IMPERIUM ┗ Namor

El primer amor de K'uk'ulkan

K'uk'ulkan esperó aquella noche y justo como la mujer le había prometido, ella regresó de nuevo para reunirse con él.

Él la había estado esperando sentado en la arena, observando el mar y esperando pacientemente por ella.

—Viniste— Dijo el moreno observando a la mujer, pero sin demostrar ningún tipo de reacción.

—Te dije que vendría ¿no?

Ella se sentó a su lado y observó el mar que parecía interminable a sus ojos, majestuoso y a su vez admirable.

—Si, lo hiciste.

—Soy una mujer de palabra.

K'uk'ulkan no pudo evitar la pequeña sonrisa que se formó en su rostro ante sus palabras y ella lo notó.

—Sonreíste— Comentó ella con una sonrisa.

—¿Qué?— Preguntó confundido por su repentina palabra.

—Ayer que te conocí en ningún momento lo hiciste y hoy lo hiciste— Explicó la mujer —Sonreír es bueno, muchas veces ayuda a aliviar la carga que hay en tu corazón, una sonrisa puede sanar y darle un buen día hasta la persona más triste del mundo— Agregó de una manera soñadora que lo dejo sorprendido.

Y sin poder evitarlo otra sonrisa se formo en los labios de aquel que era el gobernante de Talokan.

Y así poco a poco, noche tras noche en la que él se reunía con Kaknab el hombre de manera inconsciente se fue enamorando de ella, de esa mujer tan distinta a él y no solamente por el hecho de que era humana o que ella fuera de la superficie o porque fueran de mundos totalmente distintos, no, sino porque ella era de una creencia totalmente diferente a la suya sobre el mundo que le rodeaba, creencias diferentes a las suyas construidas a partir de la base de su propio mundo, un mundo destruido donde ella había logrado brillar aún pese a las adversidades.

Inconscientemente ella lo fue cambiando, cambiando su forma de pensar sobre aquellos de la superficie, lo fue complementando, al escucharla hablar de aquel que era su mundo y que inocentemente creía que también era el suyo.

⊹⊰╬۝╬⊰⊹

Nacté veía a su hermana cada vez más soñadora y enamorada ¿de quién? ni ella sabía quién era el dueño de los pensamientos y evidentes suspiros de su hermana menor, aún cuando en más de una ocasión Nacté la había interrogado ella simplemente eludía el tema diciendo que eran imaginaciones suyas e incluso cuando le cuestionaba acerca de aquellas salidas la menor siempre lograba desviar el tema y llego el punto donde Nacté se dio por vencida con la menor, confiaba en su hermana y estaba segura que en algún momento ella lo diría y hablaría de aquella persona.

—¿A donde vas?— Preguntó la mayor cuando la vio dispuesta a marcharse.

—Vuelve a la cama, no tardo— Fue su respuesta.

—Si la abuela se entera estarás en problemas.

—Si tú no le dices, tita no se enterará Nacté— Dijo la menor con obviedad.

—De acuerdo. Sólo prométeme que cuando llegue el momento me hablarás de esa persona ¿si?— Preguntó y la joven asintió.

Por primera vez Kaknab no negó la existencia de que había alguien y que ese alguien era la persona con la que todas las noches en los últimos ocho meses se había reunido furtivamente.

—Lo prometo— Prometió y la respuesta dejo más tranquila a la mayor antes de asentir y volver a la cama para dormir.

⊹⊰╬۝╬⊰⊹