Tsukasa Tenma era un joven el cual nunca había tenido inconvenientes en sus relaciones, ni siquiera con la de su novio, Rui Kamishiro, siendo este su primer noviazgo. Al menos así fue, hasta que su pareja tuvo una peculiar charla con unos de sus ami...
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Los gritos se empezaban a volver más y más insoportables, tanto así que le empezaba a dar dolor de cabeza, pero no es que pudiese hacer mucho de todas formas, pues a su hermana le gustaba discutir hasta quedarse sin voz.
— ¡Déjame ya en paz, Ena!
Cerró la puerta de su casa con total enojo, amortiguando los gritos de su enloquecida hermana; hasta ahora no sabe como han podido convivir juntos durante tanto tiempo. Bueno, le daba igual, desde que tuviera un techo donde descansar y recibir comida estaba satisfecho, al menos hasta hacerse mayor.
— Carajo...
Suspiró, pensando en que sería de él en un futuro, porque a pesar de que no le gustaba pelear con su hermana, no quería alejarla para siempre. La cosa es que no sabía de que manera podrían conciliarse, porque desde hace mucho no se veía interesada en eso. Era algo realmente malo, pero que no podría hacer mucho por ello, puesto que hablar con Ena nunca había sido algo sencillo; ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que tuvieron una conversación civilizada que no se basara en gritos.
Lo que al menos lo ayudaba a sobrellevar aquello con calma era Toya, su novio. Él siempre se había preocupado por el pelirrojo, y se sentía agradecido por eso. Akito no era el ser más romántico porque nunca le enseñaron a serlo, pero trataba de ser lindo con su pareja, y después de ciertos meses que tardaron en tenerse confianza lograba hacerlo de maravilla, o al menos así pensaba, ya que el de cabello bicolor jamás se había quejado.
— ¡Akito!
Ese había sido un grito, no muy lejos de donde se encontraba. Su mirada buscaba quien fue la persona que había gritado su nombre, y no había que ser adivino para saber de quien se trataba. Una leve sonrisa se asomó por su rostro, y con paso acelerado se acercó a Toya, quien lo estaba esperando para seguir su camino juntos a Kamiyama, su escuela secundaria.
— Hey.-Trató de saludar el pelirrojo con algo de entusiasmo a Toya.
El de cabello bicolor, sin dar exactamente una respuesta, abrazó al contrario con cariño, y le devolvió la sonrisa. El pelirrojo sintió su corazón acelerar y su cara ligeramente caliente, indicando el nerviosismo que esa simple acción había provocado. Era jodidamente gay, para que negarlo.
