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El solo hecho de sentir algo era meramente extraño, ser conciente del ligero latir de su corazón también era una mala señal, que se diera cuenta de todas esas cosas también era un error.

No tiene derecho a sentir, no tiene derecho a tener o pedir algo a las personas, no tiene derecho a amar o desear algo, ni siquiera tiene derecho a seguir viviendo pero seguía existiendo porque tiene alguna misión que cumplir en vida todavía.

Hace años que había dejado de intentar terminar con su vida, intento todos los métodos posibles que conocía desde pequeño.

Desangrarse, tomar veneno, dietas peligrosas, quemarse e incluso tirarse de lugares altos. Siempre terminaba en su habitación como si nada, solo recordaba el dolor infernal que sentía en el momento y lo único que le recordaba que era real eran todas las cicatrices y secuelas que a tenido a causa de esos intentos de suicidio.

Por eso es que no puede participar de las torturas como su compañero Jackson, él se encarga de las torturas mientras que Yoongi mira e interroga a la víctima.

–¿Listo para hacer el trabajo duro? —pregunta Jackson con una sonrisa pícara mientras se pone sus guantes, evitando que la sangre toque sus expertas manos.

–¿Tengo alguna otra opción? —suspira, cruzando los brazos mientras observa a Jackson preparar sus "herramientas" para la tarea.

–No, solo estoy bromeando contigo —ríe sutilmente antes de abrir la puerta e invitarlo a pasar primero con un gesto de cabeza.

El pelinegro avanzó, fijando su mirada en un charco de sangre con un cuerpo pequeño sobre él, completamente inmóvil.

–Sabemos que no estás muerto, así que levántate antes de que te corte las piernas y realmente no puedas moverte —levantó el pie y presionó con fuerza el costado del niño, arrancándole un grito de dolor.

–Vaya, hoy no pareces de buen humor —Jackson cerró la puerta y, de manera automática, todas las antorchas se encendieron al mismo tiempo. Sonrió con malicia. —Tengo suerte, tal vez tú hagas mi trabajo por mí.

–No te arriesgues demasiado, idiota —dijo mientras agarraba al chico por el cabello, examinando su rostro detenidamente. Sin embargo, notó algo extraño.

Tenía moretones recientes en su cuerpo, cortes en sus piernas, una mejilla hinchada y el labio partido. Una sonrisa ladina se dibujó en el rostro de Jackson, burlándose de la situación.

–¿Ya te han maltratado lo suficiente? —preguntó con malicia, disfrutando de su sufrimiento.

El chico respondió con un chillido desgarrador, su voz sonaba desafinada y entrecortada.

–¡NO!

El pelinegro estrelló su cabeza contra el suelo con furia, dejando escapar su ira.

–¡A MÍ NO ME GRITES, MALDITA BASURA! —gritó, mientras observaba al chico con desprecio– Fui yo quien te salvó una vez, y también puedo acabar contigo en un abrir y cerrar de ojos si así lo deseo.

De repente, comenzó a reír de manera siniestra, como si ver al chico ensangrentado fuera la cosa más divertida del mundo.

–De todas formas, ¿quién se acordará de ti? ¿Tu familia? Todos están muertos. ¿Tus amigos? Puedo hacer que su sufrimiento termine para que no te sientas solo.

–¡Vete al infierno, maldito enfermo! —el chico, lleno de rabia y dolor, escupió en la cara del hombre, manchando su rostro con su propia sangre. La sonrisa retorcida en el rostro del hombre se convirtió en una expresión de repulsión mientras obligaba al chico a girar la cabeza hacia un lado.

вє мιηє 🌙 [ уσσηмιη ] 🌙Where stories live. Discover now