Una androide creada para enamorar, pero no para enamorarse y otro androide dispuesto a matar, pero jamás a dar su vida. Ella, una divergente condenada a existir en un ciclo en el que no puede morir y tampoco vivir. Pero nada será lo mismo luego de c...
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El agua fría recorre mi cuerpo, envolviéndome en una sensación refrescante. Los receptores de mi piel se habían vuelto más sensibles desde que soy divergente, por lo que podía percibir cada gota resbalando por mí cuerpo desnudo. Mientras el agua sigue cayendo cierro los ojos y quedo reflexionando sobre todo lo ocurrido esta noche. Recuerdo las palabras que yo y Angie habíamos compartido, su insinuación sobre una relación amorosa, y las miradas llenas de expectativa. La emoción y la incertidumbre se entrelazaban dentro de mí, con mi deseo oculto de explorar algo más junto a ella. Visualizaba aquella danza que Angie ejecutó en el aire. Sus movimientos elegantes eran una expresión artística de libertad y belleza capaz de cautivar y enamorar los ojos que la veían. La sensación intensa de nuestros labios encontrándose una segunda ocasión llena mi mente. Esta vez había sido distinto, aunque tuve otras opciones para despistar a los policías, era eso lo que deseaba y no podía controlarlo, en ese momento las emociones fluían entre nosotros mientras nos entregabamos en ese beso, había química pero ninguno de nosotros se atrevió a admitirlo. Tanto ella como yo preferimos fingir que no pasó o que fue algo sin importancia que no valía la pena comentarlo. Mientras rememoro ese momento un cálido y estremecedor cosquilleo recorre mi cuerpo, al punto de cambiar la textura de mi piel, algo que me parecía extraño pero agradable al mismo tiempo. Acaricio mi brazo, con la mano contraria podía sentir el relieve de mi piel bajo mis dedos y como esta mueva textura se hacía más pronunciada. De repente con mis ojos cerrados seguía recorriendo el resto de mi cuerpo con mis manos mientras de forma involuntaria mi imaginación hacía de las suyas. Por un momento imaginé que Angie me acariciaba, pero logro detener dicho pensamiento y evitar que continuara desarrollandose para terminar a saber en qué.
Suspiro profundamente y me dispongo a salir de la ducha. Después de secarme, me visto con mi pantalón de uniforme y me dirijo a la habitación. Angie me esperaba despierta, con las sábanas cubriendo sus piernas.
—Toma, bébete esto — me ofrece una botella de plasma azul. La cual acepto con una sonrisa mientras me siento en la esquina de la cama. Sabe que necesito mantener la temperatura de mis biocomponentes, por eso siempre me ofrecía esa bebida.
—Gracias— dije después de tomar ese líquido azul e insípido que enfriaba mi interior.
—Ven acuéstate. Necesitas descansar.
—No estoy cansado, además en una hora ya debo irme y no puedo llegar tarde.
—Yo te despierto si te quedas dormido. Solo ven y trata de dejar la mente en blanco.— ella extiende un brazo para que me acurruque a su lado. Suspiro poniendo los ojos en blanco, por no poder decirle que no a su invitación. Gateo sobre la cama y me arrecuesto sobre su pecho con su brazo rodeandome en un abrazo. —Cierra los ojos— ordena con voz tierna y lo hago sin protestar.
Siento sus dedos acariciando y jugueteando con mi pelo y escucho su voz suave tarareando una canción. La paz y la calma del momento hace que mi cuerpo se relaje y que mi funcionamiento se haga cada vez más lento al punto de hacerme perder la noción del mundo y entrar en el modo de reposo.
