Capitulo 25

1.6K 121 0
                                    

Jimin entró en el dormitorio y estaba a punto de dejar el whisky sobre la mesilla cuando Jeon salió del baño.

-Ah, gracias.

Jimin tragó saliva. Con el pelo mojado y aquellos soberbios músculos, cubierto apenas por una diminuta toalla, seguía siendo el hombre más atractivo que había visto en toda su vida.

-De nada.

-Me hacía falta, la verdad.

Desde aquella mañana, algo había cambiado entre ellos. Jungkook había cambiado. Y, de repente, la tensión sexual era palpable, una tensión que había muerto cuando llegaron a Génova... pero Jimin apartó la mirada.

Jeon también se dio cuenta y sonrió, satisfecho al saber que no era tan inmune como intentaba hacerle creer. Y, aunque era un pensamiento machista, se alegraba de que la vida sexual de Jimin se limitara a su experiencia con él. Porque estaba dispuesto a que siguiera siendo así. Con ese pensamiento en mente, Jungkook rompió la promesa que se había hecho a sí mismo y sonrió, insinuante.

-Y será un placer para ti también cuando volvamos, cariño.

Jimin se puso colorado y salió de la habitación como alma que lleva el diablo. De vuelta en el salón, miró el bar con angustia.
Nunca en su vida había necesitado tanto una copa. Pero no podía beber porque estaba embarazado.

Entonces dejó escapar un suspiro. Tenía que controlarse. Una sonrisa de su marido y estaba a punto de convertirse en el tonto que había caído a sus pies, sin saber que podía ser un hombre cruel y sin corazón. Eso no era lo que quería, no, lo que deseaba era una relación de igual a igual, una relación en la que hubiera respeto mutuo confianza.

-Has salido corriendo antes de que pudiera darte esto _ la voz de Jungkook hizo que se volviera.

Jeon, con esmoquin.

Jake, más guapo que nunca.

-A ese vestido le falta algo _ dijo él, sacando un collar del bolsillo.

-No hace falta...

-Tranquilo, cariño. Déjame porque a mí sí me hace falta _ murmuró Jungkook, colgando un magnífico zafiro rodeado de diamantes alrededor de su cuello.

Y luego una pulsera a juego.

-No quiero...

-Si quieres _ lo interrumpió él _ Pero no quieres admitirlo _ rió, y antes de que pudiera evitarlo, le puso un zafiro en el dedo, al lado de la alianza _ Así está mejor, así todo el mundo sabrá que eres mi adorado esposo. Vamos, tenemos que imos o los invitados pensarán que los hemos abandonado.

Jimin intentó quitarse la pulsera.

-Ni lo sueñes _ dijo Jeon.

-Si crees que puedes comprarme, te equivocas. No estoy en venta.

-Eso ya lo sé _ suspiró Jeon.

-¿A qué invitados te refieres? Pensé que íbamos a cenar.

-Y eso vamos a hacer. Pero quiero presentarte a unos amigos.

Mientras iban en la limusina, Jake le explicó que aquella cena era una especie de banquete de bodas para los amigos y socios que no habían podido acudir a la ceremonia en Inglaterra.

La idea de conocer a sus amigos en ese momento le resultaba más bien poco atractiva. Pero no podía hacer nada. Como no podía hacer nada para apartarse de Jeon en el interior del coche. Estaban demasiado cerca, podía respirar el olor de su colonia, que le resultaba tan familiar, tan erótica...

Jimin dejó escapar un suspiro de alivio cuando la limusina se detuvo, pero el alivio duró poco porque Jungkook lo tomó del brazo para subir los impresionantes escalones de piedra de una elegante casa que pertenecía a otra era.

Eran casi las ocho cuando entraron en el salón y se quedó atónito cuando la orquesta empezó a tocar la Marcha Nupcial, que fue recibida con aplausos por parte de los congregados.

Colorado hasta la raíz del pelo, agradeció el apoyo del brazo de Jeon mientras le presentaba a una pareja mayor, los Lasio, sus padres adoptivos. Lo primero que llamó su atención fue la tristeza que había en sus ojos. cuando le desearon felicidad, se sintió culpable. Aunque no era culpa suya lo que había pasado con Hyuna.

-No te preocupes, no saben quién eres -dijo Jeon, como si hubiera leído sus pensamientos.

Durante media hora estuvo presentándole gente cuyos nombres apenas era capaz de recordar, debía de haber más de cien personas.

Paulo Bruno, el hijo del ginecólogo, y su mujer. Stephanie, le dieron la enhorabuena por su embarazo y Jimin miró a Jeon, sorprendido.

-Esto es Italia, querido. Tener un hijo es algo que siempre se celebra, no algo que haya que esconder.

-Tampoco yo lo escondo -replicó Jimin _ Perdona, tengo que ir al baño.

-Te acompaño _ se ofreció Stephanie _ Cuando yo estaba en estado, me pasaba el día yendo al baño.

Después de refrescarse un poco, ya iban a salir del baño.

-Bueno, supongo que debemos volver al salón _ comento Stephanie _ Si no lo hacemos, Jeon vendrá a buscarte, nunca lo había visto enamorado y es increíble lo tonto que está _ rió Stephanie _ Me alegro mucho por los dos, de verdad, especialmente por el niño, Jeon será un padre estupendo, y no te creas ni la mitad de las historias que te cuenten sobre él, no ha tenido tantas aventuras, tampoco es que haya sido un santo, pero Jeon es en fin, es un hombre un poco anticuado en muchos aspectos. Así que no tienes que preocuparte, será un marido maravilloso.

Si había intentado animarlo, la información sobre las mujeres que había habido en la vida de Jeon tuvo el efecto contrario. Y su determinación de darle una oportunidad se tambaleó.

-Jimib, creía que te habías perdido. Ven, están a punto de servir la cena _ como había supuesto, Jungkook estaba esperando en la puerta.

Todas las mujeres iban vestidas de diseño y Jimin agradeció que Sophia la hubiese ayudado a elegir el vestido. Y todas iban enjoyadísimas, y no sólo las mujeres, algunos hombres también. El signor Dotello, por ejemplo, que llevaba un diamante en la oreja del tamaño de un huevo. Eso, y un crucifijo de oro y brillantes que debía de pesar una tonelada.

-Qué sobredosis de oro _ murmuró, irónico.

-Dotello es marchante de joyas _ le explicó Jeon.

-Ah, ahora lo entiendo, pues parece que las lleva todas puestas y la mitad del torso.

-Y tú no deberías haberte fijado _ dijo Jeon, mientras lo llevaba hacia la mesa. Los padres adoptivos de Jungkook se sentaron con ellos, junto con Sophia y su marido, Gianni, Paulo y su esposa Stephanie, que le sonreía como si fueran viejos amigos.

La comida fue soberbia y el champán y la conversación fluyeron durante toda la cena, los únicos que estuvieron callados fueron Diego y su novia del momento, una modelo rusa llamada Lenka, que no hablaba más que ruso.

-Lenka es su tipo _ bromeó Jeon _ A Diego le gustan las mujeres guapas y mudas.

-¿Y a ti no? _ preguntó Jimin, recordando a Melissa.

-He salido con algunas, lo admito, pero prefiero a las rubios ingleses de preciosos ojos azules que no se callan ni debajo del agua _ el tuvo que contener una carcajada.

-Chicos, les toca abrir el baile _ dijo Diego, cuando la orquesta empezó a tocar un vals.

-¿Vamos? _ sonrió Jeon, tomando su mano. Con todos sus amigos mirando, Jimin no podía decir que no.

-¿Te das cuenta de que no hemos bailado nunca juntos?

-No, es verdad. -¿Crees que podremos hacerlo?

-Seguro _ contestó Jeon _ un chico que se mueve como tú en la cama tiene que moverse bien en la pista de baile.

Y tenía razón.














.......













FELIZ AÑO A TODOS 🥂🎉🎇

Venganza Amarga - KOOKMIN - TerminadaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz