LA CHICA QUE VOLVIÓ A UNA FIESTA

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CAPÍTULO DIECINUEVE


Me seco el pelo y aunque pase el peine veinte veces, sigue quedando ondulado. Como no quiero plancharme el pelo, decido rendirme y dejármelo tal cual. No es que no me guste mi pelo, pero siempre lo llevo igual y quería cambiar un poco. Me dirijo a mi habitación y desde la ventana del hotel veo la ciudad de Ámsterdam. El hotel está a las orillas de un canal, y he de decir que esta es la ciudad europea que más me está gustando. Llevamos cerca de una semana aquí, ya que hemos hecho el parón de Navidades. Podríamos haber ido a casa, pero para dos semanas, nos salía más rentable quedarnos aquí. Tantas horas de vuelo en tan pocos días...

Bueno, volviendo al asunto. Abro las puertas corredoras del armario y durante más de dos minutos intento decidir que ponerme. Ante la duda, tomo mi móvil y marco el número de Celia y de Melissa. Tras tes tonos, ambas se unen a la videollamada.

—¡Misha! —exclaman a la vez.

Sonrío por verlas, tengo muchas ganas de poder reunirme con ellas en persona. Cuando estuve en casa aquella semana antes de venir a esta gira no pudimos vernos, ambas estaban de vacaciones.

—Ya pensábamos que te habías olvidado de nosotras, con eso de que eres famosa... —dice Ce entre dientes, pero luego ríe.

—No sabéis cuanto os echo de menos.

—Nosotras también a ti —habla Mel en nombre de las dos, pero de repente silencia la llamada y sale corriendo.

—¿Qué acaba de pasar? —pregunto a Celia y comienza a juguetear con sus manos.

—Es... es mejor que te lo diga ella.

Como Melissa tarda un poco en llegar, comienzo a hablar con Ce.

—¿Cómo te va con Max? —su novio con el que lleva desde casi el instituto.

—Pues... bien, con nuestros altibajos, ya sabes cómo somos los dos. Pero bueno, al final todo se arregla, ¿no? —asiento—. ¿Tú qué tal con...? —deja la frase incompleta, pero ambas sabemos a quién se refiere.

Bufo y me quedo pensativa.

—Pues... Joder, es muy difícil. Llevamos mucho tiempo uno encima del otro, no en sentido literal, y nos hemos besado, sin ir mucho más allá de eso pero hubo algo. El problema es que, cuando por fin pudimos estar juntos... No surgió. No sé si la cague, pero dije algo que no le gustó nada. Le... le pedí un tiempo y no se lo tomó muy bien. Pero lo hice por razones lógicas, ¿sabes? El problema es que ahora no me habla, se ha quitado el collar que siempre llevaba, el que decía Shadow, y siempre está enfadado conmigo. Utiliza la guitarra que le regalé, pero ya no lleva la foto que siempre tenía... Es frustrante, porque cuando más intento acercarme a él más se aleja. Llevamos así desde octubre y es fin de año. ¡Ni si quiera me felicitó por mi cumpleaños el cuatro de noviembre! ¿Y sabes lo que le regalé yo en su cumpleaños? Una puta guitarra con dedicatoria. No es que quisiera un regalo, pero que menos que felicitarme...

—Lo siento, Misha. De verdad. Pero eso son los tíos, supongo. ¿Verdad?

Asiento a la cámara levemente y no puedo evitar que se me salga una lágrima.

Cuando por fin llega Mel de vuelta, la curiosidad me pica demasiado como para no preguntar.

—Melissa, ¿qué narices te ha pasado?

—Ah, eh, yo... Esto, estaba en el baño. Vomitando.

—¿Por qué? ¿Te encuentras bien?

—Sí, dentro de lo que cabe, sí, pero... Tengo que contarte una cosa.

Cántame y dime que me odiasМесто, где живут истории. Откройте их для себя