Una androide creada para enamorar, pero no para enamorarse y otro androide dispuesto a matar, pero jamás a dar su vida por amor. Ella, una divergente condenada a existir en un ciclo en el que no puede morir y tampoco vivir. Pero nada será lo mismo l...
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Después de varios días encerrada me dispuse a salir al patio. La mañana era nublada pero a ratos el sol se dejaba ver entre los nubarrones y era agradable sentir el ligero calor en mi piel. Estaba abstraída observando el cielo cuando me sobresalté al escuchar un ruido proveniente de uno de los arbustos, quizás sea un animal, pero podía distinguir que era una figura humana merodeando, murmuraba algo de forma repetitiva pero no lograba entender lo que decía. No había logrado ver su rostro, retrocedí unos pasos hacia atrás para entrar a la casa. El extraño escuchó el crujir de las hojas secas en uno de mis pasos por lo que se deja ver, por su LED supe que era un androide, llevaba un cuchillo en la mano y la mitad de su rostro incluyendo su ojo estaba muy dañado.
-Alejate de mí, no dejaré que me hagas daño- amenazó apuntando con el cuchillo al verme. Parecía muy nervioso y asustado.
-No voy a hacerte daño- levanté ambas manos mostrandole que iba desarmada para intentar tranquilizarlo.
-Mientes, todos los humanos mienten, humanos malos... mira lo que hicieron a Ralph- me muestra la marca en su rostro, con mirada triste.
-Soy una androide como tú ¿lo ves?-mostré una mano mientras la piel sintética se desvanecía revelando el material similar al plástico.
-Disculpa si te asusté, no era mi intención, Ralph ha estado nervioso últimamente ¿Vives aquí?- Asentí con la cabeza.-Genial, Ralph tiene vecina-celebró sonriendo, su rostro cambió en cuestiones de segundos.
-¿Qué haces aquí?-Le pregunté
-Buscaba algo de desayunar- lo miré extrañada ya que los androides no necesitan comer- No es para mí, es para una niña- explicó apresuradamente antes de arrojar mi interrogante.
-¿Y encontraste algo?
-La verdad es que lo perdí y no lo encuentro- miró por los arbustos mientras guardaba su cuchillo en una bolsa.
-Alice debe estar hambrienta, Kara está con ella, la cuida mucho. Ven conmigo a conocerlas, se llevarán muy bien- pidió con una sonrisa benevola, aunque me hacía desconfiar un poco-Anda ven, solo hay que cruzar la valla- incistió. Sé que me había amenazado con un cuchillo pero solo fue un malentendido tenía miedo y quería defenderse. Aunque parecía mentalmente inestable, no creo que un androide fuera capaz de matar a otro, mientras no sea humano creo que no hay problema en darle un voto de confianza. Comenzó a caminar e hizo un ademán para que lo siguiera. Caminé tras él , atravesamos una parte donde la valla estaba rota y justamente a un lado estaba su casa. Pasamos por un pasillo lateral antes de abrir la puerta. -Ven pasa, no seas tímida- me invitó a entrar, una androide y una niña miraban con atención mi llegada-Kara, Alice, les presento a mi vecina Emm...- se interrumpió al darse cuenta que no sabía mi nombre, chasqueó los dedos pensativo por lo que decidí completar su frase.
-Angel
-Hola mucho gusto.-saludó la androide de pelo corto-Toma asiento con nosotras- dijo mientras señalaba una silla de la mesa en la que se encontraban.
