Una antigua historia

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La miro de espaldas a él, la chica estaba revisando las cosas que había traído de la superficie al parecer, sin hacer demasiado ruido se acercó para observar que era lo que hacía y cuando estuvo detrás suyo pudo observar que estaba sosteniendo una vieja fotografía donde estaba Kaknab junto a otra mujer, concluyó era su hermana, Nacté, de la que está le había hablado en más de una ocasión.

—No sabía que tenías fotos de Kaknab— Comentó el moreno y Zanya saltó en su lugar asustada.

La chica lo miro sorprendida por su aparición, no sabía si había estado demasiado distraída o este no había hecho ningún ruido pero repentinamente estaba detrás suyo, tal parecía que hacer eso de aparecer por sorpresa era una mala costumbre.

—Tenía una, estás las encontré cuando llegue aquí, en la que fue su casa— Respondió ella cuando logro recomponerse del pequeño susto.

Namor se sentó delante suyo en una pequeña silla que había ahí delante de la hamaca dónde estaba ella.

—Ya veo— Respondió el moreno observando la foto en silencio pero sin hacer o pedir nada.

Zanya extendió la foto hacía él y Namor la miro brevemente antes de tomar la fotografía entre sus manos.

Hubo un silencio entre ambos, Namor observó la foto entre sus manos. Los gusanos de luz no daban demasiada iluminación y aún así él pudo detallar a la perfección la fotografía.

—Son de los pocos recuerdos que tengo de mi madre— Comentó la joven después de varios minutos en los que Namor no dijo absolutamente nada y simplemente se había quedado contemplando la foto.

K'uk'ulkan finalmente volvió en si con su voz y le extendío la fotografía de regreso pero está negó.

—Puedes tenerla— Dijo al tiempo que le extendía las demás fotografías donde salía su madre —Puedes tenerlas todas de hecho— Comentó y es que había visto la añoranza, la nostalgia y el amor con la que había visto la fotografía, para Zanya fue claro que ese hombre había amado a su madre de manera sincera.

—¿Qué hay de ti?— Preguntó al tiempo que las tomaba.

—Tengo una, además no la conocí, no como tú, así que no me molesta en lo absoluto— Respondió con tranquilidad.

—Gracias— Agradeció el hombre al tiempo que guardaba las fotografías en algún lugar de aquel manto que traía puesto y segundos después sacaba algo más, un brazalete.

—¿Qué es eso?— Preguntó con curiosidad al verlo, parecía una reliquia muy antigua.

—Era de mi madre, es lo único que me queda de ella— Respondió Namor al tiempo que se lo extendía.

—Parece una de esas reliquias muy antiguas— Comentó mientras tomaba el brazalete para admirarlo más detalladamente, era hermoso debía de recalcar —...tal vez del siglo XVI o algo así, no se mucho de reliquias— Agregó.

—¿Quieres saber la historia?

La morena se encogió de hombros sin darle demasiada importancia, no era curiosa y no quería parecer una persona entrometida.

—Si quieres contarla por mi está bien— Respondió con simpleza.

K'uk'ulkan asintío, realmente no era una historia que tuviera problema en contar, tomando en cuenta que la primer persona a la que se lo dijo había sido la princesa de Wakanda, Shuri.

—Mi madre era humana, hasta que se convirtió en algo más— Comenzó el hombre.

—¿Cómo...?

La mirada oscurecida, por algo que Zanya no logro identificar, que le había dedicado su progenitor le hizo callar.

—El cómo no es tan importante como el porque, Zanya— Dijo el moreno —Mi madre y su aldea fueron expulsados de sus tierras por conquistadores españoles que trajeron consigo la viruela, un idioma odioso y un dogma de otro mundo, sufriendo de hambruna, guerra y enfermedades mi pueblo le pidió al Chaac, el dios de la lluvia y de la abundancia, Chaac le dió a nuestro chamán una visión, un modo de salvar a nuestro pueblo, Chaac lo guío a una planta que brotaba del agua entre las rocas...

Zanya por su parte escuchaba con suma atención la historia de su padre.

—Mi madre estaba embarazada de mi y ella no quería tomar la planta por miedo a lo que podría hacerle, pero el chamán la convenció— Siguió, recordando aquella historia que su madre le había contado —Todos cayeron enfermos y esa vida, su existencia, llegó a su fin. La planta les quitó la habilidad de respirar aire pero les permitió respirar y absorber oxígeno del océano. Se establecieron en el mar lejos de la guerra y las enfermedades— Dijo con una seriedad inquietante al narrar —Mi madre me trajo al mundo ahí y me convertí en el primer hijo de Talokan. La planta me dió alas en los tobillos y orejas que apuntaban al cielo, era un mutante. Podía nadar en el cielo y envejecía más lento, respirar el aire que los ancestros respiraron y conforme envejecía mi madre añoraba la vida en tierra que había conocido y murió con el corazón roto. Ella me hizo prometerle que la iba a enterrar en su tierra cuando muriera...

Hubo una pausa, ella pudo ver el odió y el rencor en su mirada a su vez que está se oscurecía más.

—Nada podía prepararme para lo que iba a encontrar— Dijo, recordando el horror de haber visto a la que alguna vez había sido su gente ser esclavizada y tratada de la forma más inhumana y horrible posible por los colonizadores españoles, incluso ahora pensaba que un perro habría sido tratado mejor que su gente en aquel tiempo, recordó el odió, desprecio y el rencor que había sentido y que aún sentía por las personas de la superficie, la sed de sangre que había recorrido su cuerpo, deseando hacer sufrir de la misma forma a aquellas personas si es que se les podía llamar así aquellos monstruos —Un viejo hombre de fé me maldijo cuando iba a matarlo— Una pequeña risa irónica abandonó sus labios ante aquel recuerdo —...el me llamo el niño sin amor— Completó finalmente —Eso fue lo que dijo de mi y de ahí tome mi nombre “Namor” porque no tengo ningún amor por el mundo de la superficie, ni lo tendré jamás— Finalmente terminó, tomando el brazalete que le había entregado a su hija minutos atrás y se lo colocó sin decir más.

—¿Por qué me cuentas esto?

—Porque necesitas entenderme Zanya, necesitas saber que todo lo que hago tiene un porque, un para qué, una razón en si, no hago lo que hago por gusto o por deseos egoístas sino por proteger a mi pueblo de aquellos que buscan dañarnos— Respondió el moreno con algo de severidad —Ahora es tuyo— Dijo refiriéndose al brazalete —...cuídalo bien.

No dijo nada en cambió miro el brazalete que ahora portaba en su mano izquierda y que había pertenecido a la madre de K'uk'ulkan, de Namor, de su padre.

No dijo nada en cambió miro el brazalete que ahora portaba en su mano izquierda y que había pertenecido a la madre de K'uk'ulkan, de Namor, de su padre

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Capitulo nuevo, perdón por la tardanza pero aquí está, tarde pero seguro.

Muchas gracias por su apoyo: por leer, votar y comentar esto me motiva a no dejar abandonada la historia.

¡Esto es todo de mi parte, nos leemos pronto!

IMPERIUM ┗ NamorWhere stories live. Discover now