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Peter miraba a Beatriz; yacía enfrente sentada en una cubeta volteada analizando las piezas grasosas de una caja que habían sacado del rincón. El cabello casi negro cayendo sobre sus hombros a lo Joan Jett, las pecas bajo sus ojos y aquel semblante tan tranquilo pero al mismo tiempo concentrado en lo que hacía. Era linda, de eso no había duda. Luego de su intento fallido con Gamora añadiendo la pérdida de Yondu, no había tenido oportunidad de ver más allá de los trabajos. Estar en la tierra comenzaba a sentirse como un descanso muy merecido que en compañía de la recién conocida no le parecía tan mal.








—¿Te puedo preguntar algo?—habló, sacándole de su trance.








—Claro.








—¿Porqué no te ves como tus amigos?—levantó la mirada—ya sabes...








—¿Menos atractivo? ¿Menos guapo?








—Humano—aclaró con diversión.








—Esa iba a ser mi siguiente sugerencia—ella sonrió, intentando no reír—soy mitad humano, por mi madre. Y mitad celestial.








—¿Y eso qué significa?








—Que mi padre era un planeta, básicamente—los ojos de Beatriz estaban abiertos de la impresión—es una larga historia. No quiero aburrirte.








—No puedes dejarme con la duda, Peter.








Suspiró rindiéndose. ¿Cómo decirle no a esos bonitos ojos cafés? Aparte, no era como si Peter fuera reservado o no le gustase impresionar a los demás.








—Si, él tenía este propósito raro de expandirse por la galaxia. Hacía esta cosa de tener hijos con diferentes especies y consumir su poder. Nada le resultó hasta que llegué yo e intentó usarme—la joven le miraba atenta, había subido el pie a la cubeta usando su rodilla para recargar su barbilla—pero al final lo destruí.








—Y yo que creía que mis problemas paternales eran graves.








Ambos rieron.









—Pero basta de mi heroico historial ¿qué hay de ti?








—Soy totalmente normal.








—No te creo. Debe haber algo que haga a Beatriz brillar—soltó una risita desviando la mirada. Para ser un completo extraño tenía las expectativas muy altas acerca suyo. Lo pensó por un instante pero no tuvo la valentía necesaria para hablar, se limitó a negar suspirando—con que haciéndote la misteriosa, ¿huh?









—No hay misterio, no hay nada brillante. No soy un héroe espacial como tú—se encogió de hombros y continuó revolviendo fierros.









Peter entrecerró los ojos observándola fijamente. Era en verdad difícil, parecía que de nada servía seguir prolongando el tiempo a su lado. El metal que necesitaba estaba en su bolsillo hace más de una hora.








—Creo que lo tengo—levantó el pequeño metal luego de sacarlo.








—¿Eso es un compresor?—ladeó la cabeza ligeramente, curiosa.








—En realidad no, pero Rocket puede modificarlo.









Dicho eso ni siquiera se preocupó en dejar todo como estaba, guió a Peter de vuelta a la nave cuyo alrededor ya se había convertido en una especie de campamento donde sus amigos descansaban al aire libre. El sol mañanero se colaba por entre las ramas pero el frío permanecía.









—Uy, por fin—se quejó Rocket sentado en una baúl bajo un árbol.








—A ver si esto sirve—lanzó el objeto directo a él.








El marsupial lo analizó por unos segundos, dándole vueltas y mirado a través de los orificios.








—Meh, puede que sí.









Beatriz miraba la escena detrás de Peter sin ser detectada por los otros que seguían en sus asuntos: Drax dormido recargado en un tronco —hasta roncaba— y Mantis miraba a los diferentes pájaros cantores revoloteando por encima de ellos entre las ramas.








—¡Ay güey!—exclamó la chica llevándose las manos al pecho.









Un pequeño ser de color café se encontraba tocando la superficie de su bota. No le llegaba ni a la rodilla y tenía una amplia sonrisa.










—¡Oye! ¿Qué te dije de asustar a la gente?—le regañó Rocket desde la rampa de la nave donde estaba por ponerse a trabajar.










—Lo siento, es muy escurridizo—Peter se agachó para tomar al pequeño ser entre sus manos y ponerlo a su altura.









—Yo soy Groot—habló mirándola.









—Hola, Groot. Yo soy Beatriz.










—Yo soy Groot.










Ella frunció el ceño confundida, cosa que hizo al hombre sonreír ligeramente.










—Su idioma es muy limitado. Se basa en esas tres palabras.









—Y acaba de preguntar que si eres la nueva novia de Quill.









El mencionado miró a Rocket fulminante. No había necesidad de traducir aquello y aún así lo hizo. Soltó una carcajada ante su reacción y volvió a los cables que sobresalían de las paredes metálicas. Las mejillas de Beatriz estaban coloreadas de rojo para cuando Peter le devolvió la atención.










—No, no soy su novia—dijo cruzándose de brazos con incomodidad.








—¿Yo soy Groot?—el ser se giró hacia quien lo sostenía.








Otra carcajada de Rocket a lo lejos. Negó ante su pregunta tratando de no delatarse con la expresión en su rostro. Ella no entendía nada pero tampoco quería despedirse tan pronto.










—Uh, deben estar hambrientos. Puedo traerles algo de la casa si quieren.










—¿Comida?—se giró ante Drax uniéndose a la conversación—yo quiero comida.









—Lo que Drax quiere decir—Peter acercó a Groot a su hombro, sin dificultad alguna el pequeño se sentó en su nuevo lugar—es que eso sería muy amable de tu parte. Lo agradeceríamos mucho.









—Claro, no hay problema. Ya vuelvo.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora