Chapter Twenty One : Autumn Breeze.

651 124 14
                                    

La primera semana después de que Félix llegase a Australia es apagada, aburrida y silenciosa.

En la papelería se sentía el cambio, la atención de Hyunjin, que desde unos meses atrás hasta entonces había venido siendo muy dulce y animada al saber que su novio pasaría a almorzar con él, se había vuelto silenciosa y neutra.

En casa no era muy distinto, dormía mucho, no hablaba demasiado y se la pasaba pensativo y suspirando.

La noche de ese lunes Hyunjin se encierra en su habitación para llamar a Félix, lo hace temprano, ya que ahora el menor lleva dos horas por delante de él, y no quiere interrumpir su descanso ni nada parecido.

Acomoda el celular en el borde del ventanal cerrado, para sentarse sobre su alfombrilla, abrazar su cojín y esperar a que el pecoso le responda la videollamada.

En un principio Félix contesta pero no activa su cámara, pero unos segundos más tarde se lo ve acomodar su propio celular en alguna superficie y sentarse en una silla frente a lo que parecía ser el escritorio de su habitación en aquella casa.

Lo primero que el rubio percata es el hecho de que Félix luce realmente apagado y decaído, está pálido y ojeroso, vestido de negro hasta el cuello y con los ojos adormilados.

Hablan un par de minutos sobre cómo han estado, Félix no cede demasiada información y contesta con pocas palabras, pero dibuja una sonrisita débil cuando al decir que está solo en casa, Hyunjin le dice que le hará compañía hasta que sus padres y su hermana regresen de comprar algo de cenar.

—. ¿Por qué no fuiste con ellos? — Pregunta mientras estrecha el cojín entre sus brazos, tratando de no pensar en lo mucho que desea que se trate de su novio y no de un cojín.

—. Necesitaba un respiro.

Los siguientes minutos Félix los invierte explicándole a Hyunjin cómo han estado las cosas en casa.

Después del fallecimiento de su abuela, su madre se había sentido tan afectada y decaída que se había enfermado casi de inmediato, le costaba dormir, le daba fiebre reiteradas veces al día, lloraba mucho y se había terminado por resfriar.

Ahora Hyunjin entendía de dónde Félix había sacado aquello de enfermarse cuando vivía emociones muy fuertes.

No conforme con todo eso, su hermana, menor que él, se había aislado completamente y no estaba exactamente ayudándolo a sostener el luto de sus padres, de modo que el lapso depresivo de los dos adultos podía resumirse a descuidar completamente la casa, y ella solo saldría para despejarse, mientras él tendría que quedarse cuidando a sus padres y ocupándose de las tareas del hogar; aún así no la culpaba y no reprochaba eso.

Se sentía muy presionado, no tenía la oportunidad de derrumbarse ya que estaba cargando los sentimientos de tres personas por sobre los suyos, y se le estaba haciendo muy cuesta arriba poder soportar eso.

Hyunjin siente que se le estrecha el pecho del dolor cuando observa a su novio romper en llanto tras la pantalla, sollozando de forma silenciosa mientras se hace bolita sobre su silla, y trata de reconfortarse abrazándose a si mismo.

—. Yo... Realmente quisiera poder abrazarte y sentir que todo estará bien.

El rubio suspira con pesar y lo mira entristecido, ni siquiera puede tener el amago de acariciarlo, y la punzada de la distancia le lastima el pecho.

—. Te prometo que todo estará bien, ¿si? — Le habla suave y cálido. — Ahora no puedo abrazarte, pero estoy contigo.

Félix asiente y traga fuerte mientras intenta apaciguar su llanto, y en el proceso en el que lo hace, un pequeño cachorro se abre paso por la ranura de la puerta y entra corriendo, agitando un juguete chillón en su pequeño hocico.

El menor termina dibujando una sonrisa débil, y tras limpiarse las lágrimas, se agacha para recoger al perrito, alzándolo en brazos y mostrándolo a la cámara. — Mira, tenemos un perrito panzón.

Hyunjin se ríe y lo observa, hablándole mimosamente a la mascota de su novio, logrando que este corretee sobre el escritorio y le ladre juguetonamente, bajando las patas frontales y meneando su colita, o a veces saltando como si quisiera lanzarse sobre él a pesar de que no entiende muy bien que el muchacho está tras una pantalla.

El corto suceso calma bastante la aflicción de Félix, y cuando lo baja y lo deja jugar por ahí nuevamente, vuelve a darle esa mirada repleta de cansancio a su novio.

Hyunjin lo observa en silencio, y permanecen sin tema de conversación por un largo rato, pero cuando el menor se levanta y se viste con uno de los hoodies de su novio, este último suelta una risita y lo mira de aquella forma repleta de amor que para Félix es como un abrazo en el alma.

—. Sabes que te apoyo, ¿verdad? — Le habla suavemente, y Félix asiente.

Pasa un rato acurrucado en aquella silla, jugando con las mangas del hoodie, que le quedan largas, y Hyunjin lo observa con amor, sin exigirle que hable o que hagan algo más que acompañarse.

De cualquier modo, un rato más tarde Félix se vuelve a secar las mejillas con las mangas del hoodie y sonríe débilmente. — Estos días, he estado hablándole de ti a mis padres... Un poco.

El mayor eleva sus cejas, algo nervioso, pero el hecho de saber que el contrario lo ha estado mencionando en su familia y causa una clase de seguridad que nunca había experimentado antes.

—. ¿En serio? — Murmura. — ¿Sus reacciones son buenas?

Félix sonríe y asiente. — Mi hermana es la más interesada en conocerte, pero mamá y papá están felices de saber de ti, dicen que eres guapo y que nos vemos lindos juntos.

Hyunjin suelta una risa que está entre lo animado y lo nervioso, y luego lo imita cuando Félix toma su celular y lo recarga en el respaldo de la cama, acostándose y arropándose hasta las mejillas.

Le ponen un poco más de tiempo a conversar, esta vez siendo Hyunjin el que habla sin parar, deteniéndose solo cuando se da cuenta de que Félix se quedó dormido, y terminando por colgar.

Esa es la última llamada que comparten, a partir de ese momento la comunicación con Félix se hace complicada, y una semana más tarde, Hyunjin tiene una expresión afligida mientras mira su teléfono durante el rato que lleva esperando a que MinHo termine de cocinar el desayuno.

—. ¿Está pasando algo? — Pregunta el castaño, y aunque lo que ve Hyunjin es su espalda ancha, sabe que debe estar teniendo una expresión confundida. — Te veo más preocupado que antes.

Hyunjin abulta los labios y suspira. — Félix se está comportando extraño, últimamente no habla conmigo.

MinHo le da una mirada serena y breve, y luego sigue cocinando.

La semana en curso ha sido complicada para Hyunjin, según le explica, Félix le ha escrito entre muy poco y nada los últimos días, y aquello lo tiene bastante preocupado.

Generalmente en las últimas semanas, Hyunjin es el primero en escribirle, y Félix tiende a ser más el que responde que el que escribe, pero lo que realmente perturba la tranquilidad del rubio, es el estado emocional que está atravesando su novio.

—. Me preocupa no saber cómo lo está pasando, la última vez que hablamos no se veía bien. — Y en medio de su estrés, se revuelve el cabello.

Agradece cuando MinHo le sirve la comida, y le da una mirada entristecida apenas lo tiene sentado al lado.

El mayor de ambos le ofrece una sonrisa sutil, y con una palmadita en el hombro y una suave caricia en la espalda intenta darle un poco de tranquilidad.

—. Félix está pasando por un mal momento, y está viviendo su proceso al ritmo que necesita, quizás solo está tomando el espacio que necesita para eso.

Hyunjin asiente y agacha la mirada, y entonces MinHo cierra su frase.

—. Por ahora, concéntrate en estar para él cuando esté y te necesite, pero mientras no sea así, no lo atosigues.

Y aunque lo respeta y lo entiende, por alguna razón, Hyunjin se siente profundamente incómodo con la situación en torno a Félix, la comunicación, y la distancia.

Magnolia ❞. ₊ [ HyunLix ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora