lo atormentaba.

Mientras tanto, en el bosque invernal, se avecinaba un evento importante: el vigésimo primer cumpleaños de Park Jimin, el cachorro del Alfa líder Jung Yong Hwa. Todos los Alfas se preparaban para la gran fiesta, esperando tener la oportunidad de bailar con el preciado Omega. Lee Taemin estaba especialmente emocionado, ya que ese día también se haría oficial su compromiso con Jimin, el Omega de sus sueños.

El compromiso había sido planeado por Jung Yong Hwa, ya que Jimin aún no había encontrado a su Alfa destinado. Aunque Moonbyul no estaba completamente de acuerdo, decidió dejar pasar la situación por el bien de su hijo. Taemin era el afortunado que estaría junto a Jimin para siempre y ocuparía el lugar de su suegro como el nuevo Alfa de la manada.

En lo que todos se preparaban, el pequeño Omega se escondía de los sirvientes que lo buscaban para terminar de arreglarlo para la ceremonia de compromiso. Jimin salió al patio de la mansión, suspirando cansado por todo el alboroto y la asfixiante atención. A diferencia de algunos Omegas que disfrutan de lo extravagante y llamar la atención, a él no le agradaba la idea de tener miles de ojos observando cada movimiento que hacía. Se sentó en una banca libre de nieve y apoyó los codos en sus rodillas, mirando pensativo hacia la nada.

-Hey, cumpleañero, ¿no estás contento de cumplir veintiún años? -Baekhyun llegó y se sentó a su lado, preocupado por la aura triste y el inusual silencio que rodeaban a su cachorro.

-Hyung, no tiene sentido que lo disfrute si al final todo se desmorona frente a mí -Jimin se enderezó en su asiento, cerrando los ojos para contener las lágrimas.

-¿Por qué dices eso? ¿Ha pasado algo? -Baekhyun tomó una de las manos de Jimin y, con ambas manos, la sostuvo para brindarle apoyo y animarlo a que le contara qué le estaba sucediendo. Su cachorro no había llorado desde los nueve años, por lo que era extraño verlo así.

-Escuché que... mi padre quiere comprometerme con Taemin hyung. No puede esperar a que encuentre a mi Alfa destinado -una lágrima solitaria se deslizó por la tierna mejilla de Jimin. Baekhyun sintió un gran pesar por su pequeño.

-Pero ¿eso no es bueno? Me dijiste que Taemin era adecuado y que tu Omega no lo rechaza para nada. ¿No es mejor así? -Baekhyun eliminó las lágrimas que corrían por las mejillas del menor y lo abrazó, ocultando su rostro en su cuello para que nadie pudiera verlo llorar.

-Sí... es adecuado, pero no lo amo y no creo que pueda amarlo. Lo he intentado, pero simplemente no puedo -Jimin apartó sus manos de las de Baekhyun y cubrió su rostro, tratando de ocultar su tristeza. Amaba a su padre, pero no quería pasar el resto de su vida con alguien que no era su Alfa destinado.

-Bebé, lamento todo esto, pero es por tu bien. No puedes desperdiciar tu juventud esperando a alguien que quizá nunca aparezca -Baekhyun extendió su mano para acariciar suavemente el cabello del menor, mientras lo acercaba a su hombro. Canturreó una suave canción que había aprendido de la madre de Jimin, tratando de reconfortarlo.

El sueño de Jimin era tener una pareja como la que su padre había tenido cuando era joven. Alguien con quien compartir sentimientos, pensamientos y el alma misma. Anhelaba compartir toda su vida con esa persona, hasta la inevitable muerte. No estaba dispuesto a conformarse con alguien que no fuera su compañero destinado, esa persona que estuviera ligada a su alma y corazón. Ansiaba tanto ese encuentro, pero ahora se sentía atrapado por el compromiso con Taemin. Quizás sería mejor rendirse y aceptar que esa persona nunca llegaría, a menos que decidiera dejar la manada, lo cual era prácticamente imposible.

-Como quisiera pedir un último deseo antes de... antes de abandonar mis sueños. Solo quiero verlo, conocerlo, aunque sea conocer su nombre. - Jimin susurró con la voz entrecortada por la tristeza, mientras Baekhyun lo escuchaba en silencio, deseando poder hacer algo más para consolar a su querido amigo.

Oh, diosa Luna, te ruego que me ayudes a cumplir el último deseo de este hijo tuyo. Solo esta vez...

¿Listos? Se acerca el reencuentro ⭐️🌙🥰