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MAXWELL

Salir del sótano dónde me tenían encerrado fue mucho más difícil de lo que había pensado en un principio, ya que me encontraba muy débil, pues hacía días que no comía bien, eso sin contar las heridas que tenía en mi desaliñado cuerpo.

Debido a esto, tuve que arrastrarme prácticamente hacia la inmensa puerta de metal que me privaba de mi tan preciada libertad, gracias a dios que ésta estaba sin seguros, facilitándome el acceso al esterior.

Al no ver rastros de los tipos que estaban con Melissa, seguí avanzando hacia la salida, traté de ir lo más rápido que mis heridos pies me lo permitían, pues lo que menos quería era que Melissa recuperará la conciencia y alertara a sus esbirros.

Una imponente escalera se alzó frente a mis ojos, obviamente tenía que subirla sí quería salir de allí, pues no habían más puertas ni otro lugar por el cuál ir. 

Solté un suspiro pesado y con pasos lentos fui subiendo los escalones.

Luego de varios segundos, finalmente logré llegar arriba y abrí la pequeña puerta blanca que tenía en frente, observé al pasillo con cuidado y no pude evitar suspirar de alivio al no hayar rastro de los hombres.

Así que aproveché y salí, con pasó medio rápido atravesé la extensa sala, mientras que esquivaba algunas latas y embasees de comida regadas por el suelo.

Saqué el celular de Melissa de mi bolsillo derecho, y sin poder evitarlo, sonreí al ver que tenía conexión, así que sin perder tiempo, le envíe mi localización a Samuell y al instante recibí una respuesta de su parte.

"Ya vamos por tí, Maxy"

Una tranquilizante sensación de alivio me invadió, y la esperanza de finalmente poder estar nuevamente con Aila y mis amigos. Necesitaba seguir con mi vida y olvidar todo lo ocurrido aquí, claro, eso después de asegurarme de que Melissa pagará con creces todo lo que me había hecho.

Una gran sonrisa se apoderó de mis labios al observar la puerta de salida a unos cuantos metros de distancia de dónde me encontraba, por lo que con pasó rápido me dirigí hacia ella y me dispuse a abrirla con suavidad, tratando de hacer el menor ruido posible, lo que menos quería era alertar a alguien.

El celular de Melissa vibró en mi bolsillo, por lo que lo tomé con rapidez y suspiré aliviado al leer el mensaje que de Samuell.

"Ya estamos cerca Maxwell, la policía bien con nosotros, así que no te desesperes"

Estaba tecleando una respuesta cuando alguien me arrebató el celular de las manos con violencia, me giré exaltado, encontrándome frente con frente con Melissa, acompañada de sus dos hombres.

-¿A dónde crees que ibas, Maxwell? -preguntó con ironía.

Yo no le respondí, y por el contrario, traté de avanzar los pocos pasos que me faltaban para abrir la puerta, cosa que obviamente no pude hacer, pues uno de los hombres me tomó bruscamente, inmovilizandome casi por completo.

-¡Sultame! -alcé la voz y me removí con furia, tratando de liberarme del agarre.

-Tranquilo, Maxwell -dijo Melissa mientras se acercaba- No podrás soltarte, estás muy débil

-Estás acabada Melissa -escupí con rabia- La policía ya viene en camino

Ella sonrió con suavidad, y tomó mi rostro, haciendo que la mirara a los ojos.

-Ya es por eso que debo adelantar mis planes -sentenció.

Le hizo una seña a sus hombres y estos me arrastraron hacia uno de los barrotes de la cabaña, amarrandome a él con fuerza.

Melissa se volvió acercar a mí, aunque esta vez me tomó del pelo con brusquedad, conectando nuestras miradas.

-Quiero que mueras de pie como los hombres -susurró sobres mis labios- Me hubiese gustado tanto que está historia tuviera un final felíz, Maxwell

La seriedad con la que dijo esas palabras ocasionó que un desagradable escalofrío me recorriera completo, mi fin se acercaba, lo sabía muy bien.

-Es una lástima tener que matarte

-Ya te habías tardado ¿no? -la enfrenté, tenía que ganar un poco de tiempo hasta que los chicos y la policía llegarán- Hazlo de una vez, Melissa

-No, Maxwell -sonrió- No pienso hacerlo yo, para eso tengo a mis hombres

Sus labios se apoderaron de los míos con rudeza, y por más que traté de evitarlo, las ataduras me lo impedían.

-Yo no podría acabar contigo- confesó- No tengo el valor

Hombre 1: Usted nada más de la órden, señora

-Hazta nunca, mi amor

Melissa me soltó finalmente, para seguido se esto, girarse hacia sus hombres con gesto serio.

-Muchachos, rieguen la gasolina -ordenó con lentitud- Aquí solo pueden quedar cenizas

Sus hombres hicieron caso, y tomaron dos portones de gasolina de una esquina y comenzaron a verteerla en el piso con rapidez.

No sabía de dónde o en que momento la habían conseguido, pero algo me decía que este siempre fue el plan de Melissa, quemarme vivo.

Uno de los hombres sacó de su bolsillo un paquete de cerillas, y sin contemplación alguna, la encendió y tiró al suelo.

El fuego empezó a llenar la cabaña con rapidez y observé cómo Melissa sonreía en la lejanía.

-Melissa, por favor, no me hagas esto -suplique.

-No importa cuánto ruegues Maxwell, no cederé -alzó la voz- Ahora vas a tener que vivir el mismo infierno que yo he tenido que soportar por tú rechazo

-Basta ya Melissa, no puedes obligarme a amarte, eso es algo que nunca pasará, por dios, suéltame de una puta vez -me removí, tratando de safarme.

-¡Ya cállate!

Se acercó a mi nuevamente, yo tosí son poder evitarlo, el humo me estaba asfixiando.

-Yo estaba dispuesta dejar todo por tí -dijo con voz dura- A Samuell, la empresa, mi dignidad, estaba dispuesta a aguantar las críticas y señalamientos de las personas, !hasta mi vida!- alzó la voz- ¿Y tú qué hiciste, infeliz?, me hiciste rogar por tu amor como si fuera una cualquiera

-Hombre 2: Señora vámonos, o vamos a terminar rostizados cómo él

-¡No!, Yo nunca quise a nadie más Maxwell, y tú en cambio, te enamoraste de la estúpida de Aila -dijo furiosa- Pero no te preocupes, de ella me encargaré también

-¡Nooo! -grité con furia- No la toques, no te atrevas Melissa

-Tú no estás en posición de exigirme nada, ya estarás muerto para entonces. ¡Te vas a morir, desgraciado! -gritó histérica- ¡Te vas a morir!

Uno de los hombres la tomó del brazo y la alejó de mí, ella puso resistencia, pero finalmente, lograron sacarla de la cabaña a rastras.

El humo entraba en mi pulmones sin piedad, y no podía dejar de toser, me estaba asfixiando, lo más probable era que muriera ahogado antes de que el fuego me alcanzara.

Millones de recuerdos llegaron a mi cabeza sin piedad, todos los momentos vividos con mis amigos, con Aila y hasta con Leahnor, no podía creer que mi vida fuera a terminar así.

Nunca conocería a mis hijos, me perdería la oportunidad de verlos crecer, de no poder jugar con ellos, de ver sus primeros pasos y escuchar sus primeras palabras, tal y cómo lo hice con Aila.

Y a ella tampoco la podría volver a ver, ni besar sus labios, ni hacerla mía una vez más, me perdería de tantas cosas, no podría demostrarle a Samuell  cuán arrepentido estaba por lo que le había hecho.

Estaba sudando a mares y poco a poco fui cayendo el la inconsciencia, sin embargo, aún en la bruma de mis tormentosos pensamientos, logré escuchar varios ruidos de disparos fuera de la cabaña, y algunos pasos apresurados dirigiéndose hacia mí, la puerta siendo bruscamente abierta y la figura borrosa de una persona en la entrada de esta.

-¡Maxwell!







Pasión & PoderWhere stories live. Discover now