Capítulo Ⅰ

20 0 0
                                    

Alessandra Joseph.                                                                                                                           Febrero 2022.

-Lo he empezado a olvidar, definitivamente creo que lo olvide y esta vez se siente como un vacío profundo dentro de mí, he estado escribiendo toda la noche intentando recordar, incluso no tengo ninguno por más que trate de recordarlo exactamente.

-Debes tranquilizarte, tu mente está procesando demasiadas cosas muy rápido, debido a que bloqueaste tus emociones en esos momentos, ha pasado mucho tiempo es normal. -Boris parecía intrigada, aquella señora con anteojos grandes color verde y una sonrisa tan brillante como sus ojos color miel, me transmitían confianza, me miraba y en lapsos pequeños escribía en su cuadernillo minimalista. Su cubo donde la veía era tan de ella, plantas rodeando todo el cubo blanco donde podía intentar disociar mis pensamientos y fallar al segundo.

- ¿Por qué debería ser normal olvidar algo que crees importante? -La mire fijamente. Era tan obvio y tan absurdo ¿Por qué debería olvidar algo que yo creo que es importante? ¿Por qué no debería recordarlo? Talvez mis emociones se bloquearon, quizás no supe cómo reaccionar después de verlo en esa caja, pero aún veía los pocos recuerdos cuando estuve con él, en cómo me rogaba por un beso, pero me negaba solo por que no me gustaba.

-No lo veías relevante. -Claramente tiene razón.

Por el simple hecho de que era una niña. - ¿Qué es lo importante que recuerdas en estos momentos?

-El peor día de mi vida. -Masculle. -Y pensar que fue el primero de tantos.

- ¿Sabes qué día fue exactamente?

-Veinte de agosto. -Mustie volteando los ojos.

- ¿No se supone que es tu fecha de nacimiento? -Enmarco la ceja mientras miraba sus expedientes. -Debería ser el mejor día para ti ¿O no?

-Aun no llega el mejor día. -Sonreí.

- ¿Qué?

-Nada. -La mire. -Si lo sé, no tiene sentido. -Se quedo pensando en que decir. -No por nada pago un psicólogo particular.

-De acuerdo, háblame de ese día.

-Tercer grado, una profesora esbelta con actitudes de señora como de unos diez divorcios, me leyó un cuento, trataba de un zorro que murió en un árbol y que todos sus amigos se reunían en la montaña mas alta, contaban todas las cosas buenas que el zorro hizo por todos ellos, asi que empezó a crecer un árbol frondoso. Decían que el árbol iba a crecer aún más si seguían recordándolo. -Se me hizo un nudo en la garganta. -Recuerdo que estuve emocionada por ese día esa mañana mama me había hablado de que tendría una sorpresa por parte de los dos.

- ¿Recuerdas que fue?

-Imaginaba una muñeca tipo presidenta, hace semas atrás la habíamos visto pero ya había escogido una ese día. Al salir por fin del colegio nos apuramos a llegar a casa pronto. Dehecho ese día había preparado mama mi comida favorita, olía demasiado rico. En la habitación estaba papa, parecía molesto, sus actitudes eran muy forzadas y miraba a mama molesto con apuración al límite.

- ¿Siempre hacia eso? -Interrumpió.

-No. -La mire. -No recuerdo que ellos pelearan concurridamente, mas que cuando mis hermanos hacían cualquier tontería y ellos terminaran peleando hasta la madrugada. -Relamí mis labios. – Dehecho le hablo feo cuando yo estaba enseñándole el dibujo del cuento que te Conte ahorita. Recuerdo que le grito "Aquí estan los boletos si quieres ir ve y si no gracias por apoyarme" y se fue de la casa. En fin ¿Puedo continuar?

STAY ALIVE.Where stories live. Discover now