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al llegar al restaurante me sentí satisfecha con mi vestuario, era muy acorde para la ocasión y lugar

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al llegar al restaurante me sentí satisfecha con mi vestuario, era muy acorde para la ocasión y lugar.

nos sentamos en una mesa alejada un poco de la multitud, punto a favor porque lo que menos quería era estar comiendo y que algún fan se le acerque a pedirle una foto.

a veces la gente no entendía que los famosos también son personas que necesitan privacidad.

al momento de ordenar opté por unas pastas y un vino, una de mis combinaciones favoritas. lisandro ordenó carne.

- ¿cómo terminaste acá en manchester, mi? - me preguntó mirándome fijo, lograba ponerme nerviosa sin que siquiera lo intente

- me gané una beca en la universidad de manchester apenas terminé el colegio, no lo dudé y me vine. fue una oportunidad que no se te presentan dos veces en la vida - explique jugando un poco con los anillos de mi mano derecha, era reservada sobre mi vida privada

- ah bueno entonces sos una traga - se burló el defensor, la sonrisa que tanto me gustaba se le formó en la cara, no pude evitar imitarlo

- se podría decir que si

antes de que pudiéramos continuar charlando aparecieron dos mozas con la comida de ambos, supongo que la rapidez del momento fue producto de saber que estaban frente a un futbolista.

pude divisar que junto el plato de lisandro una de las mozas dejó un papel escrito, una risa para nada disimulada se me escapó de la boca.

- ¿qué? - preguntó el defensor también riéndose debido a lo contagiosa que era mi risa, era tan despistado que no se dio cuenta de lo evidente que fue la moza

- me parece que andas bastante solicitado - contesté señalando el papel al lado del plato

lisandro tomó el papel y sin siquiera observar su contenido se paró a tirarlo al tacho que estaba a unos pasos nuestro. mis ojos siguieron cada uno de sus movimientos.

- no es la chica que me interesa

mi garganta se me secó al instante.


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luego de la cena propuse caminar un rato por las vacías y frías calles de la ciudad, no quería volver a la monotonía de mi departamento. me sentía muy cómoda a su lado.

pude conocer más sobre sus orígenes, su familia, amigos y la ilusión que tenia sobre la próxima copa del mundo.

- igual no se si me va a convocar, hay banda de jugadores con mejor nivel que yo. incluso si lo hace capaz ni juego, no sabes las ganas que tengo de ir - se le notaba en la voz la gran expectativa que tenia sobre la copa, me hacía muy feliz escucharlo hablar sobre lo que le gustaba

también me gustaba que ambos nos sintiéramos cómodos para charlar sobre nuestros sueños, aunque apenas nos hayamos conocido hace una semana.

- licha, por dios. sos uno de los mejores defensores que vi, tenes recién veinticuatro años y estas en la mejor liga del mundo, incluso en uno de los clubes más grandes. boludo, hiciste que haaland siendo la bestia que es quede chiquito al lado tuyo. ya ganaste la copa america y finalissima, confía un poco en vos. por lo menos yo lo hago - dije sin pensar, las palabras salían solas de mi boca

cuando pare de hablar él se había frenado en el camino, tenía las manos en los bolsillos de su campera y me miraba con un brillo especial en los ojos.

- cada día me sorprendes más, miranda. gracias por las palabras, de verdad que lo aprecio

sin decir mucho más me abrazó, al instante se lo devolvi. se sentía bien abrazarlo por primera vez.

no caminamos mucho más luego de aquello, el sueño nos estaba ganando a ambos, el club nos mataba.

una vez dentro del auto volvió a su típica actitud, la verdad que ya la extrañaba.

- bueno, volvamos a vos, rubia - dijo mientras me miraba de reojo, la música estaba de fondo pero lo suficiente baja para no molestar, el ambiente era cálido

- ¿que más queres saber? - respondí girando un poco mi cuerpo para poder observar su perfil con comodidad

- ¿cómo supiste que querías ser periodista?

me daba vergüenza dar la respuesta por lo que tarde unos segundos en reaccionar y él se dio cuenta.

- si no queres responder esta más que bien, mi - se atajó sin apartar la vista de la calle, se le notaba en la voz la preocupación, me parecio demasiado tierno por lo que sonreí

- no pasa nada, licha. me da vergüenza decirte nomas, ¿te acordas la famosa entrevista entre iker casillas y sara carbonero? - dije mordiéndome las uñas ante su silencio

- jodeme - él se rió y mis mejillas se tornaron de rojo

- para, obvio que siempre me gustó el fútbol y de chiquita tenía intriga sobre los futbolistas, su trayectoria y todo. amo lo que hago y no lo cambiaría por nada pero lo que terminó de determinar todo fue esa entrevista

- sos increíble, rubia. te juro que me esperaba todo menos esto

cuando finalizó de hablar pude ver que ya habíamos llegado a mi casa, él me acompaño hasta la puerta. mis mejillas todavía estaban rojas.

- aunque te hagas la difícil, nosotros dos vamos a ser iker y sara en algún momento, solo que nunca vamos a terminar

antes de que pueda replicar me dio un beso en la mejilla y se dirigió hacia su auto.

me estaba ganando.

london boy | lisandro martinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora