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El Naproxen era de Niall.

Alex pedía Biodramina una vez a la semana.

Evan se sentía culpable.

Valerie escondía una pistola bajo el suelo de su habitación.

Paula amenazaba de muerte a Valerie.

Y Jayden está muerto.

Todos tienen secretos, y yo todavía no he resuelto ninguno.

Alex quería hablar conmigo. Decía que era un asunto importante, y vendría a mí habitación en diez minutos. ¿Qué es lo que quería? ¿Sabría algo? Esperé en mi cama hasta que un Alex sonriente asomó por la puerta de mi habitación. Valerie no estaba, así que nadie nos molestaría.

–¿Qué tal estás, Ella? –preguntó sentándose a mi lado en la cama–

–Bueno. Sigo confundida. ¿Y tú?

–Igual. No entiendo nada. No sé quién podría ser capaz de hacer algo así... aunque tengo mis sospechas –dijo él, sorprendiéndome–.

No me esperaba que fuera al grano tan rápidamente, pero me alegraba de que me hubiera ahorrado toda una charlita improvisada para abrir ese tema.

–¿Ah, sí? Yo prefiero no investigar y dejar que lo haga la policía –mentí. –Ahora no me siento con fuerzas suficientes como para hacer todo eso. Pero, ¿qué sospechas tienes?

–No sé si debería decirlo...

–Puedo ayudarte.

No lo iba a hacer, pero esperaba que él me ayudara a mí.

–Bueno, no sé...–dudó–

Pero yo sabía que vencería. Al final, yo conseguiría lo que quería. Con Alex solía ser así, aunque sonara muy mal, pero se le convencía bastante rápido. Tomaba sus decisiones muy seguro de sí mismo, pero si le planteabas otra idea la aceptaba sin pensárselo mucho.

–Puede que te ayude a pensar y juntos lo consigamos –dije–.

Me miró a los ojos, con la duda aún presente en su cara.

–Vale. Lo primero: creo que le gustas a Evan.

–¿Cómo? –pregunté, desconcertada–

Eso no me lo esperaba. Además, no tenía nada que ver.

–No lo creo, lo sé. Se nota un montón.

–Nunca me ha dicho nada, no creo...

–Ella –me interrumpió. –Es mi amigo, y conozco cómo se comporta con la gente. Sé que le gustas, lo sé. Al igual que sé que le gustabas a Jayden.

Me dio un vuelco el corazón.

–¿A Jayden? –pregunté, cada vez más confundida–

–Sí, todos lo sabíamos. Nos lo dijo la noche antes de que desapareciera, después de jugar al prueba o verdad.

No me lo podía creer, justo antes de que desapareciera...

–Te quedaste dormida –continuó– pero Evan se despertó, y estuvimos hablando todos. Le preguntamos sobre lo que había dicho que le gustabas... y nos contó todo.

–Pero, de todas formas ¿qué tiene que ver todo esto con su muerte, con el asesino?

–Pues que el asesino es alguno de los del grupo.

Lo dijo convencido, aunque yo ya lo supiera. El corazón me iba muy rápido, mientras fingía que no estaba nerviosa y que no sabía nada de lo que estaba diciendo. Pero estaba a punto de acusar a alguno de sus amigos...

Todos mientenWhere stories live. Discover now