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MAXWELL

Estaba un poco/demasiado agitado, me había demorado más de lo esperado en el trayecto al restaurante y no quería hacer esperara a Aila y mucho menos decepcionarla, pues sabía muy bien las expectativas que tenía puestas en este cita. Al llegar al restaurante me acerque a paso rápido a la recepción y hablé con la muchacha que estaba atendiendo.

-Hola, buenas noches –saludé con educación.

-Buenas noches señor –sonrió- ¿Tiene reservación?

-Por supuesto

-¿Me puede decir su nombre, por favor?

-Maxwell Jefferson

La muchacha levantó la mirada asombrada y con un ligero brillo en sus ojos, yo ni siquiera me inmuté, ya estaba acostumbrado a ese tipo de reacciones de las mujeres al saber mi nombre, así que no le tomé mayor importancia. La chica volvió a concentrar su atención en la computadora que tenía enfrente y buscó mi nombre en ella.

Levantó nuevamente la vista y me dedicó una dulce sonrisa.

-Sígame, señor

Empezó a caminar delante de mí, sus pasos era suaves pero muy sugerentes, cierto contoneo en sus caderas, obviamente quería que mi mirada reparara en ella y la corta falda que llevaba, no pude evitar sonreír por eso.

A la mesa, me sorprendí al ver que no estaba Aila esperándome, se suponía que ya estuviera allí, fruncí en ceño sin poder evitarlo, estaba un poco preocupado.

Tomé asiento y observé a la muchacha, la cual aún seguía parada delante de mí, su mirada descarada recorriéndome por completo y nuevamente, no le tomé la menor importancia.

Mi clara falta de interés a sus insinuaciones, ocasionó que ella apretara un poco las manos, claramente disgustada e hiciera una reverencia, dispuesta irse, pero yo la detuve y al girarse hacia mí, pude observar como sus ojos se habían iluminado nuevamente y su sonrisa se hizo más grande.

Lástima que no fuera para lo que ella pensaba.

-¿Se le ofrece algo, señor Maxwell?

-Sí, ¿usted sabe si hubo alguna chica sentada aquí antes?

Pregunté con calma, tenía la esperanza de que Aila hubiera ido un momento al baño.

-No señor, esta mesa fue reservada especialmente para usted, nadie más la ocupó

-¿Está segura? –Dije impaciente- Es que mi acompañante tuvo que haber llegado hace ya un tiempo

-Estoy segura, señor –su voz no vaciló ni un momento- Pero aun así descríbamela, a lo mejor así lo recuerdo

-Claro –sonreí- Es alta, pelo rubio, largo y ondulado, sonrisa brillante, buen cuerpo y eso sí, muy hermosa

-¿Será que se parece a mí?

Sentí su dulce voz a mi espalda y no pude evitar sonreír, me levanté de la silla y me gire hacia ella, estaba preciosa, como siempre. Me acerqué y la abracé con cariño, al separarnos le robé un corto beso en los labios, ante el cuál ella se ruborizó al instante.

Por eso había pedido la mesa más apartada, así estaríamos solos y podría besarla cuando se me diera la regalada gana y no tener que soportar las miradas curiosas de las demás personas.

Gracias a Dios la chica que me había atendido ya se había retirado, no quería espectadores.

-¿Me vas a decir como haces para verte cada vez ms hermosa?

-Mhnn –sonrió suave- No, eso es un secreto

-Bueno, no me digas –susurré- Tal vez yo lo pueda averiguar

Pasión & PoderOù les histoires vivent. Découvrez maintenant