Una androide creada para enamorar, pero no para enamorarse y otro androide dispuesto a matar, pero jamás a dar su vida. Ella, una divergente condenada a existir en un ciclo en el que no puede morir y tampoco vivir. Pero nada será lo mismo luego de c...
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Luego de soportar los malos comentarios del detective Reed, me mantenía ajeno a cada tema de conversación del grupo, no encajaba aquí, solo quería irme y volver a casa.
Las luces deslumbrantes y la música a todo volumen unido al bullicio de las personas atacaban mis sentidos. Aunque muchos parecían disfrutar de esa experiencia sensorial, para mí era una batalla entre la incomodidad y el deber de estar allí.
—A veces suelen venir algunos cantantes, pero hoy no hemos tenido suerte, lo siento Layla— habló la oficial Chen.
—No pasa nada. Será para la próxima— dijo la cumpleañera con una sonrisa amable. —¿Connor no tomas nada?
—Solo puedo consumir thirium.
—¿Qué pasa si tomas whisky por ejemplo?— preguntó Hank mostrando su vaso casi en el fondo—Animate, estás apagado ¿Lo pillan? apagado...— bromeó riéndose a carcajadas de su propia broma.
—Debe darle un corto circuito. Sería divertido ver eso— Comentó Gavin con un tono burlesco.
—Ya deje de beber teniente— a causa de la música exageradamente alta, levanté la voz al verlo servirse el séptimo vaso. Sabía lo dañino que era para su salud, siempre intentaba advertirle, pero al ver la mueca en su expresión sabía que sería ignorado como siempre.
—Lo que faltaba un androide dándome órdenes. Mejor deja de meterte en mi vida y vete a la mierda— gesticuló de forma torpe tomando un largo trago de whisky. Fruncí el ceño levemente conteniendo las ganas de arrebatarle el vaso de la mano.
Tina me miró momentáneamente con cierta lástima, cambiando luego la mirada para comenzar a hablar con Layla y Gavin. Me sentía molesto por la actitud de Hank e incómodo en todos los aspectos, debía buscar la forma de irme sin llamar la atención, de todos modos no creo que noten mi ausencia.
Mientras planeaba y valoraba algunas estrategias, de repente las luces de todo el local se apagaron de forma misteriosa, dejando al lugar sumido en la oscuridad y el breve silencio que fue interrumpido por los murmuros. Una voz femenina y angelical resonó en la oscuridad por encima de todas las voces acaparando la atención del público.
—¿No me habían dicho que hoy no había ningún espectáculo?— preguntó Layla viendo a Tina.
—Quizás surgió un cambio a última hora— respondió ella encogiéndose de hombros.
Una luz tenue iluminó únicamente el centro del pequeño escenario, revelando la imagen de una enigmática chica de vestido rojo. No sé cómo lograba amplificar su voz sin necesidad de micrófonos, sin levantar la mirada del suelo seguía cantando al ritmo del vangraund. Levanta la cabeza y logro detallar los rasgos de su rostro, estaba adornado con una elegante máscara de maquillaje que hacía resaltar de sobremanera sus ojos azules como luceros. Esos rasgos tan delicados, esa figura esbelta y aquel collar exactamente igual al mío ¿Angel? Una parte de mí no podía creer lo que estaba viendo, pero mi lado más analítico luego de recopilar todos estos detalles me confirma que solo podía ser ella.
