EL CHICO QUE DURMIÓ EN EL SOFÁ

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CAPÍTULO 8


Me había encantado la canción de Misha. Lo digo sincero. Por eso accedí a ir hasta allí a esas horas. En lo que no pensé fue en cómo volvería luego a casa. Así que dormir en el sofá del estudio fue la única opción.

Nos quedamos hasta muy tarde. Casi nos dieron las tres maquetando la canción.

Y no llevamos hecho ni una tercera parte.

—Misha, va a ser mejor que lo dejemos ya por hoy —miro el reloj de mi muñeca—. Joder, son las tres y media.

—¿Tan tarde? —pregunta alarmada y asiento levemente mientras me froto los ojos debido al cansancio.

Se queda pensativa. Probablemente esté pensando como volver a casa. No la voy a dejar.

—Quédate a dormir aquí —le propongo.

—No —contesta casi automáticamente—. Te vas a quedar tú en el sofá, yo solo te voy a molestar.

—Misha, no. Es muy tarde, no quiero que vayas sola andando.

—Pues cogeré el metro —propone.

Ruedo los ojos. ¿Acaso le tengo que decir de una manera más directa que se quede conmigo?

—Pajarito, no pasan trenes a estas horas de la mañana.

Ríe por lo bajo. Y sonríe.

—Quinn, si quieres que duerma contigo, tan solo dilo —dice bromeando, pero con cierto tono picarón.

—Pues sí, lo quiero. Duerme conmigo —le digo directo, sin rodeos.

Sus ojos se abren desorbitadamente, y acaba accediendo.

—El sofá es lo suficiente grande para los dos —dice sacando unas mantas del armario —. Tú que eres un estirado duerme en la parte grande, yo me quedo en el la parte del cheslón.

—Eres bastante alta, ¿lo sabes, verdad? No como yo, claramente, pero rondarás el metro setenta y algo. Ni de coña entras en la parte del cheslón.

—Pues dormiré en el suelo.

—Te congelarás —y es verdad.

—Vale la pena correr el riesgo —antes de darse la vuelta, me saca la lengua. Aparta la mesa redonda, estira un edredón en el suelo y se tumba sobre él. Luego se echa la sábana por encima.

—Buenas noches, Misha.

—Apaga la luz cuando te acuestes.

Me quedo esperando a que lo diga, y se da cuenta.

—Y buenas noches, —una pequeña pausa— Quinn.

Apago la luz y con la linterna del móvil vuelvo al sofá.

Poco a poco, y de espaldas a ella, me quito los vaqueros y me quedo en bóxers. Me voy a tapar con la manta y no tiene por qué verme sin pantalones.

Me acuesto y me tapo. Intento relajarme, y como todas las noches, me cuesta dormirme. Al tener la mente en blanco después de todo el día, revivo el accidente. Todas las noches. Todas las putas noches desde hace un año y pico.

Se que va a ser una noche muy larga. Y saber que Misha está abajo, y no la puedo notar junto a mí, me jode profundamente.

Tras más de tres cuartos de hora, cuando ya noto la respiración de Misha muy profunda, consigo descansar.

Cántame y dime que me odiasWhere stories live. Discover now