LA FAMILIA

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Un grupo de chicas joviales arrastra a Bianca lejos de ahí

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Un grupo de chicas joviales arrastra a Bianca lejos de ahí. Mi amiga se opone sin mucha resistencia, más bien confundida y ofuscada por el entusiasmo de las muchachas, hasta que eventualmente se deja llevar. Iván permanece a mi lado tres o cuatro segundos luego de eso; se pasa una mano por el cabello, como si debatiera qué hacer, y me dedica una última mirada antes de marcharse. No tiene motivo para quedarse ahí conmigo, aun así, me siento abandonada.

Busco un lugar donde sentarme, pero una chica fornida de tez morena me detiene.

—Ah, no, ni lo pienses. Tienes que ayudar. Toma. —Deposita en mis manos una pila de platos que no le cuesta nada sostener, en cambio, a mí el peso de la porcelana por poco me lleva al suelo. La chica se ríe—. ¿Eres la humana de Bianca?

Aprieto los labios, no solo por el esfuerzo de cargar los recipientes, sino también por el fastidio de que me denomine de esa manera.

—Soy Daniela, y soy su amiga, no «su humana» —farfullo.

Quiero mostrarme fuerte, pero incluso a mis oídos sueno como una cría haciendo un mohín. Ella vuelve a reír.

—Como digas. Soy Amanda, por cierto.

La sigo a lo largo de las mesas, sobre las cuales distribuyo los platos mientras ella coloca uno a uno los vasos que carga con una bandeja de mimbre. Observo el panorama que me rodea: un puñado de personas colocan una especie de tarima en el centro del terreno; la circundan las dos hileras de mesas dispuestas en forma de semicírculo, cuya abertura desemboca en una bonita casa pintada de rojo. La puerta del edificio es amplia, similar a la de un granero, y se encuentra alineada con la tarima.

—Amanda, ¿para qué es todo esto? —Me animo a preguntar.

—Para Bianca —responde con un tono al que solo le falta agregar un sarcástico «duh» al final.

—Sí, ya sé. Me refiero a..., ¿por qué ahora? ¿Qué pasaba si Bianca no venía?

Se detiene un momento con un vaso en la mano, pensativa.

—Mmm, de un modo u otro debía venir. Usualmente la ceremonia se celebra la noche siguiente a la luna llena, pero estas son circunstancias especiales, ya sabes... —Baja la voz y se acerca para susurrarme cerca del oído—: no esperábamos que Oscar mordiera a una humana.

—¿Por qué lo susurras? —inquiero. Archivo en mi mente el nombre de Oscar para tenerlo en cuenta más adelante, confiada de que no lo olvidaré.

—Vamos, no pensarás que todos estamos contentos con eso, ¿o sí?

No me pasa desapercibido el uso de la primera persona ni tampoco le interesa ocultarlo. Actúa como si aquel comentario no tuviera nada de malo y no sé qué responder. ¿Debo ofenderme?, ¿preocuparme? O, quizá, como Iván dijo antes, el problema es que no los entiendo. Balbuceo sílabas sueltas, incapaz de reaccionar como corresponde. Quiero exteriorizar el fastidio que me causa y defender mi condición de humana, al mismo tiempo, sé que sería una imprudencia: no puedo hacer nada contra ella, en absoluto.

No soy la protagonista #PGP2024حيث تعيش القصص. اكتشف الآن