LA CHICA QUE QUERÍA TERMINAR UNA HISTORIA

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CAPÍTULO EXTRA


No podía más. Sentía que en cualquier momento me iba a desplomar al suelo del agotamiento.

Tener un crío era complicado... ¡¿pero dos?!

Maldita fertilidad, ¿por qué me tenían que haber tocado a mi los mellizos? Todo es culpa suya, en su familia es en donde hay indicios de gemelos. Tiene unos primos o algún familiar con gemelos y ahora nos ha tocado a nosotros.

—Tenemos que contratar una canguro, definitivamente —me dice mientras me entrega a Sienna para que la ponga en su cuna.

Dejo a la niña cuidadosamente en la camita mientras él agarra a nuestro hijo, Asher, y le deja en la cuna para después depositar un beso en su frente. Copio lo que hace y entonces pongo mis labios sobre la frente de Sienna.

Con mi marido encargarse de los niños es complicado, pero eso sí, es el mejor padre del mundo. Nadie les presta más atención que él, pasa todo el tiempo del mundo que puede con ellos.

Les hecho un último vistazo a Sienna y a Asher. Ella tiene el pelo oscuro, al igual que él, pero a heredado mis ojos color ámbar, mientras que el chico tiene mi pelo rubio, pero los ojos casi negros de su padre.

—Definitivamente, sí —concuerdo con él. Abre los brazos para abrazarme y cuando ya lo está haciendo, me dejo caer sobre él.

Cierro los ojos e inspiro su aroma.

—No sabía que iba a ser tan difícil —suspiro—.

—A ver, Misha, son niños, claro que es difícil.

—No te hagas el sabiondo, sabes que en esta relación soy yo.

Ríe ante el comentario y después me despega de su cuerpo lentamente. Me da la mano y lentamente me lleva a nuestro dormitorio.

Veo por el pasillo todas las fotos que tenemos nuestras; las de la boda, las de hace unos meses de cuando nacieron los niños, las de antes de casarnos —cuando éramos solo dos y no teníamos que cargar con los niños a todas partes...

Cuando nos conocimos y comenzamos a salir decidí que debíamos desparecer durante una temporada del mapa. Visitamos los rincones más remotos del mundo para que nadie pudiera encontrarnos. Después de lo que había ocurrido hacía cinco años con la prensa cuando empecé aquella relación... no quería que volviera a suceder.

Cuando volvimos, a pesar de que la gente ya sabía que yo ahora tenía pareja, la prensa no molestó tanto. Supongo que ya no era primicia que Misha Abbey tuviera pareja. A pesar de ser quien era mi pareja.

Nos casamos hace tres años, un año después de comenzar a salir, supongo que no podíamos esperar más.

Celebramos la boda en la playa, cerca de mi muelle. Fue idea suya, me conoce más que nadie y cuando me lo dijo supe que había hecho lo correcto al prometerme con él.

En tan poco tiempo había habido tanta conexión entre nosotros...

Ahora, en el presente, abro la colcha de la cama y me meto en ella.

—Misha, deberías ponerte el pijama —musita mi marido mientras se quita la camiseta para ponerse la del pijama.

—No eres mi padre —le saco la lengua.

—Pero soy tu marido, ahora si tengo algo de poder sobre ti.

—Te ha encantado decir eso y lo sabes.

—Sabes que sí —se inclina sobre mí para darme un beso en la coronilla. Me había vuelto a cortar el pelo, como en los viejos tiempos y también había hecho un pequeño cambio de color en uno de los mechones.

Cántame y dime que me odiasWhere stories live. Discover now