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JAYDEN

Volví a la realidad, y dejé el plato en la mesa, evitando mirar a Alex para que no viera lo sonrojada que estaba. Me senté de nuevo en mi silla, mientras Alex seguía colocando los platos. Al terminar, se volvió a sentar a mi lado. Demasiados recuerdos aparecían en mi mente al oír su voz, su risa, y todo lo que había sentido en su día. Pero ahora me gustaba Jayden. Lo tenía claro. Giré la cabeza para mirarle de nuevo, pero me encontré con los ojos de Alex clavados en mí. Apartó la mirada inmediatamente, pero ya le había visto. Intenté no pensar en ellos, y me centré en la conversación que estaban teniendo Niall, Evan y Val, aunque no fuera muy interesante.

Jayden se unió a la conversación, e intenté prestar un poco más de atención.

–Supongo que después de las clases iremos –dijo Val–.

Ya estaban planeando lo que harían hoy, cómo no.

–¿A dónde?–pregunté– Es que no me he enterado.

–A la piscina –respondió Evan–.

Hoy era viernes, tocaba piscina. Y como mañana era sábado, y no había que despertarse pronto, hoy también era día de fiesta. Fiesta en la habitación de los chicos, como la mayoría de los viernes en los que no estábamos de exámenes, o teníamos cualquier cosa importante.

–Hace muchísimo calor, menos mal que tenemos piscina –murmuró Niall mientras mordisqueaba un cruasán–.

–Pues sí –respondí. –Pero por favor, NO ME EMPUJEIS AL AGUA CON LA ROPA PUESTA, como la otra vez. Que pasé frío, por favor.

Todos rieron y Jayden me miró, dedicándome una sonrisa. Se la devolví, sonrojándome. Estaba DEMASIADO enamorada de él. Y ese demasiado no era especialmente bueno...

Siete horas después...

Habíamos terminado ya todas las clases, y también habíamos comido. Estábamos un poco hiperactivos, desde luego se notaba que era viernes en verano.

Cogí mi mochila de natación y salí a la piscina, hablando con Val sobre lo aburrida que había sido la clase de historia. Entramos en los vestuarios de chicas que había al lado de las piscinas, y nos pusimos las dos el bikini. Yo en silencio, pensando en mis cosas, y Val hablando y hablando sobre las clases de hoy.

Conseguí por fin ponerme el bikini y salimos del vestuario andando hacia la parcela de verde donde siempre nos sentábamos junto a los chicos.

–¡¡Ella!! –oí de repente a mi espalda–¿Qué tal las clases?

Era Lucy, mi hermana pequeña, sonriendo. Venía con Paula, una amiga suya.

–Bien, aburridas –miré a Val, que lo confirmó agitando la cabeza–.

–¿Tú qué tal? –pregunté, mirando hacia atrás para ver si ya habían llegado los chicos–

Estaban dejando sus mochilas en el suelo.

–Bien, he sacado un nueve en lengua –respondió–.

Cómo no. Ella siempre sacaba notazas, igual que Avery.

–Oleee, ¡Muy bien! –sonreí, acariciando su pelo corto–

Sabía que no se había peinado, pero al tener el pelo corto no se notaba tanto.

–Siii, oye ¿quieres crema de sol? –preguntó, dando por terminada la conversación–

–No, gracias, ya tengo. Bueno, voy con estos.

–Vale, adiós –dijeron las dos casi al unísono–.

–Adiós –las despedimos nosotras–.

Llegamos juntas a nuestro verde, donde los chicos hablaban, sentados en el césped sobre unas toallas. Al llegar, siguieron riéndose, pero Alexander preguntó:

–¿Os bañáis? –me miró de arriba a abajo, y luego hizo lo mismo con Val–

Miré su cara, intentando adivinar qué estaría pensando al mirarnos de esa manera.

–Sí –respondí de inmediato–. Hace demasiado calor.

–Pues vamos todos –dijo Evan–.

Sonreí, lanzando literalmente mi mochila entre las toallas, sin ningún cuidado. Tampoco había nada de valor ahí dentro. Miré a Jayden de reojo, y vi cómo estaba a punto de levantarse. Aproveché. Era una buena ocasión para estar a su lado. Me acerqué a él, como si nada, como si solo estuviera pasando por ahí, y le tendí una mano para ayudarle a levantarse. Él me sonrió, agradecido.

–Uf, gracias –rió–. Pero esta muestra de generosidad no va a librarte de que te tiremos a la piscina.

–Ni se os ocurra –le espeté, cuando ya estaba de pie–. No te vuelvo a hablar, ¿eh?

–Imposible –dijo él–.

De repente, de la nada, Jayden, (JAYDEN, EL CHICO QUE ME GUSTABA), se me acerca y me levanta en hombros. Pegué un gritito de susto, miedo, emoción, y todo lo que se puede sentir cuando el chico del que llevaba enamorada más de seis meses me estuviera cogiendo a hombros.

–¡Paraaa! –le grité entre risas–

Intenté zafarme de él, pero era imposible. Me fijé inevitablemente en cómo se le marcaban los músculos de los hombros al hacer fuerza.

«No debes pensar en eso ahora». Me recordó mi conciencia.

Me centré en cómo huir de sus fuertes brazos. Él siguió corriendo hacia la piscina.

–No, no, no. ¡Al agua no, por favor! –le grité pataleando como pude–

De repente, noté cómo su cuerpo se separaba del mío, y yo salía volando por los aires. Al notar el contacto del agua fría, mi cuerpo se activó de inmediato. Mejor salir a coger aire si no quería ahogarme. Tomé una gran bocanada de aire, y abrí los ojos, viendo cómo la figura de Jayden se acercaba de nuevo a mí. Más no por favor. Intenté huir al ver su sonrisa traviesa, pero con un movimiento rápido se acercó más a mí y puso todo su peso sobre mi cabeza y mis hombros, haciendo que me volviera a hundir. Por fin me soltó, y saqué la cabeza del agua, intentando poder respirar de una vez. Me encontré de nuevo con su cara sonriente, y lo único y mejor que se me ocurrió hacer fue apoyarme en sus hombros, para no hundirme.

–Te mato –es cuanto fui capaz de decir–.

Él rió. Intenté de nuevo no pensar en la situación. En cómo se nos vería desde fuera. Una chica visiblemente enamorada, a dos centímetros de un chico que la miraba, sonriendo, sujetándola sobre sus hombros. Esa situación concreta, de repente, me recordó a algo...

Todos mientenWhere stories live. Discover now