EL LUGAR ESPELUZNANTE

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Leo la publicación por encima del hombro de Bianca

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Leo la publicación por encima del hombro de Bianca. De pronto, la palabra «fantasmas» deja de resultar chistosa y pasa a generarme inquietud. Aquel lugar suena peligroso. No por la presencia de algún espectro o ser sobrenatural, sino a causa de las muertes que sucedieron en él.

Bianca devuelve el teléfono sin darme tiempo a terminar la lectura.

—Cuéntame el plan —ordena.

—Pos, iremos en un pequeño grupo a explorar este lugar. Queda realmente cerca... Y justo es noche de luna llena. La idea se oye genial.

Tengo la sensación de que Fermín se halla en un estado de embriaguez donde incluso la idea de meterse un pepino por la nariz le resultaría fantástica. Nico cruza la puerta que da al patio seguido por Yanina y Gustavo, dos chicos del colegio, y un tercer muchacho que desconozco.

—¿Listos?

—Me sumo —anuncia Bianca mientras se pone en pie.

—¿Qué? No puedes hablar en serio —exclamo.

Ella se aproxima al grupo y voltea a verme expectante.

—La tontería de la exploración se oye mil veces mejor que pasar más tiempo en esta fiesta. Necesito salir de aquí.

—Pero... No podemos meternos en un edificio abandonado.

—Descuida, yo lo hacía siempre —asegura Nico—. Es más divertido de lo que uno pensaría. Te va a gustar.

—No lo sé...

—Puedes quedarte si te da miedo —dice Bianca.

Me conoce mejor que los demás, sabe lo que sucede. El hecho de que me delate frente a todos, en especial ante alguien que muestra un mínimo de interés en mí, me ofende. Nico se acerca y se acuclilla a mi lado. Su mirada es dulce y gentil, al grado en que parece alcanzar un punto susceptible en mi interior y se apodera de él por completo. Recuerdo aquellas cuerdas y me aparto un poco con temor, al mismo tiempo, recuerdo que apenas unos minutos atrás su pelvis trataba de masajear mi trasero y no puedo evitar cohibirme ahora que lo tengo en frente. Son dos sensaciones nefastas que me presionan la garganta.

—Me encantaría que nos acompañes —dice en un tono bajo que, gracias a la música, solo yo logro escuchar.

Aprieto los labios, nerviosa. Nico me observa suplicante y mi deseo de ser incluida y no arruinar el momento me empuja a aceptar.

—De acuerdo, voy.

Resignada, los sigo hacia la salida.

—Fermín, no puedes dejar a toda esta gente en tu casa —señalo en un intento por hacerles cambiar de idea.

—Nah, no pasa nada —responde él agitando una mano—. Confío en mis amigos.

Muerdo mi labio inferior en frustración. Tras una conversación breve decidimos que Fermín no está en condiciones para manejar el suntuoso Audi que el padre le obsequió como regalo de graduación, así que viajará conmigo y Bianca mientras los demás van con Nico en su modesto Ford. Fermín se desploma en los asientos traseros, murmurando palabras inentendibles, mientras Bianca y yo subimos a la parte delantera. Ahora que puedo respirar tranquila y la imagen de las cuerdas queda cada minuto más distanciada de mi memoria, vuelvo a sentirme como yo misma, lo que significa que aprovecho el momento para soltar lo que pienso.

No soy la protagonista #PGP2024Où les histoires vivent. Découvrez maintenant