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          La Milano se encontraba siendo cargada de combustible en el pequeño planeta de paso Corcorde que consistía en eso, comercios para viajeros. Peter, Rocket y el pequeño de Groot habían bajado a conseguir algo que comer aprovechando los locales de alrededor.






—Encontré esto—dijo Gamora sentándose en el lugar vacío de Peter en la cabina, detrás se encontraba Beatriz quien al instante supo que mentía. La fotografía estaba en la habitación de Peter dentro del libro que leía—tirado por allí.






—Gracias—la tomó dándole una amigable sonrisa.






—Y...¿quienes son?






—Mi familia en mi último cumpleaños—se acercó un poco para que ambas pudieran apreciarla—él es mi hermano Javier, mi hermana Carlota, mis abuelos. Mi mamá. Mi tío Marco y su hija Julieta. Mi tío Enrique...






—¿Y tu padre?







—Demasiado ocupado para estar en fotografías. Era como Drax en este momento—señaló detrás. El mencionado estaba parado escuchando la conversación—siempre al fondo, imperceptible según él pero todos sabían.






—¡Ugh!—se quejó dejándolas.






—Sólo lo como veía dos días cada mes y yo no existía hasta que necesitaba ayuda en algo. Pero está bien, no es como si yo sufriera mucho por su ausencia ¿sabes?






—Sé lo que se siente tener un padre así—Beatriz entrecerró lo ojos sabiendo ya el pasado de Gamora pero le dejó hablar—sólo servía para pelear, me usaba para conseguirle cosas y hacer el trabajo sucio.






No se parecían casi nada sus situaciones si lo decía con esas palabras pero entendía su punto y apreciaba que se abriera de esa manera con ella. ¿Y Gamora? Bueno, esperaba otra respuesta totalmente diferente considerando que tomó a propósito la fotografía entrando a curiosear entre sus cosas. El ver a una familia sonriente rodear a Beatriz no tenía sentido ante sus ojos. ¿Cómo porqué abandonaría algo así para unirse a ellos?






—Siempre son los padres ¿eh?—la de piel verde asintió.






—¡Nena! ¡No vas a creer lo que...!—Peter se detuvo al ver a ambas conversando—uy, lo siento. ¿Interrumpí algo?






—No, nada—respondió Gamora por las dos levantándose.






Peter se quedó donde estaba asimilando la interacción por un momento. Después pareció quitarle importancia yendo a su lugar para poder contarle la loca anécdota a su novia, misma que le escuchaba con una sonrisa.






Para cuando llegaron a la base principal nadie tuvo tiempo de discutir. Todos fueron directo a sus habitaciones para poder descansar luego de la última misión. Los segundos corrían en la pantalla del celular justo arriba del rostro de Beatriz, enfocando a su vez las almohadas de la cama que compartía con Peter que le observaba recargado en la mesa al otro extremo del cuarto mientras se deshacía de sus armas y cinturón. Como siempre, el espacio y sus combinaciones de colores acompañándoles a través del ventanal.






No sé cómo le hizo pero Mantis terminó encima del gruñón y pudo hacer uno de sus trucos mentales. Capaz que terminó creyéndose un conejito y pudimos cobrar la recompensa. Peter me dijo que con eso me llevaría a un restaurante fresa en Xandar así que luego les haré un tour por allá—bostezó—díganle a mis hijas que su papá y yo les mandamos muchos besos y abrazos. Los quiero.






Cortó el video dejando el celular en la mesita de noche junto a la lámpara. Usaba una de las playeras de Quill como pijama ya lista para dormir, esperando a que él se uniera a su lado.






—¿Sabes? Comienzo a sentirme como un padre irresponsable—dijo caminando a la cama sin fallar en hacerle reír—sólo me han visto una vez y no aporto a su pensión alimenticia.






—Más bien suenas como uno promedio de donde soy.






—¿Y eso es bueno o malo?—preguntó confundido, al mismo tiempo que se quitaba las botas sentado en la orilla.






—No tengo idea—admitió con diversión.






Entonces se acercó a él con una sonrisa pudiéndole abrazar por el cuello y aprovechando el gesto para besar su mejilla. Peter dejó de lado lo que hacía para poner las manos encima de las suyas. Era uno de esos momentos que ella jamás llegó a creer que tendría.






—No sé que haría sin ti—habló recargando la cabeza en su hombro.






—Volverte loca, quizás—se giró un poco para poder mirarle de frente.






—Puede ser.






Ella acarició la mejilla de Peter, gesto que le dio entrada para abalanzarse en su dirección y poder besarla tomándola por la cintura.






Te amo tanto, Peter Quill—su voz era baja a razón de la cercanía que mantenían.






Él sonreía. No hacía falta que lo dijera para que lo supiera. Cada vez que se reía de sus chistes malos, que buscaba su calor al dormir o simplemente cuando se miraban cómplices estando al lado opuesto de una habitación se lo hacía notar. Pero el escucharlo de su voz junto al peculiar acento con que pronunciaba su nombre lo volvía todo mil veces mejor.






—Yo también te amo, mi Star-Girl.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora