LSELL | Charlotte Swan es una adolescente conocida por su corazón bondadoso y su actitud alegre.
Jamás ha creído realmente en el amor de pareja, sin embargo, su vida se pone patas arriba cuando conoce al nuevo miembro de la manada Quileute.
Seth Cl...
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Charlotte había despertado temprano ese día ya que estaba ansiosa de ver a Seth de nuevo. Y a Jacob, claro.
Aprovechó que el clima era menos frío ese día y se puso el vestido más lindo que tenía para después correr a la habitación de su hermana y pedirle su aprobación.
—¿Qué dices? —preguntó al entrar.
Bella, quien estaba de pie frente a la ventana, sonrió al verla
—Me gusta, te ves muy linda.
—¿En serio? —preguntó emocionada.
La castaña se limitó a asentir, pues si abría la boca se le escaparía una risa ante los nervios de su hermana.
Charlie corrió de nuevo a su habitación y reprimió un grito de felicidad al escuchar los golpes en la puerta.
Si alguien le preguntaba, no sabría explicar las inmensas ganas que sentía de estar junto a Seth, pero no tenía ganas de cuestionarse. Le gustaba sentirse feliz.
Escuchó a Bella recibiendo a Jacob y sonrió antes de salir de la habitación y bajar las escaleras.
—Hola Jake. —lo saludó y lo abrazó con fuerza.
—Hola niña. —besó su frente y se separaron.
Miró a Bella y está asintió caminando hacia las escaleras.
Jake subió detrás de ella y Charlotte se sentó en el sillón a ver la televisión.
[...]
—Entonces le dije a Caleb, "Cierra la boca o te la cerraré a golpes". —contó Amanda.
Había llamado a Charlotte para saber cuándo regresaría a clases y habían terminado -después de que la rubia le dijera que en dos días estaría ahí- en una conversación sobre cómo Caleb había sido un dolor de cabeza durante la clase de gimnasia.
—¿Y qué pasó después? ¿Lo golpeaste? —preguntó Charlie.
—No, desgraciadamente obedeció y no volvió a hablar después de eso.
—Entonces aún está completamente sano. —ambas chicas rieron del tonto comentario de la rubia y después de algunos chismes más se despidieron.
Siguió viendo la televisión hasta que Bella y Jake bajaron.
—Ve por tus cosas, Charlie. —ordenó el moreno. —Ya nos vamos.
La rubia obedeció y subió a su habitación para tomar su mochila, en la cual llevaba un suéter y el medicamento que Carlisle le había dado.
