EL CHICO QUE CREYÓ QUE ELLA ERA PARTICULAR

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CAPÍTULO 6

—A ver, deja que me aclare —dice Riven mientras se lleva una mano a la frente y mira de reojo a Peter—. No te cae bien, pero está buena y trabajas con ella.

—No —les aclaro—. Yo no he dicho que esté buena.

—No, has dicho "es una rubia con mucho carácter". Eso se traduce a lo mismo, Tyler —comenta Peter y alza una ceja.

Peter y Riven son a lo que se suele llamar mis mejores amigos. Aunque esto es reciente. Mi mejor amigo siempre fue Aiden. Y, sí, siempre íbamos los cuatro juntos a todas partes, pero dentro de un grupo siempre se forman otros grupos, ¿verdad? Eso pasaba en el nuestro, Aiden y yo tirábamos más por un lado y Riven y Peter por otro. A Aiden le conozco desde pequeños, íbamos juntos al colegio, y luego continuamos juntos en el instituto.

Hasta el año pasado, que todo cambió.

Peter es el más mujeriego de los tres. Es rubio y sus ojos son azules, y a Lila le da vibras de surfero. Tal vez se deba a su media procedencia australiana y a que se pasa media vida sin camiseta. ¿Quién sabe?

Por el otro lado, está Riven. El polo opuesto de Peter. Es castaño y con los ojos marrones. Su piel es pálida, a diferencia de la de Peter que está dorada por el Sol. Su cuerpo es un espárrago y el del rubio está tonificado. Y ya no hablemos de la personalidad. Siempre que salimos, Peter suele irse con una nueva conquista, mientras que cuando una chica se acerca a Riv, él la rechaza amablemente. Es tímido y callado, y rara vez se ríe de una broma. Al igual que yo, no suele cabrearse, y cada vez que nuestro amigo se mete en una pelea, nunca toma partido. Se limita a mojar un pañuelo en agua y limpiarle las heridas a todo aquel que sufra daños.

En fin, se parecen en el blanco de los ojos y, sin embargo, son uña y carne.

—Misha. No. Está. Buena.

—Uy, Misha, ¿ya no la llamas por su apellido? —pregunta Riven para dar pie a seguir con la broma y que sigan molestándome.

Pongo los ojos en blanco, y muy lentamente les enseño mi dedo que se encuentra en medio de los demás.

Ríen a carcajadas, y piden otra ronda de cervezas. Estamos en un bar, y Peter le acaba de hacer ojitos a la camarera.

—Para salir de dudas, ¿tienes una foto suya? —pregunta Peter.

Lo pienso.

—Suya como tal no lo sé, pero tengo una con ella, la que nos hicimos hará cosa de tres semanas y media para la discográfica —ese tiempo llevaba sin verla y sin saber nada de ella. Casi un mes. Casi un maldito mes.

—¿Por qué sigues hablando y no nos la enseñas? —pregunta el rubio— ¡Venga! No te enrolles tanto.

—Vale, vale, discúlpame —digo mientras entro en galería y busco la fotografía.

Les tiendo mi móvil y, literalmente, me lo arrancan de las manos.

Lo primero que hacen es alzar las cejas.

—Joder. Y dices que no está buena. —Recordármelo, no me dejéis que Peter se presente a Misha. No quiero que acaben donde estoy pensando.

—No es para tanto —aseguro.

—Venga ya Tyler, ni si quiera es mi tipo y a mi parecer no está nada mal —asegura Riven.

—Vale, no está tan mal, ¿y qué? Si la conocierais en persona veríais que es una borde.

—¿No fuiste tú el que se largó en medio de la conversación por irte con tu novia?

Me quedo callado y serio. Sí, me fui porque mi novia quería estar conmigo. Y mi novia es Lila. No Misha.

Cántame y dime que me odiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora