Una androide creada para enamorar, pero no para enamorarse y otro androide dispuesto a matar, pero jamás a dar su vida. Ella, una divergente condenada a existir en un ciclo en el que no puede morir y tampoco vivir. Pero nada será lo mismo luego de c...
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La noche en el carguero abandonado era tranquila como siempre. Ya habían pasado algunos días de nuestro último enfrentamiento con los humanos; sin embargo, Connor y yo nunca dejamos de visitar este sitio, después de todo aquí estaba nuestro pueblo.
Me encontraba sentada cerca del fuego proveniente de uno de los barriles, observando a todos a mi alrededor; pero como siempre mi atención termina por centrarse en Connor, quién permanece a lo lejos hablando con Rupert.
Me sobresalto un poco al notar una presencia a mi lado, sonrio ligeramente al ver a la androide de pelo azul.
—¿Qué tal todo?— le pregunté cortésmente.
—Bien, no me quejo, aunque podríamos estar mejor.
—Lo sé, luchamos por eso mismo— dije en un suspiro.
—No tienes buena cara, ¿ha pasado algo? Digo si se puede saber— instintivamente miré el motivo que me tenía así y luego bajé la cabeza sin saber cómo expresarme.
—La última vez que conversamos, me dijiste que estaba enamorada ¿Recuerdas?— afirma con la cabeza—Pues tenías razón.
—¿Y qué hay de malo en eso?
—Es qué, es tan frustrante. Una parte de mí quiere entregarse y aceptar este sentimiento, pero otra parte sigue presa en el Club Edén.
—Entiendo— dijo con algo de seriedad desviando la mirada hacia un lado— También encontré a esa persona que te hace amar lo que siempre odiaste. Sé perfectamente por lo que estás pasando.
—¿Y qué hiciste?
—Al principio intenté alejarme, pero luego me dí cuenta que la necesitaba más que nada en el mundo. Entonces comprendí que era mejor dejar de luchar conmigo misma— escuchaba atenta sus palabras —Deberías darle una oportunidad.
—Creo que ya es demasiado tarde.— me levanto devolviéndole una mirada antes de irme —Estaré por aquí cerca, saluda a Jade y a los niños de mi parte. — dije de forma amable pero algo decaída, Alexa solo asintió con la cabeza. Me alejé buscando un momento a solas conmigo misma.
Caminaba lentamente por la cubierta superior del barco, contemplando la puesta de sol entre los enormes edificios de la ciudad. Me detengo apoyándo mis brazos sobre la baranda mientras obsevaba al horizonte. En un suspiro Connor viene a mi mente, me encantaría que estuviera a mi lado. Muevo la cabeza con frustración renegando lo que acabo de pensar.
Habían pasado varios días desde aquella conversación. Nuestra conexión se había perdido casi completamente, al punto de parecer dos extraños; el contacto físico entre nosotros era prácticamente nulo, aquellas conversaciones, las sonrisas, el brillo de nuestras miradas, todo eso de repente había dejado de existir. Me había aferrado a la idea de que alejarme era lo mejor para nosotros, porque sentía que él merecía a alguien mejor, a alguien que no tuviera miedo de darlo todo.
