↳ «8» 🐾

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Sentía las gotas de sudor resbalar por mi frente y decantarse por mis sienes, luchando contra el impulso de levantar el brazo para secarme. Mis pulmones ardían por la falta de aire y mis músculos ya pedían por un descanso urgente, pero apenas estábamos entrando en calor.

No quería parar a descansar, no quería mostrar debilidad ante el tanque de tiburones que ya de por sí me observaban expectantes, esperando a que fallara.

—Vamos, señoritas, ¿eso es lo mejor que tienen? —Bebe caminaba de lado a lado, posando su mirada sobre cada una de nosotras durante unos segundos eternos.

Era mi primer entrenamiento con ellas, y contaba con que Wendy fuera la que lo dirigiera y así me diera un respiro, pero Bebe se apareció esa mañana al canto de que Wendy iba a llegar tarde. El alma se me cayó a los pies cuando me noté rodeada de rostros desconocidos y hostiles, pero aun así intenté dar lo mejor que tenía para demostrarles que estaban equivocadas sobre mí.

Aun así, Bebe la tenía en mi contra. Ni siquiera se molestaba en prestarles atención al resto de las nuevas, pero por alguna razón a mí me había cogido manía. Dejó su caminata de lado a lado para acercarse a mi puesto y posarse frente a mí, mirándome desde arriba con una sonrisa de suficiencia.

—Dame veinte más—no se movió ni un centímetro a pesar de mis quejidos con cada abdominal.

Apreté los dientes, tragándome la impotencia, y usé esa pequeña llama de enojo para tomar más fuerza entre cada movimiento. El resto de las chicas a mi alrededor ya habían terminado con su serie, así que se detenían a ver con curiosidad el pequeño tormento de Bebe.

Me sentía intimidada, pero me enfoqué en mis músculos contrayéndose y en contar cada abdominal en voz alta. Estaba por terminar, y lo estaba haciendo muy bien, lo que pareció molestar a Bebe aún más ya que se puso de cuclillas a mi lado.

—Vamos, solo te faltan diez. No vas a rendirte ahora, ¿verdad? —presionó dos de sus dedos contra mi abdomen, estrujando aún más los músculos adoloridos y sacándome un quejido cada vez que mi cuerpo se levantaba.

Su sonrisa se ensanchaba con cada abdominal, como si disfrutara con mi dolor. Una de las chicas dio un paso hacia adelante, dudando, pero Bebe la detuvo poniendo un brazo frente a ella.

Apretaba sus dedos cada vez más, provocando una punzada cada vez más dolorosa. Estuve a punto de rendirme y dejarme caer, ya no podía, me ardía demasiado y tenía la lengua seca pegada al paladar, exigiendo agua; pero la puerta del gimnasio se abrió cuando solo me faltaban tres para acabar.

—Lamento el retraso, tenía que organizar un par de cosas para el baile...—la voz de Wendy se hizo más clara a medida que iba acercándose al círculo que se había formado a mi alrededor— ¿Qué están haciendo?

Bebe se apartó apenas Wendy estuvo lo suficientemente cerca como para vernos, dándome un alivio tan repentino que tan solo me dejé caer al piso exhausta.

—Tienes un núcleo muy débil, habrá que trabajar en eso—se dignó a decirme a medida que volvía a ponerse de pie.

Había apartado su mano antes de que Wendy pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, pero aun así no se libró de una mirada de reproche de ésta.

Bebe era demandante, pero noté que la que realmente tenía dotes de liderazgo era Wendy. Su simple presencia imponía respeto, y las chicas le obedecían sin siquiera abrir la boca.

Le bastaron tan solo cinco minutos para quitarse el abrigo, dispersar a las chicas a mi alrededor y darle un par de órdenes a Bebe. Finalmente, se acercó a mí en mi descanso para tomar agua.

Please don't Bite • Stan x Reader • [South Park]Where stories live. Discover now