- Contesta, ¿Cuándo voy a poder hablar contigo? - Alba pregunta con mucho enojo - ¿O es que tengo que aprovechar que estoy aquí para pedirle a tu asistente que me dé una maldita cita para hablar contigo?
Escucho y siento el gran enojo que Alba está teniendo en estos momentos.
Estamos manteniendo una acalorada discusión luego de que me enterara de que está en mi oficina.
Intento respirar para contestar con calma, pero al sentirme tan estresada, respondo sin pensar.
- Estás siendo demasiado extremista, ya te dije que hablaremos cuando llegue a casa - le digo irritada.
- No, lo único que has intentado hacer es que me vaya de aquí - gruñe.
- Eso no es cierto - niego con descaro.
- Lo es - asegura.
Alba es muy lista y yo muy tonta para mentirle, esto no está saliéndome bien.
- Tal vez no hice bien en venir a tu oficina sin decirte y lamento tanto haberlo hecho, pero te aseguro que no volverá a pasar - saca más de su enojo - Me voy de aquí ahora mismo.
- Alba...
Alba cuelga de golpe la llamada haciéndome sentir aún peor.
- ¡Carajo! - gruñó con un fuerte dolor en el estómago.
Sacar a Alba de mi oficina no fue fácil, me acabo de ganar una fuerte discusión.
- ¿Abogada, se encuentra bien? - preguntan.
No puedo lamentarme aquí, tengo un asunto fuerte que atender.
- El receso está por terminar - me recuerda - ¿Iremos a.…?
- Sí, lo haremos.
Me trago todo el enojo que tengo haciendo que mi estómago sea más difícil de soportar, pero no me importa, hago lo que debo y después de un par de horas salgo sintiéndome sofocada.
- ¡Sigo sin entender por qué tu abogada incompetente dejó el caso de mi hijo! - gritando hacia mí - ¿Cómo es posible que eso sea legal?
Trato de ignorar a la madre de mi cliente.
Si se le respondo mal, será quien se lleve la peor parte del enojo que he estado guardando por este tiempo.
- Se explicó la causa, mi abogada tuvo un mal pasado con su hijo, así que no es adecuado que ella lleve el caso porque podría no ser...
- ¡Estupideces! ¡Solo están haciendo a mi hijo perder el juicio!
- Señora...
- ¡Par de inútiles! ¡Por su culpa mi hijo estará muchísimo tiempo en la cárcel!
La mujer sigue gritando e insultando hasta que recibe una fuerte advertencia de ser detenida si sigue con esa actitud en un lugar como este.
Cuando logra callarse, le digo que será el próximo paso y me retiro para no tener que lidiar más con ella.
- Lamento haberle causado más problemas - la abogada que llevaba el caso se disculpa cuando entramos a mi camioneta - Debí decirle antes, cuando tuve sospecha y no haber entrado desde el comienzo.
- Sin embargo, lo hiciste a tiempo y tiene justificación que no sabías el nombre que ese hombre tuvo - suspiro - No hablemos más del caso, ya no tienes nada que ver en él.
- Sí... y lamento si tengo que hacer una pregunta que ya hice antes, pero he notado que no se encuentra bien, ¿No debería ir al médico?
He estado quejándome del dolor que tengo en el estómago sin darme cuenta.
