Una noticia

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Los habitantes de Talokan estaban reunidos en el centro del la capital del imperio en espera de su rey K'uk'ulkan, hablando y murmurando entre ellos sobre la repentina llamada de su gobernante para reunirlos ahí.

De repente todos guardaron silencio absoluto cuando lo vieron descender tan majestuoso e imponente como siempre, vestido de la misma forma enfundado en joyería, con su capa y la distinguible corona emplumada.

—¡Líik'ik Talokan!— Exclamó a manera de saludo a los habitantes de Talokan a lo que todos los habitantes ahí presentes respondieron de la misma manera haciendo el particular saludo con las manos que los caracterizaba.

—¡Líik'ik Talokan!— Exclamó la multitud de Talokanes de nueva cuenta.

—¡Le ts'o'ok in t'anik waye' tumen in ba'ax ka wa'alik ti' leti'ob!— (¡Los he llamado aquí porque tengo algo que decirles!) Habló bajo la mirada expectante de todos sus habitantes del imperio —Bey in kaajal k'a'anan wojéeltik u— (Como mi pueblo necesitan saberlo) —¡Úuch k'íin tin beetaj ba'al u ba'ax ma' in páajtal in Yaj óol yéetel le u Teene' k'uj ' túun ku'uk' ulkan teen jump'éel waal!— (Hace años hice algo de lo que no me puedo arrepentir y es que yo, K'uk'ulkan tengo una hija) Confesó finalmente.

Pronto los murmullos de sorpresa y consternación estallaron en todo el lugar ante la revelación de su rey sin entender del todo lo que estaba pasando, sin saber cómo tomarse esa noticia tan repentina.

Por su parte Namor necesitaba contarle aquella historia a su pueblo pesé a que no era fácil estos necesitaban saberlo por lo que tendría que volver a contar la historia que le había contado a su prima Namora horas atrás sobre Kaknab y Zanya pero ahora a su pueblo por lo que se dispuso a revelar aquello que había mantenido oculto durante tanto tiempo sobre esa mujer y la repentina noticia de que tenía una hija.

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Pensó que todo saldría mal por lo que había hecho en un pasado, sin embargo no fue así, su gente simplemente aceptó aquello con naturalidad sabiendo que lo que había pasado había sido una debilidad del momento, un desliz que K'uk'ulkan había cometido y es que de los errores nadie está exento. Además el hombre había sido el gobernante de su pueblo por generaciones enteras desde su creación y los había mantenido a salvo siempre en todo momento, manteniéndolos como la mayor prioridad, algo como aquello no quebrantaría su fé hacia él tan fácilmente.

Namor entró al lugar y observo a su hija de espaldas, ya con otro tipo de ropa más tradicional y sencilla, (sus quejas por la vestimenta anterior habían sido escuchadas) observando detalladamente los murales que el había pintado.

—¿Qué te parecen?— Preguntó haciendo que la joven se exaltará ante su repentina presencia, ni siquiera lo escucho llegar.

Zanya se volvió hacia él para verlo entrar hasta que se posicionó a su lado, ambos siguieron mirando la pintura del mural.

—Si lo es— Respondió finalmente la morena —¿Tú la hiciste?

—Si. Aún no está terminada— Respondió Namor observando su propio trabajo, claramente satisfecho con los resultados.

—¿Es alguna especie de pasatiempo?

—Se podría decir que si, generalmente cuando estoy estresado, preocupado o molesto vengo aquí para despejarme y pensar, me sirve mucho de distracción— Respondió el hombre —¿Qué es lo que haces tú cuando te sientes así?— Preguntó con curiosidad, no sabía mucho de su hija y tal vez esos momentos era una buena oportunidad, aunque tampoco era como si fuera muy bueno relacionándose con los demás.

Zanya meditó su respuesta en silencio.

—Por lo general me gusta nadar, siempre me ayuda— Respondió finalmente —Soy un asco para dibujar y sobre todo para pintar algo como esto, no nos parecemos demasiado— Agregó ella y era verdad no sentía que fueran parecidos en algo tan siquiera.

—No lo sabemos aún— Dijo el hombre con tranquilidad sin mirarla —Podemos ser más similares de lo que crees— Se volvió hacía ella y está lo imitó.

Namor observó con detalle y era cierto, físicamente no había nada de él en ella pero los breves lapsos de convivencia que habían tenido pudo ver destellos de su personalidad en esa joven.

—Si, quizás tengas razón— Estuvo de acuerdo y de nuevo el silencio reino entre ellos —¿Cómo era ella?, ¿como era mi madre?— Finalmente preguntó, sabía cómo había sido su madre a partir de la perspectiva de su tía pero tenía curiosidad por saber como había sido Kaknab según las palabras de K'uk'ulkan.

Hubo silencio tras su pregunta pero después de unos segundos un fuerte suspiro salió de los labios de Namor. Volvió su vista al frente evitando la mirada de Zanya.

—Ella era todo lo contrario a mi, era una mujer que siempre veía el lado bueno de las cosas por más malas que estás fueran era positiva, siempre fue alegre y curiosa, demasiado curiosa, estaba llena de vida y fé ciega por lo que creía, a veces llegaba a ser molesta, no en el mal sentido, claro que no, era imposible molestarte con ella, sus pensamientos habían comenzado a cambiar la perspectiva de mi mundo y su felicidad era contagiosa, ella era la clase de persona que iluminaba el mundo solo con su presencia, era como la luz en la oscuridad.

La sonrisa escapó de los labios de Namor y Zanya sonrió levemente al ver que el hombre tenía buenos recuerdos de su madre y tal parecía que la recordaba con mucho amor.

—Es bueno que le recuerdes con tanto apreció— Comentó Zanya —Me hubiera gustado conocerla— Confesó y el moreno le miró —Se que soy su viva imagen se que me parezco tanto a ella, mi tita siempre me lo decía pero somos tan diferentes en personalidad— Concluyó y es que tanto K'uk'ulkan cómo su tía habían descrito a Kaknab exactamente igual —No soy positiva o curiosa, tampoco alegre, nunca lo he sido, tampoco me considero alguien pesimista... simplemente pienso que soy solo una persona realista que es consciente de la crueldad que hay en el mundo de la superficie— Comentó ella.

—El mundo siempre ha sido cruel e injusto con las personas buenas y aún sabiendo eso...

—Seguimos repitiendo los mismos errores— Concluyó ella —Nunca hemos aprendido de nuestros errores por eso es que seguimos repitiendo la historia.

Kaknab habría argumentado algo totalmente diferente, le habría dicho que había esperanza aunque fuera pequeña pero su hija estaba de acuerdo con lo que él estaba diciendo, sus pensamientos parecían similares.

—Cierto, tal vez tú y yo somos más parecidos de lo que piensas— Estuvo de acuerdo el moreno y Zanya simplemente lo miro sin decir nada —Creo que es hora de que conozcas Talokan, Zanya— Comentó el hombre.

La morena sólo le miró antes de asentir y comenzar a seguir a su progenitor.

¡Y feliz año nuevo a todos mis lectores! Espero que esté 2023 cumplan todas sus metas y les deseo lo mejor

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¡Y feliz año nuevo a todos mis lectores! Espero que esté 2023 cumplan todas sus metas y les deseo lo mejor.

Por el momento es todo de mi parte. Muchas gracias por leer, votar y comentar está historia, realmente me alegra ver los comentarios y el apoyo que recibe ¡Muchas gracias, nos leemos luego!

IMPERIUM ┗ NamorWhere stories live. Discover now