Capitulo ⅫⅠ

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Alessandra Joseph.

-Ustedes como aprendieron a vivir sin ellos, tus papas, tu marido. -Tomo de la mano a mama. - Yo no puedo superar a mi mama. -Sus ojos se cristalizaron y mama solo le tomo la mano.

-Ya déjala ir. -Murmuró mama. La niña pasaba saltando de un lado a otro, mi cabeza daba vueltas, pero mama insistía en salir.

-Es algo que me preocupa, mis hijas. -

-Supéralo por ellas. -Mama se alejó de ella y me miro. - En tu nieto.

-Ellas ya tienen marido. -Murmuro. -Pero Carmen, me preocupa mi Carmen. - De toda la familia ella era la ultima por casarse, nunca entendí la urgencia de tener pronto un esposo.

-Ella tambien tiene que hacer su vida, pero tu puedes ser parte de ella. - Negó con la cabeza. -Debes entender que ellos siempre estarán aquí mientras los recuerdes.

Me quede quieta, sabía que podía relacionar ese tema de conversación con mi relación de papa y mía, pero realmente tenías bloqueadas tantas cosas, tanto que sentir. Al final me adelante, mama seguía con el tema incluso en la mañana siguiente que estuvo hablando con Mónica durante el almuerzo.

-Al menos tu te escudaste en una bebe, tenias a Jen.-Mustio. Como si fuera tan lindo haberte echo cargo de otra niña y desplazar a otra intentando digerir por que papa murió.

-Ella tambien tiene a sus nietos.

-Pero tu te dedicaste a ella. - Decía orgullosa. Por otra parte, yo cantaba más fuerte, necesitaba quedarme afónica antes de decirle que su hija no era respuesta completa al perder a papa. – Ella te salvo.

Basta, deja de hablar. Nadie salvo nada, mama solo se perdió durante semanas, meses enteros y al final solo vivió con ello.

-Solo aprendes a vivir sin el. -Murmure mientras miraba la comida.

-Exacto. -Mónica hablo denuevo. - Aprendes a vivir con o sin ellos. -Continúo hablando, mi cuerpo estaba presente pero la deje de escuchar por mi bien.

-¿Ale?.-Mama me toco el muslo de la pierna, hizo que diera un salto pequeño y volviera.-¿Pasa algo?.-Negue con la cabeza y continue comiendo.

Empezaba a creer que mama si necesitaba tener un remplazo para superar algo, pero porque nunca se escondió en mis faldas, porque nunca creyó que podía salvarla si siempre estuve allí. Tirada en la puerta esperando a que me abriera, escondiéndole todas esas pastillas que tomaba para olvidar a papa, que no se ahogara en la amargura del dolor. Pero aun asi no sirvió de nada, no sirvió siquiera hacer algo para ser el salvavidas de mama como creí.

-¿Mami?.- Mama volvió a hablarme.

-Ire a ver a los enanos. -Me levante de la silla y corre a mi habitación donde estaban los gatitos pequeños que nacho había engendrado.

No siempre iba a encontrar algún pretexto para huir, realmente tenía cosas que pensar, pero no sabía con exactitud que era. Revise el móvil y tenia mensajes pendientes de Ax.

-Disculpa, me estaba cortando las venas. -Respondí.

-No Rocio. -Pauso unos minutos. -No hagas eso.-

-Pues. -Siquiera estaba haciéndome algo como realmente quería, solo necesitaba estar en terapia lavando los trastes y organizando la casa con canciones de señora divorciada y con diez hijos.

-No te lastimes. -Finalizo para pronto llamarme, me quede mirando como sonaba, no quería hablar, quería quedarme tirada en la cama llorando por no ser nada para nadie, ni para mama en sus momentos en los que perdió al gran amor de su vida.

Aun estaba con el blusón de seda color negro, pantuflas de kuromi y un suéter echo a mano por mi ya desgastado, mi habitación era la pista de baile, el rock and roll destellando por el tocadiscos, nacho siendo mi pareja de baile y los enanos durmiendo cercas de la pc.

-Ale.-Mama toco la puerta.-¿Puedo entrar?

-Entra.-Me senté de golpe en el suelo, nacho me miro feo por no dejarlo dormir, corrió ala cama y se acostó. Mama solo lo miro y sonrío.

-Tu hermana vendrá. -Me miro a los ojos. -Y Eveling con Fidel tambien vendrán.

-Chisme de adultos. -Me levante y saque la caja de galletas ginger que suele estar lleno de hilos y cosas por tejer. -Me interesan ambos. -Mama solo carcajeo, esperaba a que me diera igual o algo parecido por mi.

-¿Mañana quieres salir?.-Sugirió mientras tocaba a los enanos.

-Si. -Sonreí. -¿Podríamos ir a desayunar a la ciudad?.- Mama asintió con la cabeza y me sonrío.- Pero no lleves a nadie.

-¿Por qué no te gusta convivir con las niñas?.-Me levante de donde estaba y empecé a hablar con nacho para evadir la pregunta de mama.-¿Ale?.-Subí la mirada y ella seguía viéndome.-¿Puedo saber?

-Mama, no lose. -Obviamente lo sabía, sabía exactamente porque no quería relacionarme con toda mi familia, el por qué quería estar sola viviendo de la música y de los libros como una anciana cascarrabias con toda la vida llena de desgracias.

-¿Qué ocultas?.

-Nada, solo. -Murmure. -No es momento de hablarte de esto.

-Me parece que tu hermana vendrá a vivir con nosotras. -Era claro que ya no habría menos tiempo para ambas, que ahora si ya me había quedado sola por completo. -¿Tu qué piensas?

-No lo se. -Besaba los bigotes de nacho. -Solo no quiero tener mi primer caso con la familia. -¿No crees que deberías de pensarlo?

-Es mi hija Ale. -Me miro. - No voy a permitir que mis nietos o mi propia hija estén peregrinando casa por casa sin tener a donde ir, que mejor que estén con su familia.

-Son familia. -Mustie. -No quiero decir que no la apoyes, pero simplemente tenía miedo de lo que llegase a pasar.

-Estaremos juntos denuevo. -Mama me abrazo feliz, tomo segundos asi y salio de mi pieza. 

Durante horas me la pase tirada en la cama, llorando, leyendo, cantando a todo pulmón, necesitaba quitarme todo de la cabeza y ser solo feliz.

-Hola.-Boris escribió.-¿Te vere mañana?.

-Hola.-Horas después respondí.-No podre, perdon.

Mama volvió a subir a la habitación, se miraba feliz de verme bailando o haciendo tantas maromas con el gato.-Baja.-Se volvió a ir.

La seguí, todos estaban reunidos allí, se miraban bien. Me dio vergüenza bajar en pijama alas cinco de la tarde. Pero aun asi me quede escuchando su platica, me había perdido contexto de todo solo por no querer arreglarme hoy.-Mierda.- Todos parecían en listarse para salir, hasta mama.

Quizás me había llamado por que iba a irse y no quería asegurarse de que entrara alguien a robarle su casa junto con su hija depresiva.

-¿Vienes?.-Mamá sugirió, me mire y negué con la cabeza mientras me reía.

-Tráeme un café. -Me burle.

-¿Doble azúcar?.-Voltio y me sonrío.









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