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        Mantenía las manos dentro de los bolsillos caminando entre Rocket y Nebula. La nieve crujía bajo sus botas, el frío quemaba ligeramente su rostro y el cielo estaba oscuro. El lugar seguía igual de sucio y callejero, parecía que lo único que cambió había sido ella.







La información que tenían se basaba en una sola palabra o más bien nombre: Kafrene. No fue dificultad alguna para Rocket encontrar su ubicación sobretodo al ser buscado en más de un sistema.







Entraron al bar principal de dicha pintoresca villa con una imagen suya en la pequeña tableta del mapache. Poseía una especie de corona de cuernos a lo Darth Maul y piel cocodrilezca. La mayoría de los tipos allí lucían parecido así que tendrían que hacerlo con mucho cuidado para no levantar sospechas.







—Beatriz—habló una voz profunda a sus espaldas.







Era Starhawk. Pero a comparación de la primera vez que le conoció no se escondía si no que le mantenía la mirada fija esperando a que dijera una palabra incorrecta para...







—Escuché lo de Quill—puso una mano en su hombro, su expresión se suavizó—lo siento mucho, niña. Él era uno de nosotros lo que a ti te hace parte también. Estamos a una llamada de distancia.







—Gracias.







Le sonrió apretando los labios para luego observar a sus dos acompañantes y alejarse sin añadir comentarios.







—No puede ser—bajó la mirada hacia Rocket—¿ese era Stakar Ogord? ¿EL Starhawk?







—Ajá.







Se dio la vuelta para continuar abriéndose paso entre las mesas, pláticas llenas de ego y bebidas. Posó la mano encima de la cabecita de Rocket deteniéndolo y haciendo que mirara al fondo. Allí estaba su sujeto riendo con una de las mujeres del local de al lado.







—¿Porqué siempre nos tocan los más feos?—murmuró yendo directo al tipo—¿Señor Kafrene?







El par se quedó en silencio siendo una especie de señal para la mujer que no lo pensó dos veces y se alejó, cosa que no le gustó por la expresión de su rostro.







—¿Qué quieren?







—Saber la nueva ubicación del Coleccionista—Nebula estaba frente a él al otro lado de la mesa—nadie lo ha visto desde hace un par de años pero al parecer tú eres su traficante favorito.







Soltó una carcajada ante la petición.







—Si quieren les doy la ubicación de dónde guardo mis créditos también—contestó burlesco, riendo ruidosamente.







Beatriz miraba fijamente su horrible rostro. Quizá era el volver al planeta donde no tuvo nada más que buenos momentos o el que no le tomaran en serio luego del suceso de Thanos pero había llegado a su límite. Sabía que el amor dolía y que a veces podía llegar a ser cruel pero en su mente recordaba con tanta claridad cuando conoció a Peter. Su voz que daba vueltas en su cabeza cual melodía. El par de ojos claros mirándole con nobleza...eso era lo único en su mente cuando decidió tomar al tipo por el par de cuernos que tenía y estrellarlo contra la mesa con tanta fuerza que el vaso de cristal del que tomaba cayó al suelo. La tristeza pasó a rabia y no parecía tener vuelta atrás.








Sangre azul escurría de su nariz cuando se levantó gracias al efecto rebote que ocasionó el contacto con la superficie más Beatriz aún lo sostenía dándole la oportunidad de hablarle de cerca. Sus dos amigos veían con impresión la escena sin siquiera saber que hacer.








—Escúchame, no querrás hacerme enojar porque últimamente lo único que quiero hacer es despedazar a tipos grandotes como tú y ya no hay nadie que pueda convencerme de no hacerlo. Es más, creo que les haría un favor a medio bar—le dio un par de palmadas al blaster en su estuche colgando de su cinturón.







—Nos vimos hace una semana cerca de Furtron, no debe vivir lejos porque llegó en una cápsula sencilla—respondió quejándose, respirando contra el plástico de la mesa.







—¿Viste? No te costaba nada. A la próxima sé más educado o tendré que arrancarte otro cuerno.







—¿Otro?







Con todas las fuerzas que tenía jaló de dicha parte provocando un sonido de crujido antes del grito gutural. Los ojos de Rocket se abrieron de par en par desconociendo a su mejor amiga. Ella era siempre la que menos se quería meter en problemas, la que le evitaba quitar el seguro a sus granadas.







—¡Maldita loca!—gritó una vez más con la mano en la herida cuando retrocedió un poco.







—En realidad mi nombre es Star-Girl—le sonrió encajando el cuerno en la mesa.







Nebula miró a Rocket con la misma expresión en su rostro mientras los sollozos del tipo cubrían el fondo por encima de la música. Él se encogió de hombros sin saber qué decirle a la azul.








—¿Se van a quedar o qué?—habló alto sin mirar atrás.

star-girl    ✩   peter quillDonde viven las historias. Descúbrelo ahora