3 Sad eyes

160 37 45
                                    

Corría a toda velocidad en la pista, mis pies y mis manos trabajaban de manera ágil y sincronizanda; la temperatura de mis biocomponentes estaba en los límites normales y la sangre azul suplía cada parte de mi sistema

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Corría a toda velocidad en la pista, mis pies y mis manos trabajaban de manera ágil y sincronizanda; la temperatura de mis biocomponentes estaba en los límites normales y la sangre azul suplía cada parte de mi sistema. Estímulos eléctricos recorrían mis circuitos como plexos nerviosos en constante sinapsis. En cuestión de 7.52 segundos completé los 100 metros, el velocímetro en la meta marcaba el dato que ya conocía. Frené en seco sin sentir el más mínimo agotamiento. Las pruebas físicas eran tarea sencilla para mí. Los técnicos analizaban mis movimientos cuidadosamente, algunos se sorprendían de mis habilidades físicas,otros lo menospreciaban y lo veían como algo normal, como lo que debía ser.

—Muy bien Connor, un nuevo récord—anunció con una sonrisa la doctora Taylor que permanecía de pie a un lado —¿Te sientes bien?

—Sí lo estoy— suspiré agobiado de lo mismo todos los días. La mujer junto al grupo de técnicos se acercaron a mí para constatar los valores del medidor que rodeaba mi abdomen. Yo mismo era capaz de autoanalizarme regularmente, no necesitaba esto, pero mis creadores querían asegurarse por todos los medios posibles que no existiera ninguna falla en mí. Después de todo era el último androide de CyberLife, su última esperanza.

—¿Has notado sensación de calor en el área de tu LED?— preguntó después de verificar que todo estaba bien con los otros dispositivos conectados a mi cuerpo .

—No— respondí; aunque últimamente sí sentía fallos con mi LED, pero al ser algo tan esporádico no le daba importancia. De igual forma la doctora examinó la pieza circular de mi sien, que en ese momento no presentaba ningún problema.

—Si es así, todo parece en orden tus biocomponentes, visión, tu fuerza, resistencia, habilidades lógicas, cognitivas, integridad física... Tu funcionamiento es óptimo— concluyó finalmente tras horas de pruebas lo que yo sabía bien—¿Hay algo que quieras contarme, alguna preocupación?— me observó atentamente esperando mi respuesta mientras los técnicos procedían a retirarme los artefactos que aún traía encima. Negué con la cabeza. En realidad me sentía bajo mucha presión, el hecho de que me sintiera así era un motivo de desconfianza, por lo que prefería quedarme callado.
En ese momento recibí la notificación de un homicidio. Mi sistema estaba vinculado a la comisaría y registraba específicamente los casos con androides implicados. Últimamente iban en aumento, era una situación preocupante para los humanos.

—¿Un nuevo caso?— preguntó al notar mi LED que parpadeó en amarillo.

—Sí

—No te demoró más, vé y busca al teniente Anderson. ¿Tienes dinero?

—Ya no me queda.
Taylor saca un sobre del bolsillo de su bata, este traía algunos billetes dentro que posiblemente me alcanzaría para la semana; lo necesitaba para poder moverme en taxi por la ciudad o para cualquier situación que se presentara.

Al salir del centro primeramente fui a ver en el bar de Jimmy, es uno de los sitios más frecuentados por el teniente. No había rastro de él por lo que decidí buscarlo en su casa. Mientras el vehículo avanzaba de manera automática, mi moneda de plata rodaba por mis dedos, la arrojaba de una mano a la otra sosteniendola entre el dedo índice y medio. Era una forma de mantener mi habilidad de destreza y también lo único con lo que podía entretenerme en ese momento de espera. El taxi me dejó justo al frente de la humilde morada, nunca había estado aquí. Llamé varias veces a la puerta, pero no me contestó, había demasiado silencio y las luces estaban encendidas, miré a través de una de las ventanas del lateral de la casa, Hank estaba inconsciente en el suelo, rompí la ventana de cristal con mi codo y atravesé el espacio estrecho, había tropezado con mis pies terminando en el suelo, el sonido que hice debió alarmar a su perro, el cual se levantó y se acercó a mí, sin mostrarse agresivo, quizás asustado o curioso. Quedamos cara a cara podía sentir su respiración acelerada.
—Tranquilo...— levante una mano, impresionado al verlo, era un perro bastante grande —Sumo, soy tu amigo, me sé tu nombre, ¿lo ves? Vine a salvar a tu dueño— me mostré amigable para tranquilizarlo el San Bernardo se relamió el hosico y caminó hasta su plato para comer. Comencé a analizar el cuerpo de Hank, sostenía una botella de whisky, no había rastro de daño físico, solo persibí una ligera arritmia que no representaba nada grave en su salud, además encontré trazas de alcohol en su barba; todo indicaba que se trataba de un coma etílico.
—Teniente—llamé dándole pequeños golpes en su rostro, pero no recibí respuesta. Con menos paciencia le dí un golpe seco y sonoro con la palma de mi mano—Teniente soy yo, Connor— seguido de esto abrió los ojos con sorpresa, quizás no medí mi fuerza.
—¿Connor? ¿qué estás haciendo en mi casa?— me miró con desprecio. Lo agarre del brazo para intentar levantarlo.

Connor's SecretWhere stories live. Discover now