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La semana de la prueba llegó más rápido de lo que esperaba, pero no estaba asustada. Había estado entrenando duro, tanto que llegué a preocupar a mis padres por mi repentino gusto por salir a correr por las tardes. No estaba en forma, pero al menos podía seguir el ritmo y ya casi me aprendía la coreografía que Wendy me había enviado por whatsapp, así que me veía preparada.

Era una coreografía bastante sencilla, así que eso tampoco me preocupaba. Kyle solo exageraba, ser porrista más fácil de lo que esperaba.

—Todavía no puedo creer que vayas a postularte en las pruebas—Cartman se encontraba frente a mí en la mesa del almuerzo, esperando a que nuestros amigos terminaran de comprar su comida—, sabía que eras patética, pero no imaginaba hasta qué punto.

—Al menos ella hace algo de ejercicio, ¿qué tal tú? —Stan llegó en el momento justo, dejando caer su bandeja sobre la mesa y tomando asiento a mi lado.

Titubeé sin poder agregar nada, ya que el simple hecho de que me estuviera defendiendo había atontado mi cerebro como cada vez que hacía algo lindo por mí. Eso de estar enamorada me estaba arruinando la vida.

Kyle se acercó a nosotros junto a Kenny, pero tuvo que dar la vuelta y sentarse con Cartman—a su pesar—al ver que el asiento junto a mí ya estaba ocupado.

—No tengo nada en contra de las hamburguesas, pero si nos siguen sirviendo eso todos los días voy a acabar por convertirme en una.

— ¿Tú no vas a comer nada? —Kenny fue el único que notó el espacio vacío frente a mí, donde debería haber una bandeja como la de ellos.

Negué con la cabeza y empujé de vuelta su plato hacia él cuando intentó ofrecérmelo.

—No puedo tragar nada, los nervios me cerraron el estómago.

—Bueno, Kyle y yo no tenemos entrenamiento hoy, así que podríamos acompañarte si quieres—Stan le dirigió una mirada a su amigo, para comprobar que éste estuviera de acuerdo—. Ya sabes, para darte apoyo moral.

Otra vez mi garganta se cerró por completo y mis manos empezaron a gesticular, en busca de dar a entender los sentimientos que no podía expresar con palabras. Kyle intervino al ver que estaba quedando como una estúpida—otra vez—y llamó la atención de Stan.

—Podemos ir todos, somos sus amigos después de todo—noté como pateaba a Cartman por debajo de la mesa, ya que este profirió un quejido— ¿verdad?

—Sí, sí, no iba a decir nada, joder—Cartman le dirigió una mirada de rabia mientras se estiraba hacia abajo para masajear la pierna adolorida.

No presté nada de atención a clases ese día, me pasaba las horas repasando la coreografía en mi cabeza e imaginando los miles de escenarios posibles. No me importaba demasiado no quedar en el equipo, mi preocupación mayor era exponerme frente a las chicas más populares del instituto y ridiculizarme a mí misma. No estaba en condiciones de lidiar con un suicidio social a esas alturas del año.

La campana de fin de clases me sacó de mis pensamientos y noté como tanto Stan como Kyle se volteaban a verme, expectantes. Tragué saliva y me levanté de mi asiento, aún tenía que ir a cambiarme y esperar en el gimnasio a que las chicas me llamaran, pero ya me sentía como al borde de un ataque de nervios.

—Lo vas a hacer bien—Kyle palmeó mi espalda apenas salí del vestuario, con la ropa de gimnasia—. Bueno, quizás lo hagas fatal, pero estoy seguro de que te dejarán entrar por compasión.

Golpeé su brazo un par de veces, pero sin poder evitar contagiarme con su risa. El resto de los chicos nos alcanzaron de camino al gimnasio, mientras Kyle masajeaba mis hombros y me daba palabras de aliento. Ambos sabíamos que estaba frita, no había hecho ejercicio en toda mi vida y no podía compensar eso con un par de semanas de entrenamiento, pero al menos se molestaba en fingir que me tenía fe.

Please don't Bite • Stan x Reader • [South Park]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora