Chapter Eight : Rain or Drought.

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Las manos de Hyunjin tiemblan irracionalmente cuando toma el teléfono para llamar a MinHo, sus dedos se sacuden ante el miedo y el nerviosismo que lo recorren en ese instante, estando al borde de un ataque de pánico.

Sus lágrimas se deslizan una detrás de la otra hacia abajo por sobre sus mejillas, le arden los ojos y le duele la cabeza, pero no puede bajar la guardia, y mientras escucha los tonos del celular contra su oreja, MinHo no contesta.

La marca una llamada otra vez, la pantalla del teléfono está vuelta añicos pero aún funciona, y él procura que no le caiga ninguna lágrima para que no suceda un accidente mayor.

Cuando se mueve y se acurruca más en el pequeño agujero que ha encontrado para refugiarse, se golpea la cabeza con el tope de la madera y siente que su visión se nubla más de lo que ya estaba antes.

—. ¿Hyunjin? — La voz de MinHo se escucha grave, ronca y floja, y Hyunjin sabe que lo ha hecho despertarse después de marcarle una tercera vez; le sorprendía que no lo hubiese insultado, después de todo, eran las dos de la mañana.

Nuevamente es fin de semana, y como cualquier sábado, el padre de Hyunjin ha llegado alcoholizado, no obstante y para su mala suerte, sus actitudes violentas estaban incrementando.

El hombre nunca había sido un problema muy significativo en realidad, solía beber hasta la inconsciencia y solo dormir, pero desde unos meses atrás, simplemente optaba por deshacerse en ira y pagar su furia con lo primero que se le atravesara, que en la mayoría de los casos, era Hyunjin.

Había algo en especial que enfurecía al hombre, algo de lo que Hyunjin no tenía la pulpa: su rostro era la viva imagen de su madre, la mujer que abandonó a su familia.

El rencor de su padre era gigantesco, y parecía crecer día tras día; Hyunjin no tenía la culpa de tener el hermoso rostro de su madre, y recordarle a su padre la existencia de aquella mujer cada vez que se encontraban cara a cara en la casa.

—. Por favor, MinHo... Ayúdame.

La voz del rubio se oye entrecortada y temblorosa, está sollozando, pero por sobre todo, se nota que susurra, no queriendo hacer ningún ruido ni llamar la atención de nadie.

Aquella noche su padre había llegado más furioso que de costumbre, y encontrarse con su rostro tan solo había significado un detonante.

El hombre había comenzado a gritarle barbaridades e insultos en un principio, sin embargo se había enfurecido al notar que su hijo prácticamente había dejado de prestarle atención a los momentos en los que lo humillaba de forma verbal, por lo que había dado el siguiente paso.

Con la fuerza de un solo brazo había levantado una de las sillas del comedor, para lanzársela a su hijo sin ninguna clase de remordimiento.

Afortunadamente Hyunjin había reaccionado antes de que el hombre terminaste de arrojar la silla, y se había apartado lo suficiente como para que la misma no le golpeara el cuerpo, pero no se había salvado de que las astillas que salieron volando cuando se destruyó la silla contra la pared le rasguñaran la cara.

Había tenido que forcejear con el hombre después, empujándolo y haciéndolo caer al piso, para correr a su habitación y encerrarse.

En el proceso, el hombre le había lanzado además uno de los jarrones decorativos de la mesa de centro de la sala de estar, golpeándolo justo en el centro de la espalda y haciéndolo perder el aire por un instante.

Se había escondido entonces debajo del escritorio de su habitación, estaba en ese instante vuelto un ovillo tembloroso justo debajo de la mesa sobre la cual solía dibujar, rogando que su padre no lograse encontrar la llave de la cerradura de su puerta.

Magnolia ❞. ₊ [ HyunLix ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora