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AILA

Mi corazón latía desbocado y mis manos temblaban sin parar, no podía creer lo que Samuell me estaba diciendo, era imposible, Henry no podía ser mi verdadero padre, claro que no, mi madre no podía ser tan cruel como para ocultarme algo así.

Quería gritar y llorar de impotencia, debía aceptar que el hecho de que Maxwell no fuera mi padre me aliviaba en demasía, pero por otro lado, me dolía pensar que toda mi vida había sido una mentira, no, me negaba, me rehusaba a creer en eso.

Samuell me miraba preocupado, trató de acercarse, pero yo lo detuve, me aleje de su lado y de su tacto, no lo quería cerca, ni a él ni a nadie, a nadie más que a mí madre, tenía que hablar con ella, tenía que enfrentarla y hacer que me dijera la verdad.

-Aila cálmate, alterarte no le hace bien a tu embarazo - dijo con voz preocupada.

-Es que no puede ser cierto, N-no

En mi mente nunca  había cabido esa posibilidad, me había hecho la idea de que estaba enamorada del mismo hombre que me había dado la vida, me había sentido tan enferma por tener tales sentimientos, me había destrozado por dentro, madre lo sabía y aún asi calló, calló como una cobarde.

Mi mente se nublo de repente y sin medir mis acciones y las consecuencias de mi actos salí a paso rápido del despacho, buscando con desespero a la mujer que me dió la vida.

Todos aún estaban reunidos en la sala, así que me acerqué a ella y me detuve justo en enfrente de su rostro, ella levantó la cabeza y sus ojos conectaron con los míos para luego regalarme una sonrisa dulce y ponerse de pie.

-¿Cómo sigues hija? -preguntó con voz suave.

-¿Maxwell es mi verdadero padre?

Pregunté tensa y directo al grano, su rostro se puso pálido y su cuerpo se tenso firmemente, todas las miradas se encontraban sobre nosotras, perplejos, sobre todo la de Henry.

-¿A-a que viene esa p-pregunta? -dijo con voz temblorosa.

-Solo respóndeme, mamá

-Sí, por supuesto que sí

Apreté los puños con fuerza, yo la conocía muy bien y notaba claramente sus nervios, ella me estaba mintiendo, lo sabia.

-Que raro, porque Samuell te escucho hablando con Lillie -la nombrada me miró perpleja -Le dijiste que yo era hija tuya y de Henry

-¿Qué? -su grabé voz se hizo presente -¿Que estás diciendo Aila?

-Lo que oyes, al parecer mi madre mintió toda mi vida

-No hija, déjame explicarte -dijo con pesar.

Solté una risa airada mientras la miraba con rencor, Henry se acercó a nosotras, tenso, e igual de sorprendido que yo.

-¿Explicarme qué? -alce la voz -Me mentiste, me viste sufrir por qué creía que estaba enamorada de mi padre, viste el dolor que me causaba sentirme tan enferma, casi pierdo a mis bebés por un ataque de histería que tuviste y ahora sé que fue más que injustificado y tú te callaste, poco te importó nuestro dolor, ¿por qué mamá?

Ella solo lloraba y a mí solo pudo importarme menos.

-E-es complicado

-Lehanor, por favor, dime qué lo que dice Aila no es cierto, por favor dime qué no me has visto la cara de imbécil todos estos años -hizo una pausa -Dime que no me hiciste creer que estaba criando a la hija de uno de mis amigos cuando en realidad era mía ¡Dímelo!

-S-si, es cierto

Un silencio sepulcral inundó la sala, todos se notaban perplejos y muy confundidos, no me di cuenta en el momento exacto en el que mis lágrimas comenzaron a fluir por mis mejillas sin control, aún escuchándolo de ella me negaba a creerlo.

-¿Cómo pudiste? - el dolor presente en la voz de Henry me estremeció- Nos has mentido durante casi veinte años, por dios, no me lo creo

-Déjenme explicarles -hizo una corta pausa- Yo estaba muy asustada, Aila tendría una mejor futuro siendo hija de Maxwell y...

-Ya, cállate mamá, cállate -Me acerque más a ella -No hay justificación que valga, el dolor que me haz causado no te lo voy a perdonar nunca

Henry me miró durante unos breves segundos, sus ojos brillaban y me miraron con una ilusión que me hizo encogerme en mi lugar, yo le quería, claro que lo hacía, siempre le había agradecido el haberme criado y darme todo el amor que pudiera necesitar, pero de ahí a conciderarlo mi padre, no, no sabía cómo lo afrontaría.

-Aila...

El sonido de un celular interrumpió lo que fuera que me iba a decir y la verdad es que lo agradecí enormemente, no estaba lista para tener esa conversación.

La maldición que soltó Samuell me sobresaltó un poco, he hizo que toda mi atención se centrara en él.

-¿Qué demonios quiere ahora? -dijo furioso.

-¿Quién es Samuell? -preguntó Donnan, viéndose un poco preocupado ante la reacción de su amigo.

Un suspiro de cansancio salió de sus labios.

-Es Melissa

Me tense notablemente a la vez que mi respiración se aceleraba, me acerqué a él lo más rápido que pude.

-¡Contesta! -excpamé- Puede que quiera decirte algo de Maxwell

Finalmente asintió y contestó la llamada y lo puso en altavoz.

-¿Qué mierda quieres, Melissa?

-Necesito que vengas por mí

Esa voz resonó en mi cabeza con fuerza y mi cuerpo tembló sin que pudiera evitarlo, perdí mis fuerzas y gracias a dios que las manos de Henry lograron retenerme.

-Maxwell

Pasión & PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora