Una androide creada para enamorar, pero no para enamorarse y otro androide dispuesto a matar, pero jamás a dar su vida. Ella, una divergente condenada a existir en un ciclo en el que no puede morir y tampoco vivir. Pero nada será lo mismo luego de c...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Aquel grupo de androides había llegado antes que nosotros con un mismo propósito. Connor y yo nos miramos sin saber que hacer; aunque no hicimos el más mínimo sonido, uno de ellos volteó, tal vez por el presentimiento de ser observado. En su rostro resaltaba el detalle de un ojo verde y el otro azul, no tenía LED a diferencia de sus compañeros androides, los cuales siguen la dirección de su mirada hasta dar con nosotros. El androide se decide a dar un paso con intención de acercarse a hablar, pero este es detenido por una pelirroja que lo toma del brazo.
—No vallas— le murmuró viéndonos. Él la ignora y decide avanzar con suaves pasos hasta detenerse frente a nosotros. Su mirada llena de desconfianza lentamente se transforma al ver que nos tomabamos de la mano.
—¿Qué buscan aquí?—preguntó
—También necesitamos piezas para nuestro grupo—responde Connor cabizbajo. El contrario lo mira detenidamente.
—¿Connor?— preguntó ladeando la cabeza con una mezcla de curiosidad y sorpresa.
—Sí, soy yo— afirmó dejándose ver mejor.
—Pensé que estabas de lado de los humanos.
—Eso era antes. Ahora soy un divergente como ustedes y estoy aquí porque quiero proteger a los míos.— habló con seguridad, sin embargo el otro seguía desconfiando.
—¿Solo han venido ustedes dos?— preguntó a lo que ambos afirmamos.—Entonces vengan y tomen lo que necesiten— expresó de forma cortante.
—Gracias— dijo Connor de igual modo.
Todas las miradas cargadas de desconfianza y desprecio se dirigieron al ex cazador de divergentes. Era evidente que su presencia incomodaba al grupo, el ambiente era tenso. Él se mantenía en silencio limitándose solo a guardar algunas bolsas de plasma azul en su mochila.
En ese momento vimos una luz reflejada en el suelo,un androide uniformado que sostenía una linterna, nos había atrapado infraganti mientras custodiaba la zona.
—Están cometiendo una infracción de grado dos invadiendo una propiedad privada. Daré aviso a seguridad.
Antes de que uno de nosotros pudiera decir algo escuchamos una voz y otra luz volvía a verse en el suelo.
—¡Jhon! ¿Dónde estás?
Nos miramos entre todos, con la única idea de escondernos detrás de las cajas. El androide de ojos llamativos se lleva consigo al vigilante. El hombre se escuchaba cada vez más cerca de nosotros, intentaba mantener la calma después de todo era solo un guardia contra un grupo. Jhon camina hasta el humano sin la intención de delatarnos.
—Aquí estás ¿Va todo bien?
—Sí, todo en orden.
—Bien. Envía un informe a la central, hay dos drones averiados— el humano se alejó y yo suspiré aliviada al estar fuera de peligro.
