↳ «24» 🐾

602 90 28
                                    


Pasaron semanas desde que había visto a Stan transformarse. Creería que eso era un factor determinante para acabar con una relación, pero nos había fortalecido más que nunca.

Ya no andaba escapando de nuestras citas ni portándose de forma misteriosa, cada vez que tenía una crisis respecto a su condición yo estaba ahí para ayudarlo. El tener a alguien de su lado lo había aliviado tanto que, por primera vez en meses, lo veía sonreír y actuar con normalidad sin necesidad de fingir.

Ya no había secretos entre nosotros...

— ¿Stan?

La puerta trasera de su casa se encontraba entreabierta. Había querido sorprenderlo ese sábado, yendo a su casa de improvisto con la idea de ver películas o salir a dar un paseo, pero estuve al menos treinta minutos llamando y nadie había abierto la puerta. Así que, en un momento de inspiración, me asomé al jardín trasero.

Y ahí estaba, la puerta de madera meciéndose con el viento, amenazando con abrirse por completo en cualquier momento. Me resultaba extraño que, si no había nadie en casa, se hubieran dejado la puerta trasera abierta.

—Stan, voy a entrar, ¿está bien? —me acerqué a la puerta y husmeé hacia adentro, pero no había nadie.

La casa estaba silenciosa, con los rayos del sol del mediodía iluminando la mesa del comedor y la cocina. Me asomé a las escaleras y repetí su nombre una vez más, pero nada.

Un escalofrío me recorrió la espalda. Había algo extraño en el ambiente, no podía descifrar exactamente qué, pero algo estaba mal.

Capté una sombra pasar por el rabillo del ojo, pero cuando me volví a mirar hacia mi derecha, no había nada ahí.

El sonido de la puerta a mi izquierda hizo que me sobresaltara, y cuando volteé hacia el otro lado la vi cerrada.

Me empezó a correr un sudor frío por la nuca, aunque aún no estaba segura de por qué, una alarma se había activado en mi cabeza.

— ¿(t/n)?

La voz de Stan detrás de mí hizo que el alma se me saliera del cuerpo y volviera luego de unos segundos flotando.

— ¡Por dios, Stan! ¿Quieres matarme de un susto?

— ¿Qué haces aquí? —su tono de voz no sonaba preocupado, sino más bien confundido.

Intentaba parecer normal, pero noté como su pecho subía y bajaba con la respiración acelerada y el cabello desordenado.

—Vine para sorprenderte, pero... encontré la puerta abierta y... ¿Estás bien?

Stan estaba congelado, mirándome con los ojos bien abiertos y los labios apretados. Se notaba a todas luces que estaba intentando relajarse y evitar que yo descubriera algo. Vi la duda en sus ojos, brilló ahí durante unos segundos, pero luego desapareció tan pronto como llegó.

Stan suspiró y se dejó caer en una de las sillas del comedor. Las luces seguían apagadas, por lo que los rayos del sol que entraban por la ventana se posaron en su rostro apenas se sentó, y sus ojos cobraron un color tan claro como el hielo.

—Bien, no más mentiras, lo prometí.

Empezaba a preocuparme, así que recargué mis brazos en el respaldo de la silla junto a él, mirándolo fijo.

— ¿Qué sucede, Stan?

Él no alzó la vista.

— ¿Recuerdas lo que dije...sobre no conseguir una manada?

Asentí con cautela, preparándome para lo que fuera que estuviera por decirme.

—Bueno... estuve en el bosque hace unos días, suelo ir ahí a despejarme... Y, bueno... encontré un grupo de gente...

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 10 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Please don't Bite • Stan x Reader • [South Park]Where stories live. Discover now