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AILA

No había dejado de llorar en toda la noche y tampoco podía dormirme, la preocupación que sentía no me lo permitía, por eso mi mamá me obligó a tomarme un calmante, el cuál ya había hecho efecto, pero aún así yo no estaba tranquila y no lo estaría hasta saber que Maxwell estaba bien.

Lillie y mi mamá estaban acostadas en la cama conmigo, yo no había querido dormir sola y ellas aceptaron quedarse para hacerme compañía y era algo que les agradecía mucho, pues sentía la protección que me embargaba cuando estaba con Maxwell.

Yo tenía la cabeza en el pecho de mi madre, mientras ella me tocaba delicadamente el pelo, dejándome suaves caricias en este, mientras Lillie me abrazaba por la cintura en manera de apoyo.

-Hay amiga, tú tienes que ser fuerte, vas a ver qué toda esta pesadilla va a pasar, tienes que ser positiva

Dijo Lillie con suavidad, sabía que estaba tratando de transmitirme la calma que me faltaba en esos momentos.

-No, hay algo en mi corazón que me dice que Maxwell está muy mal -sollozé- Y yo no puedo soportar eso

Dije mientras me enderezaba en la cama, ellas hicieron lo mismo pero no dejaron de abrazarme en ningún momento, haciéndome sentir protegida.

-Tengo miedo de perderlo, mucho miedo -confesé con dolor.

-No, haber hija, la mejor manera de ayudar a Maxwell, en dónde sea que esté, es manteniendo tu firmeza

Mi madre me tomó del rostro y me limpió las traicioneras lágrimas que caían por mis mejillas dulcemente, mientras me regalaba una sonrisa tranquilisadora.

-Si, piensa en que te diría él en este momento, en lo que él esperaría de tí -volvio a decir mi madre.

Tragué pesadamente en un intento de deshacer el nudo que se había formado en mi garganta, junté las manos sobre mi regazo y suspiré tratando de retener las lágrimas que amenazaban en volver a salir.

-Maxwell diría: "El amor nos hace fuerte muñeca, no te rindas"

El dolor de perderlo se hizo más fuerte.

¿Por qué demonios nos estaba pasando esto?.

Justo ahora que estábamos tan bien, que no teníamos la necesidad de escondernos, que íbamos a ser padres, que estábamos felices, sin duda, muchas veces, la vida era un puta mierda.

-Así es, no hay que rendirse, tú tienes que ser valiente, tú tienes que ser fuerte, por tí, por Maxwell y por los bebés que vienen en camino, tú puedes, hija

-N-no, no puedo, siento como si mi mundo se hubiera derrumbado por completo

-No digas eso amiga, claro que tú puedes , Aila -dijo con cariño- Además nos tienes a nosotras y a los chicos, ya verás que todo esto acabará muy pronto

-Sí -concordó madre.

Sonreí débilmente, pensando en los recuerdos que tenía con él, y logré obtener las fuerzas necesarias para soportar todo este dolor que me consumía por dentro, porque es lo que él hubiera querido.

-Y yo te respondo Maxwell: "No me voy a rendir, yo voy a esperar por tí, dónde quiera que estés, yo te mando mi fuerza y todo mi amor"

Ellas me abrazaron mientras nos volvíamos a recostar en la cama, cerré mis ojos en un intento de dormir, tenía que descansar, reponer fuerzas, por mí bien y el de mis bebés.

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Los chicos vinieron a mi casa en cuanto salió el sol, lo cuál me reconfortó mucho, pero no lo suficiente, quería a Maxwell, lo necesitaba conmigo y solo hasta que eso pasara yo estaría tranquila.

Pasión & PoderWhere stories live. Discover now