Una androide creada para enamorar, pero no para enamorarse y otro androide dispuesto a matar, pero jamás a dar su vida. Ella, una divergente condenada a existir en un ciclo en el que no puede morir y tampoco vivir. Pero nada será lo mismo luego de c...
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Connor me comentaba cada detalle de su día de trabajo mientras dábamos un paseo en la noche rumbo a Jericho. Me alegraba que hubiera logrado salvar a Simon y actuar sin que nadie sospechara de él; sin embargo la noticia de la extraña llegada de una nueva compañera no parecía agradarle completamente y a mi tampoco.
Entramos al interior del barco, ya conociéndonos el camino. De entre la oscuridad del pasillo emerge la figura de un androide caminando con dificultad.
—Simon ¡que gusto verte!— Connor sonríe al reconocerlo, el contrario le ofrece una sonrisa y un abrazo el cual fue devuelto. —Me había quedado preocupado. ¿No tuviste problemas en llegar hasta aquí?
—No, nadie me vio salir del edificio. De hecho justo acabo de llegar.
—Demosle la noticia a Markus, estoy segura que también se alegrará de verte.— sugerí con una sonrisa.
—Sí claro, ven con nosotros, también lo buscamos.— le habla Connor a lo que el rubio asiente.
Al adentrarnos entre el grupo de máquinas, Rupert aparece para saludarnos.
—Hola parejita.
—Hola Rupert ¿qué tal todo?— saludé ignorando aquella última palabra ¿parejita? ¿Por qué nos llama así?
—Muy bien, hoy han llegado muchos divergentes, algo está cambiando.— responde de forma esperanzadora. Miró a Simon quien permanecía apoyado prácticamente en un lado del cuerpo—Esa pierna no tiene buena pinta; ven, vamos a reemplazarla por una nueva.
—No es necesario, mejor guarda los recursos para alguien que lo necesite más.
—Simon no te preocupes yo y Angie volveremos a buscar más en otro momento. Puedes estar tranquilo.
—Vale iré. Luego los veo chicos.— se alejó junto a Rupert hacía lo que parecía ser un pequeño taller improvisado para reparaciones.
—¿Dónde podría estar Markus?— pregunto intentando encontrarlo entre la multitud.
—Hechemos un vistazo arriba— lo sigo por unas escaleras, y caminamos por un pasillo hasta dar con el líder de los divergentes. Markus mantenía una conversación calmada con su grupo. Nos aparecemos en la puerta sin saber si interrumpíamos.
—No se queden ahí pueden entrar— nos invitó Markus con un gesto.
—Gracias. Tomamos asiento junto a ellos en unas sillas libres.
—¿Qué noticias nos traen?— preguntó la androide pelirroja que estaba a su lado. Connor y yo nos miramos por unos segundos. Opté por darles la buena noticia.
—Simon, está vivo. Ralph lo está reparando ahora mismo.— las miradas de los que nos rodeaban se iluminaron.
—¿En serio? Eso es genial— celebró Josh con alegría.
