🌹15🌹

2.1K 76 8
                                    

AILA

Lo que empezó como una tarde de películas terminó siendo una tarde de puro sexo y desenfreno, la verdad, debía admitir que ya me estaba volviendo adicta a Maxwell, me gustaba como me tocaba y mi corazón no podía evitar acelerarse cada vez que estaba cerca, además, su hermosa sonrisa me volvía loca.

Había pasado una semana desde que finalmente le dimos rienda suelta a la pasión que sentíamos el uno por el otro, sin importarnos nada más que el deseo que sentíamos mutuamente. Fue una semana en la cual bastante agitada, en la que yo me había mudado prácticamente a su cuarto, corrección, me había mudado a su cama, nos duchábamos juntos y nos traían la comida al cuarto en algunas ocasiones, salíamos algunas noches cuando Maxwell no venía tan agotado del trabajo, también nos empezamos a conocer mucho mejor, él me contó de como era su vida mucho antes de conocer a mi madre y también después de que ella lo dejara, omitiendo claramente algunos detalles, por lo que no me dijo como era cuando ellos dos estaban juntos, y la verdad, es que lo prefería así.

Había pequeños detalles de su vida que para mí era mejor no saber, así como tampoco tocamos el tema de Melissa, y es que no me apetecía arruinar el ambiente hablando de una mujer como ella, por otro lado, Donnan había venido personalmente para disculparse con Maxwell por lo que casi hicimos, Maxwell no hizo mayor el problema y lo perdonó fácilmente por dos razones:

Primera: Yo ya le había platicado de cómo fue la situación y que la culpa fe solo mía.

Segunda: Maxwell no tenía moral para reprocharle nada cuando él le había hecho lo mismo a Samuell con Melissa.

Por lo que solamente le tocó suspirar y dar un paso al costado y aceptar también su parte de culpa en toda la situación, pues si él no me hubiera aislado prácticamente del mundo y restregado sus noches de sexo con Melissa en la cara, nada de eso hubiera sucedido.

Y bueno, justo hora nos encontrábamos recostados en su cama, comiendo un plato de frutas que le había pedido específicamente a Lillie que lo trajera, ya que ella era en la que más confiaba de todos los que trabajaban en la mansión y no quería que nadie se enterara de lo que pasaba entre yo y Maxwell, no estaba preparada aun para enfrentar la opinión de las personas sobre la retorcida y poco sana relación que estábamos manteniendo, tampoco era como si Lillie lo supiera, pero sabía que ella no era tonta y algo sospechaba, y aun así ni hacía preguntas, solo aceptaba, callaba y me apoyaba y eso era algo que yo valoraba inmensamente.

Me incliné hacia adelante para coger uno de los ramos de uva que habían en la bandeja frente a nosotros, me enfoqué en dejar mi trasero bien alzado para que Maxwell lo notara, cosa que al parecer captó su atención al instante y desenfoco su atención de la película que veíamos para posarla en mí, ya que no pasó mucho tiempo para que pudiera sentir sus manos traviesas en este, acariciándolo suavemente, cosa que me hizo sonreír grandemente, hasta que un escalofría me recorrió completa al sentí algo húmedo y luego una pequeña mordida en mi nalga derecha.

Hice afán de volverme a sentar, pero él me arrastró hacia su cuerpo, ubicándome entre sus dos piernas y permitiendo que recostara mi cabeza en su pecho, yo me entretuve haciendo círculos en su torso desnudo mientras el dejaba caricias en mi pelo.

-Oye Aila -su voz rompió el silencio que habías estado manteniendo - Yo te platiqué sobre mis antiguas relaciones, pero, tú no me has dicho nada de las tuyas

-¿Para qué quieres saber eso?-me separé un poco de su pecho para observarlo mejor.

-Porque yo me di cuenta que no eras virgen y me gustaría saber quién fue el primero

Algo en su tono de voz me hizo sonreír, había un deje de celos en sus ojos y por la forma en que sostenía posesivamente mi cadera, por lo que quise aclararle algo.

Pasión & PoderWhere stories live. Discover now