IMPERIUM ┗ Namor

Proximidad

—No creo que sea necesario— Negó la morena, viendo su vestimenta por enésima vez.

Traía un traje parecido al que usaba Namora y, en general, los guerreros de Talokan, a excepción por el característico tocado de plumas que todos estos usaban.

—Esta hecho de vibranium, tal vez es algo... primitivo o atávico para ti pero es lo que los guerreros de Talokan usan, además es de más ayuda que esa horrible ropa que usas cuando se trata de combate— Dijo su padre con tranquilidad.

Ella abrió la boca, claramente ofendida.

—Mi ropa no es horrible— Defendió ella indignada.

K'uk'ulkan sólo sonrió burlón ante la indignación de la menor al tiempo que se acercaba a ella y le daba una lanza.

—Si lo es— Replicó —Si hubiera sabido en su momento que Kaknab estaba embarazada, tú habrías nacido en Talokan y habrías usado la ropa de nuestro imperio en vez de ese intento de ropa que por lo general usas— Agregó el pelinegro.

La indignación pareció disiparse y una pequeña sonrisa triste apareció en su rostro.

—¿Crees que mamá quería que te conociera?

Soltó un pequeño respingo de sorpresa ante su pregunta y la analizó unos segundos antes de responder:

—Creo que al final de cuentas si lo habría querido y estaría orgullosa de ti, Zanya.

Ella vio la sonrisa de sinceridad instalarse en los labios de su padre e inevitablemente ella también sonrió, había sido inesperado el como ambos habían coincidido, ninguno de los dos había sabido de la existencia del otro hacía no mucho, pero ahora que sabían del contrario era como si siempre hubieran estado juntos porque se entendían bien.

—Andando— Habló, suavemente, pero ahora con su expresión endurecida por la severidad y la dureza que le caracterizaban dignas de un guerrero de fortaleza inquebrantable.

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—Estan aquí— Comentó Dmitry observando el radar donde dos pequeños puntos rojos se vislumbraban.

Sin decir nada la rubia se puso de pie y comenzó a caminar para salir de la cabina cuando la mando de Nikolay se posó sobre su hombro.

—Jessica...— Pronunció suavemente su nombre, a la rubia, quién le dedicó una mirada de muerte, probablemente si pudiera quemar a las personas con una mirada Nikolay estaba seguro que en ese momento estaría completamente carbonizado.

Su mano se deslizó y Jessica salió sin decir ninguna palabra, era más que obvio que ella quería venganza y nadie se interpondría en su camino, no al menos que quisieran morir.

—Ve con ella— Le Indicó a Dmitry posiblemente era el único que en esos momentos le podría hacer frente sin salir carbonizado debido a sus poderes.

Sin decir nada el castaño asintío y salió del lugar detrás de la rubia. Por su parte Nikolay se dispuso a informar al resto de sus agentes, que eran pocos (solo los que eran necesarios para mantener el barco a flote), y después tomo una de sus armas para acompañar a ambos jóvenes en el combate. Aún si perdían ahora ellos, los rusos, sabían que no se trataba de Wakanda sino de un imperio totalmente diferente, una civilización de la que nunca se escuchó ni siquiera mencionar y que por lo tanto era totalmente desconocida y relativamente nueva para ellos.

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—Tú...— La rabia y la ira destellaron en los ojos azules de la rubia en cuanto vio descender del cielo a aquel mutante.