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Contraxia era el planeta en donde los sujetos de peor reputación de la galaxia se divertían y Beatriz lo sabía. Lo sabía porque ya había estado allí anteriormente como parte de un viaje de cumpleaños que Peter planeó. Mantenía sus brazos cruzados cuando puso pie sobre la nieve blanca que cubría el piso como si de alfombra se tratase. La fría brisa le hizo cerrar los ojos y respirar hondo. . .






—Y...¡sorpresa!—exclamó Peter quitando las manos de sus ojos haciéndole abrirlos lentamente—feliz cumpleaños, muñeca.






Era la primera vez que Beatriz tenía la oportunidad de estar rodeada de blanco. Había nieve crujiendo bajo sus botas en el piso, nieve cubriendo la Milano y nieve cayendo a modo de pequeños copos frente a sus ojos. Sonrió ampliamente estirando la mano para ver cómo las minúsculas partículas aterrizaban con suavidad en su palma.






Peter admiraba la ilusión en su mirar posicionándose a su lado. Él había estado en todos los lugares y situaciones imaginables pero tener a Beatriz a su lado era vivirlo de nuevo por primera vez, como verlo a través de otro punto de vista.






—Peter...—cómo amaba la manera en que decía su nombre con su característica pronunciación—esto es...






Sin tener palabras que describieran lo que sentía soltó una risita combinación de nervios y emoción. Parecía una escena que había visto en televisión con la aurora boreal en tonos verdes decorando el cielo nocturno que poseía dos lunas y cientos de pequeñas estrellas. Peter se acercó a ella para besar su mejilla posando la mano en su cadera.






—Vamos—le dijo ahora poniéndole el gorro de la chaqueta negra que usaba, su nariz poco a poco se tornaba roja por la temperatura pero eso no borraba su amplia sonrisa.






Tomándole de la mano caminaron lo suficiente para poder ver detrás de tanta nieve el principal atractivo del planeta: el conjunto de edificios con letreros neón.






—Aquí es donde los Devastadores vienen a divertirse—comenzó a explicarle—no toda la ciudad tiene a criminales bebiendo y peleándose pero es mejor que no te separes de mí, por si acaso.






—Entendido, Star-Lord—respondió tomándole también con su otra mano por el brazo. Pese a usar los guantes que él le regaló para la ocasión podía sentir su calor traspasar el cuero.






Poco a poco se dio cuenta que los letreros se entendían sin necesidad de leerlos y entendía a lo que se refería con divertirse. El alcohol y mujeres era lo que abundaba a donde sea que mirara.






—¡Peter Quill!—exclamó un hombre acercándose a ellos con su variado grupo detrás. Ambos se detuvieron. Beatriz miró a su novio aferrándose un poco más de lo normal inconscientemente, acto que el tipo notó mirándole de pies a cabeza. Desde las botas negras con más de un grillete, el abrigo largo cubriéndole más que bien del frío hasta su fleco desordenado casi encima de sus ojos cafés—y compañía...¿no piensas presentarnos?







—Starhawk—-dijo sin mucho entusiasmo y una sonrisa no muy convincente—por supuesto. Ella es mi novia, Beatriz.






—Hola—-les saludó agitando con timidez la mano.






—Nos gustaría quedarnos un rato pero tenemos una cita muy importante al otro lado de la ciudad y ya vamos tarde—apretó los labios antes de comenzar a caminar de nuevo-nos vemos.






Beatriz se despidió de ellos con el mismo gesto y una pequeña sonrisa amable cuando pasaron a su lado.






—Tus amigos se ven agradables—comentó sarcásticamente un par de minutos después.






—Como no tienes idea—le respondió entre risas.






Conforme avanzaban entre las calles desproporcionadas los letreros neón eran cada vez menos así como los edificios cambiaban a ser más rústicos, menos oxidados y el ambiente se sentía menos pesado sin dejar esa esencia misteriosa. Le llegó a recordar al pueblo de una de sus películas favoritas de todas: Frozen. Y sospechaba que luego de verla juntos un par de semanas antes la idea había surgido -añadiendo que alguna vez le mencionó que nunca había estado bajo un clima de ese tipo- lo cual hacía el asunto mil veces más dulce de lo que ya era.






Las fotografías no faltaron en la galería del viejo iPhone de Beatriz durante el paseo y la cena en un pequeño restaurante. No importaba realmente lo que estaban haciendo mientras le tuviera a su lado, cosa que se notaba en el brillo de sus ojos aún estando de vuelta en la Milano.






Beatriz colgaba la helada chaqueta cuando una dulce melodía que le era familia inundó la nave entera: I'm On Fire de Bruce Springsteen. Casi al mismo tiempo las manos de Peter se posaron en sus caderas, jugando con el borde de su pantalón. Ella sonrió.






—Hey little girl, is your daddy home? Did he go and leave you all alone? Mhmm—cantaba junto a Springsteen muy cerca suyo, podía sentir su respiración en su cuello—I got a bad desire...oh, oh, oh, I'm on fire.






Se dio media vuelta para poder observarle. Amaba cuando hacía ese tipo de gestos no sólo porque tenía una voz agradable si no por el hecho de comunicarle lo que sentía por medio de algo tan inmortal como una canción.






—Tell me now, baby, is he good to you?—ella negó siguiéndole el juego a la letra—and can he do to you the things that I do? Oh no...I can take you higher.






Oh, oh, oh, I'm on fire






Sin resistirse a la intimidad del momento junto a lo linda que se veía bajo la luz azulada no tuvo que pensarlo dos veces para cortar la poca distancia que tenían con un beso al que no tuvo resistencia alguna si no que al contrario, le recibió con todo gusto posicionando una mano en su cuello y la otra en su pecho acariciándole por encima de su playera gris. Al separarse no lo hicieron del todo pues seguían sosteniéndose uno al otro. Allí, en medio del tiradero producto de todo el equipo, Beatriz suspiró. En ningún momento imaginó que terminaría así de enamorada de alguien, ni siquiera los Jonas Brothers en su época dorada se comparaba y eso que ella juraba y perjuraba que si no era con Joe Jonas, no estaría con nadie.






Sometimes it's like someone took a knife, baby
Edgy and dull and cut a six inch valley
Through the middle of my skull






—Me tienes muy mal, Peter Quill—dijo ladeando un poco la cabeza sin evitar sonreír. Era una sonrisa de alguien que había ganado el premio mayor y ocultar algo así sería muy deshonesto.





At night I wake up with the sheets soaking wet
And a freight train running through the middle of my head






—Se nota—su tono engreído y expresión coqueta no hizo nada más que reafirmar su confesión. Entonces besó su mejilla y sin desaprovechar dicho acercamiento murmuró la siguiente estrofa—only you can cool my desire.






—Pongámoslo a prueba entonces—habló mirándole de nuevo a los ojos.






No hizo falta que dijera algo más para que le tomara en brazos con suma facilidad como si fuesen una pareja de recién casados dirigiéndose a un lugar más privado entre risas y miradas atontadas. . .






—¿Betty?






La voz de Rocket le hizo abrir los ojos parpadeando repetidamente para alejar las lágrimas que se avecinaban mientras se limpiaba la mejilla con su mano. Inhaló y exhaló antes de mirarle.






—-Estoy bien—le sonrió apretando los labios. Lo que menos quería era preocuparlo—vamos.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora