Intrusos

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—¿Estás bien?— Preguntó Alexander sentándose a lado de Jessica en la cubierta del barco.

—He estado mejor— Respondió la rubia con aburrimiento.

—Toma— Dijo Alexander al tiempo que le extendía una botella de agua —Debes de mantenerte hidratada, no me gustaría que algo te pasará debido a la deshidratación.

La rubia tomó la botella, sin decir nada, la abrió y tomo un sorbo.

—Siempre eres así de amable conmigo, desde que nos conocimos...— Soltó Jessica por lo bajo y es que desde que lo había conocido el hombre siempre había sido amable y atentó con ella, claro a veces se burlaba de ella como Nikolay o Dmitry, pero de alguna forma el hombre se había convertido en una especie de figura paterna para ella, como el padre que nunca había tenido.

Alexander simplemente se encogió de hombros.

—Eres como una hija para mí, sabes que me recuerdas a mi hija— Dijo el hombre con tranquilidad sin dejar de mirar al océano.

—Milenka— Recordó Jessica y es que en más de una ocasión Alexander le había contado historias de su hija, aquella que perdió durante un ataque a su ciudad hacía quince años, la niña había muerto cuando tenía solamente diez años a manos de soldados americanos.

—Si. Ella tendría tu edad en estos momentos, supongo que es por eso que soy amable contigo— Respondió el castaño.

—Es más que eso Alexander, te ofreciste para esta misión pese a que solicitaron agentes que pudieran nadar y tú no sabes ¿te ofreciste por mi?— Preguntó directamente, Jessica era directa.

—Me atrapaste— Confesó el hombre con una pequeña sonrisa —Si. Quería cuidarte sé que no lo necesitas y que incluso eres más fuerte que yo, incluso sino tuvieras tus poderes, pero eres como una hija para mí Jess. Además está será mi última misión después de esto me retiraré.

—No me habías dicho nada sobre retirarte.

El hombre simplemente se encogió de hombros.

—Estuve pensándolo seriamente, aún no presento mi renuncia formalmente pero lo haré una vez que está misión terminé, creo que finalmente me merezco un descanso y con suerte vivir tranquilo por los siguientes años fuera de la ciudad en algún pequeño pueblo— Explicó Alexander —Eres la primer persona en saberlo, siempre eres la primera en saber sobre mi vida.

La rubia simplemente le sonrió.

—Espero que me invites de vez en cuando para visitarte— Dijo ella con una pequeña sonrisa, no podía enojarse, no con él.

—Mi casa es tú casa Jess, no lo olvides, podrás visitarme cuando quieras.

La rubia asintió satisfecha por esa respuesta, extrañaría a Alexander una vez que se marchará después de todo él era como un padre para ella.

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Entró a aquel lugar donde generalmente asistía su progenitor, ese lugar era como una especie de santuario para él. Extrañamente en ese momento no estaba pintando, solamente estaba dándole la espalda admirando uno de los murales de la pared.

—Entra— Dijo con seriedad pero sin volverse hacía ella en ningún momento.

Namor había sentido su presencia incluso antes de que se hubiera detenido en el umbral de la puerta.

—¿Esta todo bien?— Preguntó Zanya quedamente mientras avanzaba hacia K'uk'ulkan —He notado que últimamente hay mucho movimiento en Talokan y tú has estado últimamente demasiado ocupado ¿sucedió algo?, ¿es por eso que me mandaste a llamar?— Preguntó la morena sintiéndose levemente inquieta por el llamado de su padre.

IMPERIUM ┗ NamorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora