EL PENSAMIENTO

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—Debes buscar nuevas amistades —comenta la mujer que se presentó con el nombre de Andrea—

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—Debes buscar nuevas amistades —comenta la mujer que se presentó con el nombre de Andrea—. Hazme caso, sé de lo que hablo.

—Mi amiga está pasando por un mal momento... —respondo apabullada.

Me encuentro en el asiento trasero de un pequeño Fiat, apretujada contra la puerta por el cuerpo de una de las mujeres que me acompañan. Somos cuatro en la parte trasera, mientras que en el asiento de copiloto se sienta la más corpulenta del grupo. Andrea, la mujer que Bianca agredió físicamente, maneja el coche. No es así como imaginé que terminaría este día, pero agradezco la presencia de estas personas en la playa, pues al verme sola y asustada abandonaron la actitud hostil y se portaron comprensivas.

No fui yo quien las atacó, al fin y al cabo.

Cuando les expliqué que no sabía cómo regresar a casa —no traigo dinero encima y no tengo a quién llamar— el grupo se ofreció a llevarme. Admito que aún tengo reservas sobre sus intenciones, pero no parecen peligrosas. Tampoco es como si tuviera una mejor opción.

—Mira, no importa lo mala sea su situación, puedo asegurarte que ninguna chica que te abandona por un chico es realmente tu amiga —observa una de las que se sienta detrás—. Da igual dónde y con quién estén, eso no se hace.

Las demás la secundan y no sé qué responderles.

Por supuesto que la actitud de Bianca me hiere e irrita por igual, solo que, al mismo tiempo, comprendo que mi amiga no se encuentra completamente lúcida. Está dominada por un poder inexplicable, así que no puedo decir nada para justificar sus acciones. Sin embargo, las palabras logran tocar una parte sensible que me hace dudar. 

¿Es la luna la que impulsa a mi amiga a actuar de aquella manera?, ¿o acaso se trata de una desinhibición? La idea de que la Bianca que conocí esta noche pueda ser la verdadera, la que no disimula sus sentimientos ni se preocupa por lo que piensan los demás, me angustia.

De ser así, ¿qué significaría esto para nuestra amistad?

Cuando nos aproximamos a la calle donde vivo, les indico una dirección que me deja a una cuadra de casa. Ni bien se alejan, enfilo hacia mi hogar bajo las lámparas que alumbran la calle y las veredas, y mantengo la mirada gacha para no imaginar figuras que me acechan en las sombras circundantes.

Una vez en la seguridad de mi casa, compruebo que mamá ha leído mi mensaje manuscrito, al cual respondió con un sencillo «diviértete» acompañado por un corazón. Aprieto los labios al ver aquella palabra.

Fue un día extraño. Las maravillas que Bianca es capaz de hacer me fascinan, pero no puedo afirmar que lo haya pasado bien. O tal vez es la amargura de este desenlace el que me hace sentir así. No obstante, cuando me lanzo en la cama, ya bañada y agotada por los sucesos recientes, la soñolencia aparta mi raciocinio y no puedo evitar pensar que para Bianca soy desechable, que si algo demostró esta noche es lo poco que le importo.

Por un momento, mientras el sueño asoma, me pregunto si a Bianca siquiera le agrado en realidad. 

No soy la protagonista #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora