Capitulo Ⅳ.

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Alessandra Joseph.

-Hace días me encontré con tu novio. - Carcajeo. -Más robusto y más feo cada vez más.

Hacía tanto que no escuchaba de él, quizás el primer amor no suele dejarte tan buenas expectativas de lo que realmente se trata, si no te deja sin ganas de no conocer a nadie mas por el resto de tu vida.

Quizás uno de mis primeros efectos mariposa se volvieron durante esa etapa de secundaria, el creyéndose tan inalcanzable que lo terminaban teniendo todas después y durante de tenerme.

Que de amor se volvió convirtiendo en asco, en odio y lo mas despreciable que pudiese existir hacia una persona tan nefasta.

-Basta. - Mama corto las burlas al mirarme disociando en la mesa tan temprano.

- ¿Te acuerdas cuando decía que eras su esposa? -Carcajeo.

-Solo fue su momento humilde. - Rio. -Aparte ahora todas eran sus esposas.

-Solo de recordar me da asco. -Bufé y sorbí él Te helado.

- ¿Por qué terminaron? -Sonrío. -Es una de mis historias favoritas.

-Por qué el necesitaba algo como él. -Le miré y sonreí.

-Estuve casi segura de que te casarías con él. -Carcajeo.

-Que extraña manera de decir que te aburrieron los cinco años de estar con él.

-Dehecho cuando me lo encontré se me quedo bien feo y después se empezó a reír.

-Es un idiota.

-Sigue dando asco. -Sonreí al hablar para mí.

- ¿Perdon?

-Nada.

- ¿Aun lo defiendes?

- ¿La verdad? Es que me da igual, para mi dejo de existir desde que lo saque de mi vida.

-Tienes razón.

-Siempre la tengo. -Me levanté de la mesa, besándole la frente a mama y tan pronto salí de la casa para dirigirme ala cafetería. Aún tenía la conversación de esta mañana, el cómo podían hablar tan normal de una persona tan asquerosa y repugnante, no tendría siquiera Valia la pena ser nombrado en el desayuno.

Ricitos de café estaba sentado mirando un libro pequeño se miraba tan entretenido y a la vez tan sexy. -

Cada día más me interesaba, permanecí estudiando la mayoría del día que a cada rato pasaba y me miraba. Su mirada era tan indescriptible, sus ojos castaños me miraban a mí y sentía un impulso de creer que su mirada me pertenecería. Que fuese como siempre lo leí, que me viera como si fuese esa única estrella.

-Hola. -Sonrío con una tarta de cacao en su mano. - ¿Puedo? -Asentí con la cabeza. - ¿Examen de admisión? -Sonrío.

-Si. -Sonreí.

-Eso pense, no quería interrumpir, pero llevas bastantes horas aquí, no lo se. -Pauso. -Te traje comida. -Sonrío.

-Gracias. -Me quité los lentes y cerré los libros. - ¿Trabajas todo el tiempo aquí? -No sabía que decir, el solo me miraba con sus ojos tan brillantes que justo olvidaba como respirar.

-Si, solo es provisional. -Me miro más detalladamente, o al menos eso leí de su expresión corporal. - ¿Qué hay de ti?

-Solo estudio y vivo de los libros. -Sonreí. Normalmente no hablaba sobre mí, parecía algo tan agridulce con tan solo decir "Yo tengo", "Yo soy" dios parecía tan patética hablar de mí.

STAY ALIVE.Where stories live. Discover now