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                        AILA

Mi cuerpo temblaba sin piedad y deseaba decir que era de placer, pero sería una total mentira, estaba aterrada, nunca había visto esa mirada en el rostro de Maxwell, cosa que me tenía de los nervios, pues no sabía que mierda esperar de su parte.

Él se detuvo justo enfrente de mi cama, apenas rosándola con sus muslos, me miró con una intensidad que me hizo jadear y yo no pude hacer otra cosa que suspirar pesadamente al observar como sus fuertes manos se apoderaban de mis tobillos y halaban de ellos con fuerza hacia él, logrando que un grito de sorpresa escapara de mis labios al sentir como mi cuerpo resbalaba por la cama hasta llegar prácticamente al borde, dónde para mi sorpresa, vi como Maxwell me soltaba y se retiraba la única prenda que tenía puesta, quedando así desnudo frente a mí, cosa que me hizo entrar en calor de inmediato. 

¡Maldición!

Odiaba como mi cuerpo reaccionaba instintivamente a él, no hacía falta que me tocara para sentirme excitada, su solo presencia lograba encenderme de una manera impensable. 

Una de sus manos me tomó del cuello con fuerza, pero no tanta como para lastimarme, pero sí para hacerme jadear de deseo. Hizo presión hacia adelante, logrando ponerme de pie, para luego empujar de mi cuerpo  hacia abajo, obligándome a quedar de rodillas frente a él, cosa que me hizo abrir mis ojos sorprendida al darme cuenta de lo que quería, algo que me hizo negar con la cabeza al instante. 

-Olvídalo, Maxwell –negué con voz temblorosa.

-Oh, sí lo harás –sentenció.

Sus manos fueron directo a mi cabeza y con un ágil movimiento quitó la hebilla que mantenía mi cabello recogido, ocasionando que este callera suelto por mi espalda y parte de mi rostro.

-¿Piensas obligarme, o qué? –pregunté con tono ahogado.

-Por supuesto que no, cariño –sus dedos trazaron caricias en mi rostro y se detuvieron sobre mis labios –No hará falta que yo te obligue a nada, porque sé que tú lo deseas

Al ver que yo no negaba absolutamente nada, sonrió, y dos de sus dedos hicieron presión sobre mis labios, logrando que los abrirá los suficiente como para que estos se colaran dentro de mi boca con rapidez, obligándome prácticamente a lamerlos, y para que mentir diciendo que no me gustaba ese poder dominante que estaba ejerciendo sobre mí, por lo que sin poder evitarlo, un gemido salió de mi boca, que fue ahogado rápidamente por sus dedos.

-Vamos, nena –me incitó a la vez que retiraba los dedos y arrimaba su prominente erección a mi rostro -¡Métetelo en la boca!

Y Maxwell no tuvo que repetirlo una segunda vez, mis labios se dirigieron hacia su pene, introduciéndomelo hasta la mitad y succionando lentamente, logrando que un pequeño gruñido de placer saliera de los labios de sus labios.

Me entregué por completo al placer que mi cuerpo sentía y me dejé llevar al instante por la excitación que llenaba mi ser, continué con las lamidas y succiones en su masculinidad, escuchándolo suspirar entre tanto, mientras sus manos sostenían mi cabello con suavidad. Luego de unos segundos de comenzada la felación, Maxwell retiró mis labios de su miembro para ponerme de pie y bajar sus manos hasta mis nalgas, dónde apretó una de ellas con deseo.

-Dilo, Aila –me pidió suavemente.

-¿Qué cosa? –pregunté con dificultad, extasiada por su perfume.

-Di que quieres que te haga mía, que te bese –susurro en mis labios –Di que quieres volverme a sentir dentro de ti

Separé un poco nuestros rostros y lo observé por un momento, su mirada seguía oscura, pero en sus ojos brillaba un poco prudencia, haciendo que recordara lo que me había dicho hacía unos días. Maxwell no me volvería a tocar a no ser que yo se lo pidiera.

Y esta vez no hubo duda en mí, ni vacilación y mucho menos miedo, pues o sabía muy bien lo que quería, y era a él, dentro de mí, haciéndome jadear y gemir de deseo por sus caricias.

-Hazme tuya

Susurre antes de volverlo a besar. 

Pasión & PoderWhere stories live. Discover now