Capitulo 26

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Bailaron...

Jeon tenía una mano en la cintura de Jimin delicadamente y se movían con gracia por la pista de baile mientras los invitados aplaudían. Afortunadamente, poco después el resto de las parejas se unió a ellos.

-Gracias a Dios, no me gusta nada ser el centro de atención _ dijo Jimin.

-Yo le doy gracias a Dios por ti.

Jimin tuvo que bajar la mirada, no sabía cómo responder. Aquel cumplido era tan raro en Jeon... pero había algo tan convincente en su tono que no pudo evitarlo.

Levantó la mirada y sus ojos se encontraron, y el deseo hizo que su pulso se acelerase, como antes, como en Londres.

Siguieron bailando sin hablar, con Jeon apretando su cintura y la cabeza de Jimin apoyada en su hombro. Estaban en otro mundo, en un mundo que era sólo suyo y que ni ellos entendían.

-¿Cuánto tiempo tenemos que esperar antes de irnos de nuestra propia fiesta? _ le preguntó Jungkook en voz baja.

Jimin sonrió con una sonrisa insinuante, sensual.

-Ya está, nos vamos ahora mismo _ dijo Jeon agarrando su mano para irse.

-No podemos, los invitados se llevaran una desilusión _ protestó Jimin.

Cinco minutos después, Jeon había hablado con sus padres adoptivos y algún que otro invitado y sus estaban de vuelta en la limusina.

-¿Qué les has dicho?

-Que te habías mareado y tenías ganas de acostarte.

-¿Qué? _ exclamó Jimin.

-Tenía que encontrar alguna excusa, además es verdad, pero soy yo el que tiene ganas de acostarse desesperadamente contigo cariño _ susurro Jeon de manera seductora.

Jimin cerró los ojos, de repente, se sentía mareado. Mareado por un millón de sensaciones, mareado de amor. Lo deseaba tanto...

Y Jeon lo sabía. Lo estrechó entre sus brazos y empezó a besarlo, a acariciar su pecho por encima del vestido. Y Jimin tembló bajo su tacto, el deseo recorriendo su cuerpo como un río de fuego. Lo deseaba tanto, se moría por él...

-Dios! ¿Qué pasa contigo y los coches? _ exclamó Jeon _ Ya hemos llegado, amore.

En unos minutos estaban desnudos, en la cama, aunque Jimin no sabía cómo habían llegado allí. Jeon acariciaba su pelo que, de alguna forma, estaba suelto, aunque tampoco recordaba haberse quitado el moño. Todo estaba pasando como en un sueño.

Pero el cuerpo de Jeon no era un sueño, era muy real, y lo acarició como lo había acariciado tantas veces, con deseo, con ardor.

Jeon se inclinó para besar su abdomen, murmurando palabras cariñosas para su hijo, antes de seguir adelante, mordisqueándolo y besándolo hasta que no pudo más.

Cuando se echó hacia atrás, Jimin miró, fascinado, su erección, la potente arma entres sus muskos, palpitando de deseo. Un segundo después, se había perdido dentro de el, centímetro a centímetro, electrizándolo hasta que todo su cuerpo gritaba pidiendo liberación.

Jeon empujó despacio al principio y después cada vez con más fuerza, hasta el fondo. Repetía el movimiento una y otra vez, buscando sus pechos con la boca. Jimin le clavaba las uñas en la espalda, sin saber siquiera que lo estaba haciendo, mordiéndolo, voluptuoso y abandonado.

Él dejó escapar un gemido ronco y aumentó el ritmo hasta que, con una embestida final que pareció llegar hasta su útero, cayó sobre el, temblando de la cabeza a los pies.

- Te necesito tanto, amore mio.

Lo necesitaba. Eso era como música en sus oídos. Aquella vez Jimin no puso objeciones cuando la "amor mío", después de aquello, incluso podía creerlo.

Pero se llevó una desilusión cuando, unos minutos después, la expresión de Jeon se volvió de nuevo fría.

-No deberíamos haberlo hecho _ dijo Jeon.

-Imnos de la fiesta quieres decir? _ pregunto confundido Jimin.

-No, no es eso.

-¿A qué te refieres entonces? _ preguntó Jimin, asustado. No podría soportarlo de nuevo, no podría soportar un rechazo.

-A que podríamos haberle hecho daño al niño.

Jimin dejó escapar un suspiro de alivio.

-No vamos a hacerle daño. Los niños son muy duros.

-¿Y cómo lo sabes, has tenido alguno?

-No. Y tú tampoco.

-Yo... pero una vez estuve a punto.

Jimin se quedó paralizado.

-¿Qué? _ pregunto Jimin desconcertado por aquel secreto revelado.

- Era muy joven y mi novia, mi prometida, me dijo que estaba embarazada, naturalmente yo estaba dispuesto a casarme con ella. Le compré el anillo de compromiso y le di el dinero que me pidió para la boda, pero cuando supo que yo había invertido todo mi dinero en la empresa y no era tan rico como ella pensaba, se gastó el dinero en un aborto y desapareció.

-Qué horror _ murmuró Jimin.

-Lo realmente horrible fue saber que yo había pagado por ese aborto.

-Pero no fue así, Jeon, tú no sabías nada...

-Todo somos responsables de nuestras acciones Jimin y del efecto que ejercen sobre la gente que nos rodea. Ella era mi novia, mi prometida... por eso no he vuelto a confiar en otra persona.

-Pero no todos somos como ella, Jungkook, y no se puede vivir sin confiar en los demás.

-Por ahora no me ha ido mal _ replicó Jeon _ Pero olvida lo que he dicho, tienes la capacidad de hacerme revelar más de lo que quiero revelar... más de lo que es bueno para los dos.

-¿Cómo puedes decir eso? Es esa desconfianza lo que te hizo pensar que yo te estaba engañando, que sólo quería tu dinero. Por eso te casaste conmigo, ¿no?, habías perdido un niño y querías estar seguro de que no perderías otro _ dijo Jimin con sus ojos cristalizados.

-Jimin, ¿qué más da el porqué?, el caso es que estamos casados y que te protegeré...

-Como te proteges a ti mismo, apartando a todo aquél que quiera acercarse, así no se puede vivir.

Jeon se levantó abruptamente.

-Estoy demasiado cansado para discutir, tengo que irme a Japón por la mañana y necesito dormir un rato, me voy a la otra habitación.

Jimin dejó caer la cabeza sobre la almohada. Era mucho más difícil llegar a él de lo que había creído, ¿Cuántas veces iba a dejar que la usara para recibir después un jarro de agua fría?,  se merecía mucho más que eso.

Conocer las razones por las que Jeon Jungkook desconfiaba de los demás no la había ayudado en absoluto.

No estaba preparado para escuchar y no lo estaría nunca.

Venganza Amarga - KOOKMIN - TerminadaWhere stories live. Discover now