LSELL | Charlotte Swan es una adolescente conocida por su corazón bondadoso y su actitud alegre.
Jamás ha creído realmente en el amor de pareja, sin embargo, su vida se pone patas arriba cuando conoce al nuevo miembro de la manada Quileute.
Seth Cl...
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Pasados los dos días, al fin había llegado el momento de que Charlotte saliera del hospital.
Bella había viajado para visitar a su madre, pues a pesar de que quería estar con su hermana, ella le recordó que podría ser la última vez que pudiera ver a Renée.
En cuanto a Charlie, él tenía que estar en el trabajo, así que dejó el aviso de que Charlotte se iría con Billy Black, cosa que gracias a Carlisle se cumplió.
Las últimas 48 horas, la rubia había recibido visitas una tras otra. Todos los Cullen -excepto Edward, claro está- fueron a visitarla cuando Embry y Jared se iban ya que aún seguían molestos por el altercado entre Emmett y Paul, además de Amanda, Caleb y Leonardo, quienes la regañaron por haber corrido al bosque sin escucharlos.
Y en cuanto a Seth... él seguía castigado.
—¿Quieres que te cargue? —preguntó Jacob al ver que la chica caminaba con una mueca de dolor.
—No, no. Tengo que hacerlo sola, llevo dos días sin caminar más de tres metros.
Billy los esperaba en la camioneta y sonreía al ver a la chica, tan terca como su padre.
—¿Qué hora es? —preguntó en cuanto Jake la subió y le abrochó el cinturón de seguridad.
—Son las 7:00. —respondió Billy.
—Entonces Bella ya llegó a la escuela.
—¿Regresaba hoy? -el chico subió a su lugar y comenzó a manejar. —No lo recordaba.
Charlotte y Billy se dedicaron una mirada burlona antes de soltar una carcajada.
—Claro, señor "iré a ver a Bella el lunes cuando regrese".
—Disculpe, señorita "¿Dónde está el lobito? ¿Seth está bien?"
Billy le dio un codazo directo en las costillas para callarlo, por lo que el chico soltó un jadeo y se mordió la lengua para no maldecir.
El resto del camino fue silencioso y al llegar a casa de los Black, Jake los ayudó a entrar y corrió al taller para montar su motocicleta e ir a buscar a Bella.
—¿Y qué haremos para distraernos? —preguntó Charlotte sentándose en uno de los sillones.
—Iremos a casa del viejo Quil más tarde, tengo que hablar con él y con Sue. —respondió él.
—¡Gracias! Odio estar encerrada.
—¿Quieres comer antes? Creo que quedó algo del desayuno.
—No, gracias. —respondió sobando su estómago con su mano libre. —Comí varios dulces en el hospital.
