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021. “The Storm”.

 “The Storm”

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La casa Swan, —tras la partida de Bella— se había convertido en un lugar algo silencioso, pues la joven parlanchina ya no tenía a su compañera de desastres para alegrar la vida de su padre.
Sin embargo hoy, tras terminar el que había sido su primer día en Forks High, había estado siguiendo a su padre por cada rincón de la casa mientras suplicaba.

—Se vieron ayer, Charlotte. —dijo el hombre, quien increíblemente estaba cocinando. —Ninguno morirá si se mantienen separados al menos un día.

—¡Charlie Swan! —exclamó y lo obligó a mirarla por un segundo antes de regresar la vista a la estufa. —Se que estas saliendo con una mujer. —se apresuró a hablar cuando vio que el hombre intentó interrumpirle. —Y también se que estas enamorado, así que dime, ¿No sientes que todo el mundo desaparece al estar a su lado... O esa inmensa tristeza en el pecho cada vez que están separados?

—Deja de ver películas románticas, estas dramatizando un poco. —se burló él, sin embargo, al ver el rostro molesto de su hija, dejó de sonreír. —Escucha linda, no te conté sobre esto porque creí que me odiarías si te decía que estaba saliendo con ella.

—¿Quieres hablar sobre esto? —preguntó más tranquila. —¿Quién es ella? ¿Cómo se llama?

—Preferiría qué habláramos los cuatro juntos. —respondió él. —Pero ahora lo que quiero es que comas esto y me digas que tan tóxico es.

Sirvió dos platos de lo que parecía ser carne y algunas verduras, a simple vista no era algo apetecible, pero la muchacha no se atrevió a decir nada.

—Si como esto, ¿me llevarás a casa de Seth? —preguntó con el tenedor en la mano.

—Probablemente, sí.

Tras aquella respuesta, Charlotte tomó el primer bocado. Su garganta se irritó casi al instante y cerró los ojos con fuerza.
Las ganas de tocer se hicieron presentes, por lo que se apresuró a tragar lo que quedaba en su boca.

—¿Tan mal está? —preguntó Charlie, parecía preocupado, pero en realidad quería reír.

—Demasiado condimento. —respondió ella con la voz ronca. —Pero es un buen inicio, cincuenta años sin cocinar te hicieron perder el toque. —bromeó, recibiendo un pequeño golpe como respuesta.

—Y los cien años lejos de tu novio te convirtieron en una señora amargada que critica la comida de los demás. —murmuró su padre. —Ve por tus cosas, te compraré algo de comer de camino a la reserva.

La castaña chilló emocionada y corrió hacia su habitación; metió lo necesario en su bolso y bajó rápidamente.

—¡Vámonos! —exclamó jalando al hombre por el brazo.

Le Soleil Et La Lune《 Seth Clearwater》Where stories live. Discover now