↳ «22» 🐾

1.3K 221 107
                                    

Los pulmones me quemaban por la falta de aire. Había corrido más de lo que podía imaginar gracias a la adrenalina, pero no sabía cuánto más aguantaría. Me dolían las piernas y el corazón se me escapaba por la boca, pero su paso seguía igual de veloz, si no más.

Doblé de improviso en una calle, escuchando como sus garras se deslizaban por el suelo ante la inercia de seguir hacia adelante, y me precipité a trepar la cerca de una casa. Lo había despistado por un momento, pero sabía que volvería detrás de mí.

Me precipité hacia la parte trasera del jardín ajeno al que me había metido, esperando poder esconderme en algún lado, pero fue demasiado tarde. La cerca cedió ante un fuerte golpe y, antes de que terminara de voltear hacia él, ya lo tenía encima de mí.

Sentí un empujón y un golpe en la cabeza. Luego, todo negro.

Abrí los ojos poco a poco. Me sentía atontada y veía un poco borroso, pero la vista se me acomodó con un par de pestañeos.

Las paredes azules y las almohadas mullidas del cuarto de Stan, su ropa repartida por el suelo...Todo era familiar, incluso el pijama que llevaba puesto, se lo había visto puesto a él incontables veces.

Me tomó unos minutos dilucidar donde estaba y recordar lo que había pasado. Entonces me senté de repente, provocando un sacudón en mi cabeza que lamenté al instante.

—Despacio...

Mi cuerpo se sobresaltó al escuchar una voz junto a mí.

Él estaba ahí, sentado sobre una banqueta que había arrastrado hacia al lado de la cama. Se veía cansado y abatido, con ojeras pronunciadas y una mirada cargada de culpa. Pero sobretodo, se lo veía humano.

—No lo entiendo...

Me miré las manos, estaba viva y aparentemente sin ningún rasguño. Estaba en su cama, con su pijama y a salvo, pero no me sentía tan a salvo. ¿Había sido todo un sueño? ¿O acaso había por fin descendido a la locura total?

Le dirigí otra mirada para asegurarme de que realmente fuera humano. No había colmillos ni garras, ningún indicio de lo que había ocurrido esa noche.

Stan soltó un suspiro que sonó entrecortado, como si estuviera intentando no llorar, y bajó la mirada. Tenía ambas manos aferradas entre sí con mucha fuerza, intentando calmarse a sí mismo.

—No sé...no sé ni cómo empezar—titubeó, aún con la voz temblorosa.

— ¿Fue real? Todo eso...

—Sí.

Las manos me temblaban así que me encogí dentro del cubrecamas para disimularlo, pero sentí una puntada de dolor en mi muñeca derecha al moverla. Ahora que la miraba con detenimiento, un moratón amarillento había empezado a formarse a su alrededor.

Los recuerdos de esa noche iban apareciendo poco a poco, me había tomado la muñeca con demasiada fuerza para quitarme las llaves, y no había notado el dolor en el momento a causa de la adrenalina. Luego me había perseguido por la calle, y ahora estaba aquí. Nada tenía sentido.

—Nada de esto tiene excusa.

Stan levantó la mirada finalmente, y esta vez no la bajó al cruzarse con la mía. Sus ojos estaban llenos de lágrimas que se negaba a dejar salir, tenía los hombros encorvados y no paraba de temblar. Nunca lo había visto tan derrotado como en ese momento.

—No merezco que me perdones. Por nada de lo que te hice—tuvo que tomar un momento para respirar, ya que su voz se quebraba demasiado—. Pero...realmente espero que puedas encontrar en el fondo de tu corazón la forma de perdonarme. Y soy un egoísta por no querer perderte, pero te quiero muchísimo y no puedo luchar contra eso.

Please don't Bite • Stan x Reader • [South Park]Where stories live. Discover now